China está experimentando numerosos cambios. Desde el punto de vista económico, sufre un menor crecimiento y desde el punto de la demanda de inversión, ha mejorado su posición al lograr un mayor peso en los índices globales. Además, se enfrenta a grandes novedades políticas, en especial las medidas de modernización que está introduciendo su presidente, Xi Jinping, pero también de riesgos, como la tensión comercial que tiene con Estados Unidos. Este entorno abre muchos escenarios para los gestores, que buscan en China oportunidades de inversión.
Por ahora, el mayor riesgo para las perspectivas económicas sería un fuerte deterioro del crecimiento chino, que podría representar un importante shock. Dada su posición en la economía mundial, las perspectivas de China serán claves. “Se espera que el crecimiento mundial se ralentice este año y debería seguir condicionado principalmente por las relaciones comerciales con Estados Unidos. El crecimiento entre países está menos sincronizado que en el pasado. Estamos empezando ver una divergencia entre una economía estadounidense todavía robusta y el debilitamiento de las economías europea, china y japonesa”, explica Hervé Chatot, gestor de multiactivos de La Française AM.
Para evitarlo, el gobierno chino se está esforzando por implementar diferentes medidas que lleven a la economía hacia la calidad, sin que por ello suponga un gran descenso de su crecimiento. Según afirma Thomas Rutz, del equipo de inversión en mercados emergentes de MainFirst, “se está relajando la política fiscal y monetaria del país para lograr un crecimiento más lento pero estable en el futuro y está fijando un objetivo de PIB más moderado del 6% al 6,5%. La desaceleración es una evolución natural, que fue anticipada por los mercados y que viene ocurriendo desde hace tiempo. Al abordar activamente el problema, China se asegura de que la ralentización natural se produzca de forma controlada y de que el apalancamiento pueda gestionarse adecuadamente. Creemos que China todavía tiene suficiente espacio para hacer crecer su economía en el rango establecido y que el empleo de medidas para impulsar el consumo es el camino correcto a seguir”, señala.
Para Hans Bevers, economista jefe de Bank Degroof Petercam, en general, “si bien los políticos en China siguen tratando de detener la desaceleración del crecimiento, es poco probable que las medidas de estímulo relativamente modestas adoptadas hasta la fecha den lugar a un aumento significativo de la demanda”.
Internamente, China se mantiene firme ya que, pese al descenso en su renta disponible, el gobierno está lanzando medidas para amortiguar la situación. Por el momento, la atención mundial sigue estando muy centrada en las negociaciones comerciales. “Esperamos que esto dé paso a un sentimiento positivo que también beneficiará a la renta variable. No obstante, los inversores interesados deberían seguir de cerca las acciones de China a medio plazo para poder reaccionar adecuadamente en caso necesario”, argumenta Rutz.
En este sentido, y teniendo en cuenta lo próximo que parece estar un acuerdo, Chatot recuerda que un acuerdo no significa necesariamente un «buen acuerdo» para otros países. “Un gran aumento de la compra de productos estadounidenses por parte de China crearía perdedores debido a la sustitución de importadores. Las regiones más expuestas serían la UE (los sectores aeronáutico y automovilístico, en especial) y Japón (automóviles, maquinaria y electrónica), seguidos de los países de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático)”, matiza.