Durante los dos últimos trimestres de 2016, los inversores redujeron de forma considerable la asignación de activos en renta fija para invertir en renta variable. Esta es una de las principales conclusiones que arroja el último Barómetro de Carteras Españolas elaborado por Natixis Global AM, un estudio realizado a partir del análisis de 81 carteras modelo clasificadas por riesgo y gestionadas por las 50 principales firmas de gestión patrimonial de España según VDOS.
Según Juan José González de Paz, consultor senior del Grupo de Análisis y Consultoría de Carteras de Natixis Global Asset Management, “en el último trimestres del año eventos como la elección de Donald Trump y la subida de los tipos de interés han hecho que la renta fija baje y aumente el apetito por la variable”. Una tendencia que no sólo se ha detectado en las carteras más agresivas, sino que también se repite en carteras moderadas y conservadoras.
En concreto, desde Natixis han observado que ese aumento de la exposición a renta variable se ha centrando en los mercados desarrollados, principalmente la zona euros, Estados Unidos y en los valores financieros globales, que se recuperaron con fuerza durante el último trimestre. “Dos motivos explican este hecho: uno es la búsqueda de una mayor diversificación y otro es el repunte de las expectativas de la economía estadounidense. En este sentido, han sido las promesas electorales del Trump acerca de una reforma fiscal y un plan de inversión en infraestructuras las que han hecho que aumenten las expectativas sobre la mejora de los beneficios empresariales.
La búsqueda de mejores rentabilidades explica esta rotación de activos, que también afecta a los alternativos. “Han aumentado porque sirven de contrapeso a lo que es la renta fija tradicional”, apunta González de Paz. Además, los gestores han apostado por estrategias también alternativas como consecuencia a buscar otras opciones a la deuda, entre ellas “principalmente estrategias de arbitraje de deuda y deuda long short”, matiza, para compensar el fuerte descenso de la asignación de renta fija.
En renta fija…
La forma de materializar estos cambios en la composición de las carteras ha sido con mayores salidas en bonos convertibles globales y de deuda de gobiernos de la zona euro, en el caso de la renta fija. Sin embargo, sí que aumentó el peso de algunos activos de este tipo. “Se trata de aquellos que muestran una menor sensibilidad a los tipos nominales, como los bonos de alta rentabilidad (high yield) global y los bonos ligados a la inflación”, explica González de Paz.
Cambio de actitud
De esta forma, los inversores han pasado de mantener una actitud de espera a adoptar un enfoque más atrevido. Esto ha provocado que la multiestrategia también haya aumentado, ya que los inversores ven claro que quieren tener carteras diversificadas. La forma de hacerlo ha sido, por ejemplo, a través esos bonos ligados a la inflación y de la renta variable americana.
Además, consideran que la diversificación es una buena forma de proteger las carteras frente a la volatilidad que genera la incertidumbre política. “No es que los inversores no sean optimistas ante las buenas previsiones de resultados empresariales y económicos que hay, es que en este 2017 se muestran menos confiados en las encuestas y previsiones, sobre todo políticas, viendo lo que ocurrió el año pasado con el Brexit y con la elección de Trump”, recuerda el experto. Por eso los inversores están pensando en ir adoptando posiciones cíclicas a la espera de que haya más datos fidedignos, como las cifras del PIB, que confirmen esta tendencia optimista.
Por perfiles…
Entre las diferencias de unas carteras a otras, Natixis destaca que el estilo value en renta variable europea está más presente en el perfil de riesgo moderado que en el conservador. Además los cambios en la asignación a las inversiones alternativas fueron diferentes según el perfil de riesgo. “Mientras que las carteras conservadoras incrementaron la asignación a estrategias de rentabilidad total, en las carteras moderadas simplemente incrementaron exposición a renta variable”, apunta entre las conclusiones el Barómetro.
Gestión activa
Al comparar unos tipos de carteras con otras, todos tienen en común la reducción de la renta fija a favor de la variable, pero, según destaca González de Paz, “aunque los inversores suelan tener una opinión de consenso en cuanto a las principales claves de activos, la puesta en práctica es bastante diferente. Eso explica que exista una amplia dispersión durante períodos de tensión, como lo han sido el Brexit o la elección de Trump”. Generalizando, el consenso está en la sobreponderación de la renta variable y el crédito corporativo, así como la infraponderación de la deuda pública.
Muchos inversores consideran que este nuevo marco de baja correlación y dispersión que hay favorece a los gestores activos. Una tendencia que seguirá este año.“Es curioso el cambio que ha habido en este sentido. El inversor institucional prefiere la gestión activa frente a la pasiva, mientras en el segmento de retail vemos que está ocurriendo al revés”, destaca Sophie del Campo, directora ejecutiva de Natixis para Iberia, Latinoamérica y US Offshore.
Respecto a las rentabilidades, el Barómetro indica que, durante el primer trimestre, cuanto mayor fue el perfil de riesgo de la cartera, mayor fue la rentabilidad obtenida en término medio. Las carteras conservadora, moderada y agresiva registraron una rentabilidad media del 0,73%, 1,99% y 3,18% respectivamente.