China acaba de entrar en el año del tigre, en el que el gigante asiático vivirá importantes eventos, empezando por los Juegos Olímpicos de invierno y terminando por el Congreso del Partido Comunista. Esto, unido a la política de cero casos de coronavirus, indica que “la autoridad gubernamental será muy promercado para que el tigre esté acompañado de un toro”, ha señalado Romualdo Trancho, director y miembro del equipo de Desarrollo de Negocio de Allianz Global Investors, en un evento organizado por Epika Comunicación y bajo el título «La fuerza del tigre».
China no pasa desapercibida, sobre todo en un entorno tan propicio para encontrar oportunidades atractivas. Sin embargo, también tendrá que encarar retos y superar ciertos prejuicios que hacen que desde Occidente se miren con recelo muchos de sus pasos y no se tenga tan en cuenta como se debería.
La primera idea que tenemos que desechar acerca de este país es que ya no es emergente. Así lo han señalado varios expertos del sector que han protagonizado el evento. Juan Ramón Caridad, Managing Director, Head of Iberia y Latam de GAM Investments, insiste en que asignarle el apellido de emergente sería “abusar”. Sobre todo cuando hablamos de un país que tiene una potencia y un liderazgo en tecnología importante, así como una posición comercial de primer nivel. Además, según relata Caridad, cuenta con margen en su política monetaria y fiscal.
Trancho también insiste en la idea de que China no es un país emergente y señala que tiene que ser considerado como una parte estratégica en las carteras. “Por la potencia de mercado interno, perspectivas de crecimiento, por su relevancia y liderazgo no hay que verlo como algo cortoplacista, táctico o satélite”, argumenta. Asimismo, advierte de que el 70% del mercado está en manos del inversor retail, lo que genera muchas ineficiencias porque se mueve por modas o miedos y no por fundamentales. “Tratamos de convertir esas ineficiencias en oportunidades de inversión”, detalla.
La subdirectora de Estrategia para España y Portugal de JP Morgan AM, Elena Domecq, alerta de que no se puede pasar de largo y de que China será una parte importante de las carteras. “Antiguamente, se podía asociar con un mercado más dominado por el gobierno, ligado a la actividad manufacturera por su obra barata, pero ha evolucionado muchísimo y hay grandes multinacionales chinas. Además, es de escala, muy líquido y es diversificado”, esgrime.
Asimismo, recuerda los objetivos de China: crecer a un ritmo moderado, pero más sostenible con la aspiración de doblar su PIB de 2020 en 2035 y lograr una prosperidad común que enriquezca y genere una clase media más alta.
Temáticas para invertir: tecnología y sostenibilidad
Queda claro que China es un lugar en el que estar, pero ¿dónde? Según ha explicado Domecq, primero hay que poner en contexto de dónde viene China. Por un lado, ha experimentado un cambio en el modelo económico (de uno basado en exportaciones e infraestructuras a uno más basado en el desarrollo del consumidor); por otro, ha tenido una prosperidad en forma de caos que ha creado muchas desigualdades. “Con todas las regulaciones, lo que China quería conseguir era un crecimiento moderado pero sostenible en el tiempo. Quieren un crecimiento de calidad vs cantidad y pensamos que es buena oportunidad para invertir”, advierte la experta.
En cuanto a temáticas, Domecq se decanta por la tecnología. Su principal argumento es que China tiene el objetivo estratégico de ser autosuficiente en tecnología. Frente a las dudas y el ruido que generaron las reformas señala que “todas las medidas regulatorias que introdujeron el año pasado, ciberseguridad, privacidad… son cosas que en Europa ya hemos hecho, pero tardamos muchos años, mientras que en China fue en cuestión de un fin de semana, lo que causó volatilidad y nerviosismo”, explica.
Trancho destaca otro de los grandes objetivos del gigante: la prosperidad común. Por lo que resalta dos aspectos muy relacionados con esa búsqueda de prosperidad: la sostenibilidad y la autosuficiencia. “Ya ha declarado que en 2060 será neutral en emisiones, algo que se tiene que trabajar desde ahora, por lo que en todo lo relacionado con sostenibilidad, energías renovables, el vehículo eléctrico, gestión de residuos, consumo de agua… pensamos que habrá muchas oportunidades”, explica.
El experto advierte de que la transición no será gratis, requerirá de la colaboración público-privada y será un recorrido largo, pero, por otro lado, el interés y la prioridad del gobierno es clara. “Tenemos que tratar de convertir esa prioridades estratégicas en oportunidades de inversión”, señala.
Caridad coincide con sus compañeros, pero introduce varios matices. Por ejemplo, en el sector tecnológico explica que solo les irá bien a aquellas empresas que no pongan en peligro los datos de los usuarios. En temas de consumo también advierte de que habrá grandes ganadores y perdedores, por lo que concluye que “más que una selección de sectores es una selección de compañías”.
Puntos de tensión
El país también se enfrenta a varios riesgos y se pueden localizar puntos de tensión que deberían vigilarse. La regulación y la reciente intervención del gobierno en determinados sectores han asustado a muchos, sin embargo, los expertos insisten en que hay que saber interpretar los movimientos del país.
Algunas de las regulaciones más llamativas del pasado año fueron las de educación o las del sector de videojuegos. Pero los expertos advierten de que una vez se analizan las razones no parece que sean tan malas noticias. “China piensa más a largo plazo. No es que esté intentando hacer más clase media sino más clase media alta. Esto explica la gran cantidad de reformas”, explica Caridad. Muy ligadas también a su objetivo de impulsar la natalidad.
Concretamente, el experto localiza dos grandes riesgos. En primer lugar, la inflación subyacente: “Si la gente tiene hambre se te tira a la calle”, alerta. Seguido de la política de comunicación con Occidente, ya que siempre vemos las reformas como una “especie de apocalipsis”, pero advierte de que lo tienen muy pensado y tienen margen para llevarlas a cabo.
“Puede que veamos alguna reforma más, pero todas tienen su fundamento”, añade Domecq. Además, los ponentes coinciden en que el objetivo de China será llegar al congreso del Partido Comunista con estabilidad. “Si tiene que haber cambios no será para molestar a la población ni al mercado, querrán llegar con poco ruido”, ha señalado Alfonso García Yubero, director de Análisis y Estrategia de Santander Private Banking Gestión, y moderador del evento.
Otro de los puntos a vigilar es el endeudamiento del país. “El alto nivel de apalancamiento que hay en China nos preocupa y creemos que hay que vigilar de cerca. China tiene que mantener un equilibrio entre políticas monetarias que se están relajando y que no supongan más apalancamiento. Su objetivo es mantener la estabilidad financiera en el sistema”, explica Elena Domecq.
“La economía china en cuanto a deuda no es ultra fit, pero tampoco se tiene que poner en bañador en tres días y en los próximos cinco años lo puede gestionar bien”, añade Caridad.
Respecto a los riesgos geopolíticos, que la atención internacional esté centrada en la frontera con Ucrania disipa ciertas presiones y el foco de Estados Unidos en China, señala Caridad. “China tiene que ganar con este río revuelto, más entrada de materia prima (gas) y menos presión geopolítica”, añade.
Asimismo, la experta de JP Morgan AM advierte de que seguirá habiendo volatilidad en el corto plazo por los riesgos geopolíticos, porque veremos más regulación encaminada a dirigir ese crecimiento hacia una sostenibilidad y calidad del crecimiento, y por posibles eventos sanitarios. “No es un mercado fácil, es muy denso y tiene muchas especificaciones. Pero las volatilidades que vemos en el corto plazo no deberían desviar la atención que merece en el largo plazo”, insiste.