El brote del COVID-19 ha mostrado con claridad que algunas empresas, especialmente aquellas vinculadas a la tecnología digital, pueden seguir creciendo independientemente de las tendencias macroeconómicas mundiales. Al menos, así lo consideran David Older y Rose Ouahba, gestores del fondo Carmignac Patrimoine. Ambos gestores, consideran que, a medida que nos adentramos en la temporada de resultados trimestrales, parece que los mercados financieros han descontado parte de las malas noticias.
“Por ello, a partir de ahora nos centraremos en 2021, un año para el que los inversores parecen tener altas expectativas (prácticamente en línea con 2019). En nuestra opinión, ello justifica una selección de valores cuidadosa y un enfoque prudente en la estructuración de cartera”, apunta Older. Esta perspectiva de prudencia les ha llevado a mantener la cartera del fondo Carmignac Patrimoine centrada en empresas de crecimiento secular que no dependen de una recuperación económica de gran calado y capaces de registrar un buen comportamiento en el contexto de tipos de interés bajos que, a su juicio, se mantendrá a medio plazo.
Según explica Older, en general, “encontramos estas empresas en los sectores principales en torno a los que hemos estructurado nuestro equipo de inversión: tecnología, salud, consumo y fintech. También contamos con participaciones en valores auríferos a modo de póliza de cobertura multi riesgo. Los balances de los bancos centrales de todo el mundo y los déficits de los Gobiernos han alcanzado cifras astronómicas. Ello podría generar un entorno de desconfianza generalizada hacia las principales divisas. En caso de que se produzca una verdadera crisis de confianza, los activos de riesgo podrían verse desestabilizados y el oro registraría un comportamiento positivo. Los precios del oro también deberían beneficiarse del desplome de los tipos de interés”.
En su opinión, los valores de crecimiento secular han registrado una rentabilidad superior durante los últimos meses, lo que les ha llevado a ser aún más rigurosos en su selección de activos. “Iniciar posiciones únicamente en los valores del Nasdaq sería sumamente peligroso. Por ello, el equipo aplica un proceso muy riguroso, no referenciado y con tomas de beneficios periódicas, además de otorgar un énfasis particular al tamaño de las posiciones. La cartera también está diversificada. Nuestra exposición no está en absoluto limitada al sector tecnológico estadounidense. Nuestra exposición al crecimiento secular está diversificada por regiones —China, EE. UU. e incluso Europa— y por segmentos —sanitario, fintech, consumo y digitalización—. Por último, buscamos empresas con escasas necesidades de capital que sean capaces de ser flexibles”, explica Older.
En este sentido, el fondo cuenta con un proceso de inversión sumamente “disciplinado” y “coherente”. Según explica el gestor, se intenta adoptar un enfoque fundamental bottom-up en la selección de valores junto con un conocimiento exhaustivo de la visión macroeconómica top-down. “Nos concentramos especialmente en las empresas de crecimiento secular, es decir, empresas de productos y servicios con unos mercados objetivo de gran envergadura y en fase de crecimiento y que son una oportunidad de penetrar en estos mercados. Asimismo, estas empresas suelen estar poco apalancadas y ofrecen una mayor visibilidad sobre los beneficios. No obstante, dado que creemos que buena parte de la información disponible ya está descontada en el precio, estamos tratando de desarrollar una visión diferenciada del consenso para un periodo de uno o dos años mediante un análisis primario, por ejemplo, a través de encuestas, análisis de big data y reuniones frecuentes con los equipos directivos”, añade.
Esta visión explica que la mayor parte de la cartera de renta variable de Carmignac Patrimoine se centra en valores de crecimiento secular. Pero, ¿qué hay de sus posiciones de renta fija? Según explica Rose Ouahba, el principal motor de la rentabilidad sigue siendo la deuda corporativa. “El movimiento de pánico de mediados de marzo nos permitió iniciar posiciones en situaciones específicas en sectores especialmente afectados por la crisis (ocio, aerolíneas, automóviles, etc.). Nos centramos en empresas que, a nuestros ojos, pueden soportar una crisis de liquidez emitiendo más deuda en caso de necesitarlo y cuyo valor a largo plazo, incluso en una hipótesis pesimista, siga cubriendo con creces el nivel de endeudamiento. Además, en cuanto reabrió el mercado de deuda corporativa con grado de inversión, participamos en numerosas nuevas emisiones con perfiles de convexidad y primas interesantes que atrajeron una gran demanda y apuntalaron las valoraciones de los bonos. En los dos últimos meses, observamos que los elevados niveles de los mercados secundarios y primarios encontraron una sólida demanda, y este nivel sostenido de emisiones mantuvo el diferencial en niveles atractivos, algo que debería continuar”, apunta Ouahba.
La gestora sostiene que, desde el punto de vista macroeconómico, están monitorizando estrechamente la situación, ya que el posible contexto de depreciación del dólar estadounidense podría dar lugar a un entorno más positivo para los mercados emergentes, especialmente en el plano de la deuda denominada en divisa extranjera, donde las valoraciones siguen siendo interesantes, dado que los diferenciales no se han reducido aún hasta los niveles anteriores a la crisis. “Por ejemplo, algunos países representan una oportunidad para seguir generado rentabilidades más elevadas, especialmente los países cuyos bancos centrales tienen (de nuevo) margen de maniobra, como Rusia o México”, añade la gestora.
De cara a preparar la cartera a lo que queda de 2020 y 2021, Ouahba apunta que si volvieran a producirse turbulencias, se dirigirían a la deuda pública estadounidense. “Si la incertidumbre se mantiene durante el próximo trimestre, los rendimientos de la deuda estadounidense deberían afrontar una presión a la baja y, lo que es más importante, la curva de rendimientos se aplanaría, lo que ofrecería oportunidades interesantes para los inversores que priorizan la deuda con vencimientos a largo plazo”, concluye.