El riesgo de inflación para los mercados se ha convertido en uno de los temas más relevantes de la actualidad financiera. ¿Estamos ante un repunte pasajero o una tendencia que se prolongará en el tiempo? Carmignac piensa que la inflación subirá a corto plazo, sobre todo en Estados Unidos, y considera probable que el repunte inflacionista no sea flor de un solo día. La gestora va más allá e incide en la posibilidad de que pudiese estar configurándose un cambio de paradigma que revertiría las tendencias inflacionistas de los últimos años, al menos en el país americano. Este escenario, apunta Carmignac, requiere de una gestión muy activa en renta variable ante los riesgos de tipos de interés, e invita a generar alfa a medio plazo en renta variable y crédito.
Corto plazo: se espera un aumento de la inflación en EE.UU.
En una reciente BrightTalk, Didier Saint-Georges, Managing Director y miembro del Comité de Inversión Estratégica de Carmignac, expresó que “no hay duda” que, a corto plazo, los datos de inflación en Estados Unidos aumentarán, aunque solo sea por el gran efecto de base respecto a 2020. Además del impulso ligado a la temprana recuperación económica en el país, Los datos de inflación deberían verse “casi mecánicamente impulsados tanto por el exceso de demanda como por la escasez de la oferta”, apuntó Didier Saint-Georges.
Este fenómeno no sería más que una amplificación de los extraordinarios eventos vividos durante los últimos 14 meses. Aunque este ciclo de mercado era previsible, se ha visto acelerado dada la urgencia de las compañías por reconstruir sus inventarios ante el esperado aumento de la demanda, que en Estados Unidos se ha visto empujada con mayor fuerza que en Europa por una recuperación más temprana y la mayor envergadura de los paquetes de ayuda gubernamentales.
Medio plazo: el impulso inflacionista en EE.UU. podría “no ser flor de un día”
La pregunta clave es identificar si el impulso inflacionista en Estados Unidos será un fenómeno prologando en el tiempo o un evento transitorio, como mantienen los bancos centrales.
Carmignac opina que la tasa de crecimiento esperado para los dos próximos años – 10% en EE.UU y 8% en Europa, según datos del FMI – se sitúa muy por encima de su verdadero potencial, el cual ha ido mermando paulatinamente en todo el mundo durante los últimos años. Más allá de crear tensiones inevitables en diversos ámbitos, las expectativas de crecimiento previsto para los próximos 24 meses podrían generar un riesgo de sobrecalentamiento dado que la brecha de producción – diferencial entre crecimiento efectivo y potencial – se colmará rápidamente, según la gestora.
El cierre de la brecha de producción, sumado a una rápida normalización de las tasas de desempleo, sobre todo en Estados Unidos, donde las empresas se están viendo obligadas a aumentar salarios para ocupar vacantes, crearían el caldo de cultivo para que la inflación en Estados Unidos no vaya a ser “flor de un solo día”, apuntó Didier-Saint Georges.
En consecuencia, existe el riesgo de que después de la pausa lógica tras el primer ajuste considerable de las expectativas a corto plazo, los mercados de bonos vuelvan a sufrir un revés, señaló el Managing Director y miembro del Comité de Inversión Estratégica de Carmignac
Largo plazo: el riesgo de que se produzca un cambio de paradigma
A diferencia de la anterior crisis económica y los 12 años posteriores, cuando la impresión de dinero se canalizó a los activos financieros en lugar de la economía real, la inyección de liquidez en el contexto de la pandemia de coronavirus ha ido a parar directamente a los consumidores y a las empresas. Esta explosión de la oferta monetaria real, sumado a las políticas de redistribución que pretende llevar a cabo la Administración Biden, invita a concluir que la economía estadounidense podría experimentar una tendencia inflacionista más duradera impulsada por la demanda, según Carmignac.
Asimismo, la gestora apunta a la agenda política subyacente que podría ocasionar un cambio de paradigma en los mercados. En su opinión, no se debe descartar la posibilidad de un giro radical de los fundamentos ideológicos que han guiado la política económica durante las últimas decadas, la cual ayudó a mantener una tendencia inflacionista y de tipos de interés baja. En este sentido, la nueva orientación de la política económica de Joe Biden podría conducir a mayores costes y una inflación estructural más elevada.
“El cambio de paradigma no es en absoluto cierto todavía, por ahora es sólo un riesgo. Pero un riesgo que se ha vuelto plausible como no lo era hace un año”, señaló Didier-Saint Georges. “Aunque los mercados no muestran una tensión excesiva en estos momentos, un cambio de paradigma en Estados Unidos podría difícilmente no tener un impacto en Europa”, añadió.
¿Cómo gestionar los riesgos en este entorno?
Según Carmignac, es fundamental gestionar el riesgo de tipos de interés y ser muy selectivos en los mercados de renta fija, los cuales muestran unos niveles de spreads muy ajustados. En renta variable, aunque la subida de los tipos de interés podría invitar a poner todos los huevos en la misma cesta de acciones value y sectores cíclicos, la gestora cree más efectivo aplicar una estrategia Barbell que permita capturar rentabilidad en el actual ciclo de mercado y posicionarse con buen pie de cara a las próximas etapas de mercado.
La gestora apunta que, a medida que el crecimiento comience a ralentizarse, las acciones cíclicas de bajo valor deberían ceder parte de la rentabilidad generada recientemente en favor de aquellas empresas con poder de fijación de precios. Por otro parte, la posibilidad de que los tipos de interés se disparen y destruyan la valoración de las acciones growth parece muy improbable teniendo en cuenta el nivel de endeudamiento actual.
La estrategia de Carmignac se estructura en torno a dos convicciones: a corto plazo, protegerse ante la subida de tipos de interés, principalmente mediante instrumentos de renta fija; a medio plazo, mantener valores growth de gran visibilidad, sobre todo aquellos con poder de fijación de precios.
La composición actual de su cartera destaca por la presencia de bonos ligados a la inflación en Estados Unidos y posiciones cortas en deuda pública core, aunque esta puede alargarse en cualquier momento gracias a una gestión muy activa. Asimismo, mantiene en cartera una selección de acciones ligadas a la reapertura de la economía (cíclicos, materias primas europeas e índices bancarios). Estas coberturas permiten al fondo seguir posicionando para generar alfa en renta variable con títulos de crecimiento de elevada visibilidad, y, también, con títulos de crédito, con preponderación a China y un peso reducido en Estados Unidos.
A nivel general, el riesgo de mercado se gestiona a través de un nivel de posicionamiento moderado tanto en renta variable como fija, con una asignación de efectivo bastante notable.