Los mercados emergentes continúan impulsando el crecimiento mundial, con China liderando este grupo. Sin embargo, el aumento de la deuda del gigante asiático sigue siendo una preocupación importante para los inversores globales. El economista de Pioneer Investments Qinwei Wang analiza la situación en profundidad.
Después de revisar los últimos avances en torno a la cuestión de la deuda, la firma no ha cambiado su opinión de que China todavía puede evitar una crisis sistémica a corto plazo, ya que la cuestión sigue siendo en gran medida un problema doméstico y circunscrito al sector estatal.
“Si nos fijamos en la composición”, explica Wang, “las emisiones de deuda de China son compradas por inversores de dentro del país, a diferencia de los casos típicos en los mercados desarrollados, por lo que su balance externo todavía parece relativamente resistente. Sobre todo teniendo en cuenta que China continúa teniendo superávit por cuenta corriente. El país también ha ido acumulando activos externos netos en la última década, y es uno de los mayores acreedores netos del mundo, al tiempo que el ahorro interno sigue siendo lo suficientemente alto como para financiar inversiones”.
Además, añade el economista de Pioneer, “si nos fijamos en los mercados domésticos, la situación todavía parece manejable. De hecho, los acreedores pertenecen en gran parte al sector estatal de forma directa o indirecta, a través de diversas entidades gubernamentales o empresas estatales. Los acreedores también están relacionadas con los bancos (con fuerte presencia del estado) que han concedido préstamos, tienen bonos o canalizar una gran parte de las actividades en la sombra.
El Banco Popular de China tiene preparadas varias herramientas para evitar una crisis de liquidez, donde los controles de capital siguen siendo todavía relativamente eficaces al menos con respecto a los flujos a corto plazo.
En última instancia, el gobierno tiene suficientes recursos para rescatar al sector bancario o las empresas de capital estatal más importantes si fuera necesario para evitar los riesgos sistémicos.
El sector privado no parece suponer grandes preocupaciones, al menos por ahora. En particular, tras la importante corrección vista desde 2013, la salud del sector inmobiliario parece estar mejorando, aunque todavía queda un largo camino por recorrer en las ciudades más pequeñas. Los hogares aprovechado para desapalancarse, pero sus niveles de deuda son todavía relativamente bajos y la tasa de ahorro es relativamente alta.
«No estamos muy preocupados porque exista un problema de deuda, ya que hay posibles soluciones para solucionarlo y evitar una crisis sistémica. Además, el proceso de implementación de estas medidas ya ha comenzado. La cuestión más difícil es cómo evitar la generación de nueva deuda de mala calidad«, apunta Wang.
Esfuerzos gubernamentales
El primer paso en esta dirección es mejorar la eficiencia de la asignación de recursos. Las reformas financieras en curso, que incluyen la liberalización de los tipos de interés, los mercados de bonos, las salidas a bolsa, la banca privada y un régimen más flexible del mercados de divisas, así como la apertura de los mercados interbancarios durante el último par de años se pueden contabilizar como intentos positivos.
«Los continuos esfuerzos para cambiar hacia una política monetaria que responda a lo que pasa en el mercado también está ayudando. Además, la campaña contra la corrupción también ha añadido una mejor supervisión del sector estatal. Dicho esto, las reformas de las empresas estatales han sido relativamente lentas, con señales mixtas, aunque vemos ciertos avances», afirma el experto de Pioneer.
Prevenir que la deuda aumente de nuevo hasta niveles problemáticos también requerirá de el fortalecimiento de los reglamentos financieros. «Desde Pioneer creemos que una gran parte de las nuevas formas de financiación, o las denominadas actividades bancarias en la sombra, son el resultado de la liberalización financiera. Es poco probable que el sistema de regulación actual –muy segmentado- mantenga el ritmo de la innovación financiera que estamos viendo en todos los sectores y productos. Este será un problema para controlar el futuro».
«Desde una perspectiva de inversión mantenemos nuestra preferencia por los sectores de China relacionados con la llamada ‘nueva economía’, que podrían beneficiarse de la transición hacia una economía más orientada a los servicios», concluye el economista.