A la espera de que el Banco Central de Chile dé el primer paso en el proceso de normalización monetaria, después de meses de estímulo a la alicaída economía local, las tasas de renta fija nacionales se han ido levantando paulatinamente hasta niveles que no se veían en años. Y en este contexto, los inversionistas locales ven más oportunidades en los bonos de corta duración indexados a la inflación.
En medio de proyecciones con distintos niveles de optimismo para la economía chilena, autoridades han señales de que Tasa de Política Monetaria (TPM) empezará a subir pronto, lo que ha profundizado el proceso de aumento de los rendimientos de bonos soberanos que inició a mediados de febrero.
En la curva de papeles en UF, los títulos a cinco años han subido en torno a 200 puntos base, de -1,06% a 1,04% entre el 30 de diciembre de 2020 y el 5 de julio de 2021 (último dato disponible), según cifras del Banco Central. En ese mismo período, el rendimiento promedio de los papeles soberanos a diez años subió de -0,20% a 2,00%, el mayor desde 2017.
En el caso de la curva nominal, la subida ha sido incluso un poco más pronunciada. Datos del ente rector muestran que la tasa de los bonos a cinco años ha pasado de 1,53% a 3,90 en lo que va del año, mientras que la de los papeles a diez años ha pasado de 2,65% a 4,98%, la más alta desde 2014.
Estrategia de cartera
En ese entorno, los consejos de los inversionistas locales es a mantenerse en la parte de la curva y privilegiar los bonos indexados a la inflación.
Para Andrés de la Cerda, gerente de Renta Fija y Monedas de BICE Inversiones, “las subidas de la TPM ya están bastante incorporadas” en los precios, y la tasa rectora podría mantenerse expansiva pese a las subidas.
Ante este panorama, su recomendación es a preferir los bonos en UF, donde los inversionistas pueden capear el riesgo inflacionario mantenerse en plazos cortos. Específicamente, le gustan los plazos entre dos y tres años.
“Es donde hay menos incertidumbre”, explica. En cambio, la parte larga tiene una mayor incertidumbre, considerando que las AFP son actores relevantes en el mercado de bonos de largo plazo y que actualmente han visto un aumento en el riesgo regulatorio, considerando la coyuntura política en Chile, agrega.
En la curva nominal, De la Cerda no ve mucho atractivo, considerando que no tiene el componente de indexación. “En bonos en UF, puedes compensar la baja del precio con la inflación”, mientras que no funciona así para los papeles en pesos chilenos.
Para el economista jefe de Fynsa, Nathan Pincheira, la conclusión es la misma. Considerando todos los factores de la ecuación –incluyendo la futura subida de TPM, las colocaciones de deuda que tiene programadas el Gobierno y el riesgo inflacionario, entre otros–, “la recomendación es estar en la parte corta de la curva y en UF”, indica, idealmente con duraciones inferiores a dos años.
Además de los riesgos asociados a la política monetaria, el economista describe un riesgo adicional ligado a proyectos de ley que podrían tener un efecto económico, como la iniciativa de rebaja de IVA.
En esa línea, Pincheira describe una falta de demanda en los papeles de largo plazo, pese a que las valorizaciones están “baratas” en términos históricos. “Los inversionistas están bastante reticentes a estar largos”, comenta.
Expectativas de TPM
Después de la publicación de las minutas de la última reunión de política monetaria del Banco Central –celebrada el 8 de junio–, el consenso apunta a que la entidad podría elevar los tipos de referencia en el corto plazo, después de meses de esfuerzos de liquidez y estímulo.
Para Santander, el documento del ente rector sugiere que julio vería materializarse el alza en la instancia de julio, agendada para el 13 y el 14 de este mes, aunque también destacan que el mercado anticipa que se dé en agosto.
“Es importante recalcar que la recuperación aún no está afianzada y no es descartable que un deterioro en la situación sanitaria lleve a nuevos retrocesos en la actividad, en un contexto donde el mercado laboral sigue débil”, indicó el Departamento de Estudios de la firma.
En esa línea, en el banco de capitales españoles califican el escenario base de crecimiento delineado por el Central en el último Informe de Política Monetaria (IPoM), como “optimista” ante las proyecciones de consenso.
Por su parte, Itaú prevé –a raíz de las minutas publicadas a finales de junio– que el ente rector podría llevar la TPM a 1,5% hacia fin de 2021. A partir de ese punto, indicó la firma, “se desarrollaría un ritmo más moderado durante 2022 y 2023”.
Eso sí, advirtió el banco de matriz brasileña en su momento, la evolución de las medidas restrictivas ligadas a la pandemia de COVID-19 podría cambiar el escenario y retrasar la normalización monetaria.