Si a raíz del resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las políticas se vuelven más proteccionistas, China se enfrenta a grandes riesgos. Dado que la economía del gigante asiático está en un momento delicado en su camino hacia un modelo de crecimiento económico impulsado por el consumo, un shock para sus industrias exportadoras podría aumentar el riesgo de una recesión y el malestar social.
El candidato republicano, Donald Trump ha amenazado con un arancel del 45% a las importaciones chinas, pero, como en el caso de México, una medida de este tipo requeriría el apoyo del Congreso y podría violar las normas de la Organización Mundial del Comercio. Por eso, Investec cree que este es un escenario poco probable.
“Lo que sí podría hacer Trump es denunciar que China está manipulando sus divisas, a pesar del hecho de Pekín está tratando de detener el debilitamiento del renminbi en lugar de alentar su fortalecimiento. A la luz de la interdependencia económica de China y Estados Unidos, creemos que es poco probable que Trump sea capaz de iniciar una guerra comercial abierta”, explican John Stopford, responsable de estrategias multiactivos en Investec, y Mike Hugman, estratega de renta fija de los mercados emergentes en la firma.
Sin embargo, recuerdan ambos gestores, con una presidencia de Hillary Clinton, China probablemente será bloqueada para obtener el estatus de economía de mercado de la OMC. Presionados por los ciudadanos, muchos políticos europeos también se oponen a que el país consiga esta denominación. En última instancia, creen Stopfordy Hugman, es poco probable que este factor tenga un gran impacto a medio plazo sobre las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China.
Por el contrario, China se beneficia de el colapso del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica. La segunda mayor economía del mundo no logro unirse al mega-acuerdo regional sobre comercio, lo que permitiría a EE.UU. estrechar los lazos comerciales en toda la región del Pacífico y continuar con el legado de Obama de pivotar hacia Asia.
“Sin un rival comercial que le haga frente, Pekín podrá ser capaz de fortalecer su comercio dentro de la región y ampliar su influencia, en particular a través de su programa ‘One Belt, One Road’, que busca conectar China a Europa por tierra a través de Eurasia y por mar a través del Océano Índico y el Canal de Suez. A largo plazo, si China tuviera éxito en el reequilibrio de su economía y revirtiera los flujos de capital y lograra ampliar el uso del renminbi como moneda de comercio internacional, el hemisferio oriental podría llegar a tener cada vez más influencia en todas las cosas, desde la tecnología a la financiación”, concluyen.