La penetración del vehículo eléctrico en Europa se ha quintuplicado en los dos últimos años, pasando del 4% al 20%, mientras que en China se ha triplicado, del 5% al 15%. Desde Capital Group han constatado que este incremento de la demanda se ha elevado exponencialmente desde 2020, y calculan que esta tendencia seguirá al alza gracias a una combinación de acción regulatoria y estímulos fiscales. La gestora ha reunido en torno a un webinar temático a cuatro de sus expertos para debatir sobre las implicaciones de este incremento de la demanda para la industria automovilística, la industria eléctrica, el consumo y, por supuesto, la inversión.
Demanda creciente
Jason Zhang, analista de renta variable, comenta sobre el incremento de la presión regulatoria para la reducción de emisiones de CO2 junto a los paquetes de estímulos gubernamentales que, aunque Europa y China sean los abanderados de la tendencia, “en Estados Unidos también se están implementando regulaciones, por lo que creemos que también se pondrá al día”. La previsión de la gestora es que se mantenga el avance de la fuerte penetración del vehículo eléctrico en todo el mundo; Zhang calcula que “para 2030 haya entre el 60% y el 70% de penetración del vehículo eléctrico en Europa y China y alrededor del 50% en EE.UU.”.
El incremento de los incentivos a la demanda se está produciendo en un momento en el que, después de años de desarrollo, la industria de automóviles eléctricos parece estar a las puertas de la rentabilidad gracias a la caída de los costes de las baterías y al desarrollo de nuevas innovaciones. Piyada Phanaphat, gestora de renta variable, explica que, si bien es cierto que en los últimos doce meses se ha disparado el precio de algunos de los materiales necesarios para la construcción de vehículos eléctricos – litio, cobre, níquel-, la previsión es “que los costes caigan en los próximos años y que sean más bajos que en los últimos años”. También se fija en el precio de la energía: “Lo alto de los costes de la energía ayudará a orientar la agenda nacional hacia la sostenibilidad y esto acelerará la demanda porque, comparado con las fuentes tradicionales de energía, las verdes no son tan caras”.
A esto añade un tercer ingrediente, la aparición de innovaciones precisamente para ayudar a abaratar los precios: “En China, en vez de seguir haciendo baterías con litio y cobre han vuelto a la antigua tecnología, llamada LFP, que en 2021 tuvo una cuota de mercado del 50%. Este incremento de la cuota en China se ha debido a que la fabricación de este tipo de baterías es más barata que las de níquel y cobre. Creo que esa tendencia continuará en 2022”. Por tanto, resume la experta, “los altos costes de energía y materiales pueden mantenerse de manera transitoria, pero debería prevalecer el impacto de la innovación”.
Todos estos factores están reflejándose en un incremento paulatino, pero constante, de la base de compradores. Danny Jacobs, analista de renta fija, resume la evolución de la industria en la última década: “En Europa hemos visto que el sector premium ha supuesto la mayor parte del mercado, ya que ha habido early adopters con poder adquisitivo para asumir el coste más elevado de los vehículos eléctricos y, con frecuencia, también tienen acceso a otro vehículo si fuera necesario. Pero la base de clientes se está ampliando a medida que han ido bajando los precios, gracias a las mejoras en las infraestructuras de recarga de vehículos. Además, estamos viendo más oferta de vehículos eléctricos en segmentos populares, como los SUVs”.
Para Jacobs, la clave para que el vehículo eléctrico se convierta en objeto de consumo de masas en el largo plazo pasará por “que la industria sea capaz de crear un vehículo que sea tan asequible y práctico de usar como los vehículos tradicionales de motor de combustión interna”.
Retos para la industria y la inversión
Existe la preocupación de que la reciente escasez de semiconductores pueda ser la primera de una serie de cuellos de botella a medida que los fabricantes de vehículos eléctricos aumentan la producción. Los fabricantes de automóviles han respondido a la escasez de chips tratando de integrarse verticalmente o asegurando el suministro mediante asociaciones, por lo que desde Capital Group concluyen que la gestión de la cadena de suministro y la garantía de acceso a los recursos necesarios serán cruciales para las automovilísticas en los próximos años.
Julie Dickson, directora de inversiones de renta variable, se fija en las implicaciones para otras industrias vinculadas a los vehículos eléctricos, como por ejemplo el desarrollo de puntos de recarga o el impacto sobre el propio suministro eléctrico: “Dado que cada vez más personas poseen coches eléctricos, es probable que la demanda de puntos de recarga supere a la oferta. Hay que tener en cuenta el impacto de esa demanda adicional en el suministro eléctrico y la capacidad de concesión”.
La experta considera que, para atajar esta situación, los gobiernos deberán colaborar estrechamente con las compañías eléctricas y los fabricantes de automóviles para crear una red de recarga que sea adecuada. Dickson indica que las eléctricas deberían empezar por “el desarrollo de un plan estratégico que permita disponer de un mayor suministro eléctrico y redes de distribución, más la capacidad para que los coches puedan ser recargados en diversos lugares y de diversas maneras”. Por ejemplo, serán necesarios “puntos de carga más lentos en el hogar y el trabajo o cerca de ellos, y puntos de carga más rápidos en la red de carreteras”.
También deberán afrontar retos los fabricantes de automóviles tradicionales. Desde la gestora recuerdan que, mientras que los motores de combustión interna son extremadamente complejos, los eléctricos son mecánicamente sencillos, lo que implica que el coste fijo de producción de un vehículo eléctrico es inferior al de un vehículo tradicional. Sin embargo, los vehículos eléctricos requieren inversiones en software y arquitectura electrónica, y en el caso de los fabricantes de automóviles tradicionales estas inversiones parten desde cero, lo que puede convertirse en una desventaja debido a la complejidad de tener que invertir tanto en vehículos de motor como en vehículos eléctricos.
En Capital Group creen que existe una gran oportunidad a través de la alianza de firmas tecnológicas y fabricantes: “Los vehículos eléctricos que puedan ofrecer una experiencia realmente buena en un vehículo conectado podrían ser oportunidades de monetización muy fuertes para los fabricantes. Por ello, es más probable que empresas como Apple, Alphabet y Sony entren en el mercado de los vehículos eléctricos, ya que pretenden suministrar el software que los sustenta”, concluyen los expertos.