El pasado 1 de junio el MSCI integró las acciones chinas de clase A (A-Shares) en su índice de mercados emergentes, lo que convierte a China en un gran peso pesado en el índice, un peso que podría aumenntar por encima del 40%. ¿Cómo pueden cuadrar los inversores el aumento de la concentración en la renta variable china con el universo de mercados emergentes?
Según el equipo de Lazard Multi-Asset y Lazard Equity Advantage, en base a estimaciones del MSCI, han empezado a compararse con este índice unos 1,6 billones de activos en inversiones activas y pasivas. La inclusión de dichos activos en el índice implica la compra de acciones de clase A por parte de inversores pasivos. Además, desde la firma considera que incitará a los inversores activos sin exposición a acciones de clase A a incluirlas en sus carteras.
El impacto directo de la inclusión de las acciones de clase A chinas no debería revestir mayores implicaciones. La inclusión ha supuesto un aumento del peso de China en el índice ascendiendo a 0,8%. Las incorporaciones podrían aumentar de forma considerable a futuro, si el MSCI decidiera incorporar el 100% de la capitalización ajustada por el capital flotante de ciertos títulos (frente al 5% actual), u optara por ampliar la cobertura por debajo de la escala de la capitalización bursátil, o bien ambas medidas.
“Si bien es cierto que no podemos vaticinar el ritmo al que se producirán las inclusiones, ya que esto depende en gran medida de las consultas que está realizando actualmente el MSCI con la comunidad inversora, los cambios podrían conducir a un aumento del peso de China en el índice por encima incluso del 40%”, afirman los analistas de Lazard Multi-Asset y Lazard Equity Advantage .
Desde la gestora se plantean en qué medida todo esto puede convertirse en un riesgo. En este sentido, existe un riesgo de capitalización bursátil que va implícito en la composición del índice. Los pesos de la renta variable en índices de renta variable ponderados por capitalización, como el MSCI de países emergentes, vienen determinados por el valor de mercado del título en concreto. Cuánto más cara es la acción, más porcentaje ostentará un índice de capitalización ponderada, lo que podría conducir a una exposición excesiva y no deseada a burbujas bursátiles o acciones sobre infladas.
“En nuestra opinión, el cambio reviste principalmente dos riesgos: concentración excesiva en un país y los efectos de la capitalización bursátil. La concentración en un país no es un fenómeno nuevo en el índice MSCI de mercados emergentes. Corea del Sur, por ejemplo, llegó a rozar el 22% del índice en 2002. A pesar de la magnitud potencial de la concentración de China y la ausencia de rivales aparentes que puedan contrarrestar su dominación hay que estar cautelosos. China ha tenido un efecto desproporcionado sobre la volatilidad del índice a medida que ha ido aumentando su peso en el mismo”, señalan.
Si en 2001, China representaba un 6% del índice, siendo responsable únicamente del 7% de la volatilidad del mismo, en 2017, el peso medio de China ha aumentado hasta rozar 28% y, sin embargo, es responsable del 35% de la volatilidad del mismo. Los porcentajes de 2017 recuerdan dos picos de volatilidad previos: el primero, registrado durante la crisis financiera internacional de 2007-2008 y el rally de ventas masivas en los mercados chinos; y, el segundo durante la devaluación de yuan acaecida en 2015.