Al filo de las semanas va quedando claro que la segunda administración de Donald Trump tendrá un claro impacto sobre la inmigración y, por ende, sobre la economía. Las grandes firmas financieras empiezan a calibrar – y cifrar- lo que podría suceder, como es el caso de Goldman Sachs, que maneja como escenario principal que la inmigración disminuya pero de manera mucho menos drástica de lo que hacen temer las declaraciones de Trump.
Se espera que la inmigración neta a Estados Unidos se desacelere a 750.000 por año, muy por debajo del ritmo de los últimos tres años, pero solo moderadamente por debajo del ritmo normal anterior a la pandemia de coronavirus, escriben los economistas de Goldman Sachs Research Elsie Peng, David Mericle y Alec Phillips.
En su estimación de referencia, es probable que el impacto en el PIB de los cambios en la inmigración sea limitado: el ritmo más lento de la inmigración contribuiría entre 30 y 40 puntos básicos menos al crecimiento potencial del PIB estadounidense que el ritmo de 2023-2024, pero sería solo 5 puntos básicos menos que el ritmo anterior a la pandemia de coronavirus, punto de referencia temporal del estudio.
Según Goldman Sachs Research, el impacto de la reducción de la inmigración en el crecimiento de los salarios y la inflación debería ser modesto ahora que el mercado laboral estadounidense ha vuelto a equilibrarse. En su punto máximo, el impulso al crecimiento de la fuerza laboral proveniente de la inmigración fue de 100.000 por mes por encima del ritmo normal previo a la pandemia. Desde entonces, ha caído a 40.000 por encima del nivel típico y se prevé que vuelva a la normalidad a principios de 2026.