En su último informe Focus Europe, el banco Deutsche Bank analiza cinco razones que explican la recuperación del mercado español y su historia de “turnaround”, si bien también advierte del trabajo aún pendiente en su economía. Bajo el título “Cinco lecciones del ave fénix español” (ver archivo adjunto), los analistas del banco evalúan la experiencia de España durante la crisis para sacar algunas conclusiones claras sobre la estrategia seguida por el país. Y destacan sus aciertos y errores.
Entre los aciertos, que pueden servir de lecciones a otros mercados, destacan en primer lugar que fue un acierto ocuparse del ajuste en el sector privado antes que llevar a cabo una consolidación fiscal a cualquier precio. Según el informe, al evitar un ajuste fiscal excesivamente duro, frente a las peticiones de las autoridades europeas y el Fondo Monetario Internacional, España encontró un equilibrio “manejable” en cuanto a la política pública que permitió un ajuste “convincente” del sector privado, sin “detonar una espiral recesiva que se retroalimentara”. “Madrid entró en una dura disputa con la Comisión Europea en la primavera de 2012 sobre la revisión del objetivo de déficit fiscal”, recuerda, si bien también señala que en parte lo hizo por las difíciles relaciones entre gobierno central y autonomías sobre este tema. Para ello, unos costes laborales “comprimidos” y una mayor flexibilidad para los despidos permitieron que muchas empresas redujeran empleo, evitando así su cierre definitivo, y que las empresas extranjeras aumentasen sus inversiones en el país. También ayudó a que la necesaria reducción de la deuda en empresas privadas ocurriese de manera más rápida. Como resultado, “España está generando suficientes recursos internos para se independiente de una industria bancaria que pasa dificultades” pues, según el banco, hay potencial de que se produzca un rebote en las inversiones. Además, aunque no toda la productividad se ha restaurado, los negocios ya no necesitan recortar puestos de trabajo y pueden permitirse ser un poco más generosos con respecto a aumentos salariales.
En segundo lugar, el informe destaca, como segunda lección, que el apoyo europeo fue crucial, aunque a veces de manera sutil. En retrospectiva, Rajoy hizo bien en no tomar un completo paquete de ayudas que habrían llevado a la intervención de las autoridades mundiales, dice el informe. “Retener la soberanía fue un buen activo para llevar al país a través de la crisis”, aunque matiza que, sin ayuda de Europa, España no habría podido recapitalizar el sector bancario.
En tercer lugar, la actitud de los sindicatos ante las reformas del mercado laboral importó tanto como las reformas estructurales. El banco destaca que a pesar de las huelgas generales encabezadas por UGT y CCOO, los sindicatos aceptaron el gran cambio salarial establecido en 2011, desligando los sueldos de la inflación, algo clave para contenerla, y aceptando también acuerdos de recortes de empleo en forma de ERTE. “Los sindicatos cooperativos son clave para que España atraiga inversión extranjera”, dice el informe.
En cuarto lugar, destacan que España tiene un tejido social que contribuye a gestionar el desempleo masivo. “El alto nivel de desempleo estructural sugiere que se necesitan más reformas pero el tejido social del país está en marcha para gestionar el desempleo masivo”, dice el informe.
Y por último, señala que incluso los gobiernos obligados a tomar medidas impopulares pueden ganar elecciones. Así, aunque las pasadas elecciones europeas mostraron el auge de partidos minoritarios, los dos principales (PP y PSOE) aún fueron los más votados. “Nuevos partidos y radicales están ganando tracción pero España ha escapado al terremoto que ha sacudido las viejas democracias europeas”, con el auge del populismo. En su opinión, la paradoja “Jean-Claude Juncker”, según la cual los gobiernos en Europa saben bien qué hacer pero no saben cómo resultar reelegidos después en las urnas, puede no producirse en España.
Lo que queda por hacer
El informe también incluye varias advertencias para España que incluyen la necesidad de reducir la deuda pública, velar por el riesgo de deflación y por el efecto a largo plazo de las altas tasas de desempleo, sobre todo entre los jóvenes. También destaca el riesgo político sobernista en Cataluña.