Los mercados de crédito mundiales se encuentran en un momento crítico de bajos tipos de interés e inflación al alza mientras los bancos centrales se enfrentan a la difícil tarea de poner fin a las medidas de estímulo sin que la volatilidad se dispare; esta es la valoración que hace Adrian Hull, corresponsable de renta fija en Kames Capital.
Tras un largo periodo de “hiperproactividad” por parte de los bancos centrales, durante el que hicieron todo lo posible por combatir la deflación y el bajo –o negativo– crecimiento mediante expansión cuantitativa y bajadas de tipos, ha llegado el momento de revertir esas políticas.
No obstante, ahora que los bancos centrales han iniciado este proceso, Hull advierte de que todo lo que no sea una normalización ordenada de las políticas monetarias mundiales podría tener graves repercusiones en los mercados de renta fija. “Los bancos centrales llevan seis años siendo hiperproactivos en política monetaria”, explica.
En su opinión, “es deseable que los balances de los bancos centrales empiecen a normalizarse y es probable que el ritmo sea benigno. La clave está en que el mercado de tipos de interés espera que los estímulos se retiren de forma ordenada y dilatada en el tiempo, como descuentan ahora mismo las valoraciones del mercado. Cualquier disrupción de este proceso ordenado podría provocar un fuerte repunte de la volatilidad y de las valoraciones”.
Sentimiento en el mercado
Para Hull, las valoraciones de los mercados de renta fija reflejan confianza en que las autoridades monetarias serán capaces de poner fin a las medidas extraordinarias de forma eficaz y organizada. Como señala el experto,los treasuries estadounidenses, que actúan como un proxy de los tipos de interés mundiales, siguen ofreciendo rentabilidades muy bajas, pese al aumento de la inflación, la mejora de los índices de gestores de compras (PMI) y el mayor crecimiento del PIB. El esperado efecto reflacionario de Trump finalmente no se ha producido en 2017.
Sin embargo, Hull considera que el entorno actual presenta numerosos riesgos, entre otros motivos porque las valoraciones resultan elevadas. “Los banqueros centrales son como pilotos manejando frenéticamente el instrumental de vuelo: saben que hay que aterrizar pero tienen que hacerlo ellos solos y deben sortear los vientos cruzados del sentimiento de los inversores”, apunta.
Según su criterio y experiencia, a los inversores les sigue preocupando que los precios oficiales ofrecen poco margen de maniobra y que los bancos centrales podrían tener problemas para aterrizar de forma segura. “De momento, los precios continúan siendo favorables pero cualquier desvío de este resultado podría enfriar el mercado de bonos”, concluye.