China ha celebrado su año nuevo, el Año del Dragón, a la espera de nuevos estímulos para revertir la tendencia bajista en sus mercados. Según las gestoras, el sentimiento en torno a la economía china ha sido abrumadoramente bajista debido a los persistentes vientos en contra, como la fragilidad del sector inmobiliario, la geopolítica, la demografía y la deuda.
De hecho, las bolsas chinas son las que peor comportamiento han tenido este año, acumulando más de tres años de caídas. “Esta situación, que precede al inicio de las vacaciones de fin de año, ha llevado a las autoridades chinas a exigir mayores medidas de apoyo a la economía y el mercado bursátil. Lo que decidan tendrá implicaciones de gran alcance para las economías y los mercados bursátiles mundiales, de Australia a Alemania, y para los bienes de lujo y los automóviles, dependientes de la segunda economía mundial”, apunta Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro.
Según explica Mali Chivakul, economista de mercados emergentes en J. Safra Sarasin Sustainable AM, aunque el ajuste en el sector inmobiliario continuará, las valoraciones gravemente deprimidas del mercado de valores y el creciente compromiso de las autoridades de proporcionar apoyo al mercado financiero podrían conducir a una mejora del sentimiento y a una recuperación a corto plazo.
Columbia Threadneedle Investments considera que los fundamentos económicos seguirán siendo probablemente el principal motor de la evolución de la renta variable china a largo plazo. En su último análisis apunta que “la deflación sigue siendo un problema acuciante, que exige a las autoridades actuar con cautela en la delicada tarea de desactivar la burbuja inmobiliaria sin un estímulo excesivo”. Por eso sostiene que los responsables políticos están reestructurando activamente la economía para alejarla de la dependencia del sector inmobiliario y orientarla hacia la fabricación avanzada, apoyándose en medidas fiscales para mantener un crecimiento aceptable.
“Es improbable que esas medidas resuelvan los problemas estructurales que lastran el mercado de renta variable, a saber, la falta de apalancamiento operativo y el descenso de la rentabilidad. Así pues, es poco probable que el atractivo a corto plazo se traduzca en una rentabilidad superior a largo plazo”, añade Chivakul. En su opinión, para que la renta variable china obtenga mejores resultados en los próximos años, se necesitaría una de las dos cosas, o ambas: que el crecimiento del PIB chino se mantenga en los niveles actuales o se acelere o que mejore la rentabilidad del sector privado.
Sobre este apoyo público, los analistas de Banca March recuerdan que el regulador chino ya ha anunciado nuevas medidas. “Entre otras, la posibilidad de nuevas disposiciones para frenar una caída de las acciones, incluyendo más restricciones para las ventas en corto, y la promesa del fondo soberano de inversión de aumentar aún más las tenencias de fondos cotizados en bolsa. El presidente del país, Xi Jinping, podría tener acceso a una situación más detallada de los mercados en breve, lo que hace pensar a los inversores en que esta vez las medidas podrán tener un mayor impacto”, indican.
Por último, las firmas de inversión coinciden en que la persistente incertidumbre política en el frente regulador sigue pesando sobre el ánimo general de los inversores. A lo que se suma la incertidumbre sobre las tensiones geopolíticas entre EE.UU. y China tras las elecciones presidenciales estadounidenses de este año.
No pasarse de pesimista
Pese a los retos a los que se enfrenta el gigante asiático, las firmas de inversión no se muestran excesivamente pesimistas. Desde Eurizon sostienen que China tiene un enorme potencial para lograr un crecimiento económico desmesurado si Pekín ofreciera mayores facilidades a su sector privado. “Gran parte de los comentarios extranjeros sugieren que la difícil situación económica a la que se enfrenta el país asiático refleja su incapacidad para crecer. No obstante, nosotros consideramos que se trata más bien de una cuestión interna, de si cree realmente en la maximización de la prosperidad general de la nación como objetivo primordial y de si el gobierno confía en que se pueda permitir al sector privado ser el principal propulsor de dicho crecimiento”, explica Stephen Li Jen, CEO de Eurizon SLJ Capital.
Las previsiones sobre el crecimiento del país no son tan negativas. “Nuestra previsión de referencia es que el crecimiento anual del PIB se ralentice hasta el 4,5%-5% en 2024, desde el 5,2% de 2023. Esperamos medidas de estímulo favorables, pero no agresivas. La política fiscal será el principal motor, con un mayor déficit presupuestario financiado con bonos de la administración central y local. Esto debería compensar la reducción de los ingresos procedentes de la venta de terrenos y el menor endeudamiento de las administraciones locales”, señalan desde PIMCO.
Según el análisis que en Amundi Investment Institute, la cuestión no es si el crecimiento se ralentizará aún más, sino si China puede navegar hacia un futuro sostenible. “Aparte del sector inmobiliario, el incesante crecimiento de la deuda y la insuficiencia de las inversiones, son motivos para generar futuras fuentes de crecimiento. La productividad se sitúa en el centro del nuevo modelo de crecimiento, con una renovada atención a la tecnología y la transición energética. Sin embargo, Pekín necesita mitigar el dolor de la transición y revigorizar las reformas”, argumentan.
Oportunidades de inversión
Para Redmond Wong, jefe de estrategia de China en Saxo Bank, navegar por las tumultuosas aguas del mercado de renta variable chino plantea retos similares a mirar a través del cristal oscuro y considera que en el intrincado escenario económico del gigante asiático “puede resultar ventajoso mantenerse ágil y flexible”. Opina que los operadores a corto plazo pueden encontrar oportunidades en medio de la volatilidad; que las acciones de las empresas estatales centrales y los valores de gran capitalización del índice CSI 300 y del MSCI China A50 Connect tenderán a beneficiarse de las compras del “Equipo Nacional” (grupo de fondos de inversión controlados por el gobierno y encargados de estabilizar el mercado); y que los inversores a largo plazo pueden esperar señales más claras de la Tercera Sesión Plenaria. Wong incide en que “el análisis y la acumulación de posiciones en sectores que se benefician de los vientos de cola industriales de China, como la tecnología y la fabricación avanzada, siguen siendo estratégicas; y piensa que sectores como la energía y los metales verdes, respaldados por temas duraderos como la seguridad energética y la transformación ecológica, presentan oportunidades en medio de la incierta senda de recuperación del país”.
Por su parte, desde Amundi sostienen que el cambio hacia un modelo de crecimiento más sostenible presenta oportunidades a largo plazo en los activos chinos, pero también exige una mayor selectividad a corto plazo para hacer frente a la ralentización económica. En el caso de la renta variable, considera que las valoraciones son atractivas y la relación riesgo-recompensa a largo plazo parece atractiva (especialmente para el mercado nacional), incluso después de tener en cuenta otra oleada de revisión a la baja de los beneficios en 2024, ya que las expectativas de beneficios de consenso siguen siendo demasiado elevadas. “Favorecemos los valores de calidad en sectores resistentes y las empresas con capacidad para ganar cuota de mercado y que operan en tecnologías clave”, indican.
Por su parte, Diogo Gomes, senior CRM UBS AM Iberia, sostiene que la gestora mantiene una visión constructiva y les interesan las empresas del mercado chino de acciones A (A-Share) con vocación de internacionalización y que compiten en los mercados exteriores. “Es en los mercados internacionales donde está el crecimiento, y ser competitivo a escala mundial y exportar al extranjero es el signo más revelador del potencial de crecimiento de una empresa china, no sólo para los próximos 12 meses, sino para los años venideros”, afirma.
Además, reconoce que, desde el punto de vista sectorial, están invirtiendo en empresas estatales (SOE) relacionadas con el ciclo de modernización de la industria manufacturera. “Creemos que el tema de la inteligencia artificial (IA) continuará este año, pero probablemente a un ritmo más lento. También coincidimos en el tema de la globalización de China, haciendo hincapié en las empresas automovilísticas, tecnológicas y logísticas”, añade Gomes.
En el ámbito de la renta fija Amundi mantiene una visión prudente con respecto a los bonos corporativos, y explica que el actual esfuerzo de desapalancamiento dará lugar a una mayor diferenciación crediticia. “En cuanto a los bonos soberanos, creemos que los bonos del Estado chino (CGB) ofrecen oportunidades de diversificación para los inversores globales. Anticipando una política monetaria continuamente acomodaticia y un tipo neutral en descenso, los rendimientos de los CGB se mantendrán constantemente bajos”, añaden.