El «temor a perderse algo» está muy presente en la inversión. Y resulta difícil ignorar un activo que ha ganado más de un 500.000% en solo unos años, suscitando llamativos comentarios de Elon Musk y Warren Buffet, entre otros.
El bitcoin y otras criptomonedas han captado el interés de los inversores, y han colocado a los profesionales financieros en el centro de un debate cada vez más intenso sobre la conveniencia de lanzarse al ruedo o mantenerse al margen.
Los profesionales financieros pueden verse tentados a descartar el bitcoin como moda pasajera y a decir a los clientes que no resulta apropiado para sus carteras. Pero es posible que a algunos no les baste con esta respuesta. Además, la propia pregunta ofrece al profesional una importante oportunidad para entender mejor la tolerancia al riesgo de sus clientes.
«Si tienes un cliente que quiere comprar bitcoins y te limitas a decirle que no lo haga, no le estás dando un buen servicio», señala Barbara Burtin, analista de renta variable de Capital Group especializada en el sector bancario. «De hecho, comprar una pequeña cantidad de bitcoins le puede servir de aprendizaje».
¿Cuáles son las principales cuestiones que debemos tener en cuenta cuando hablamos de criptodivisas con nuestros clientes? Algunos de los profesionales de Capital Group que han estudiado las criptomonedas nos ofrecen las cuatro ideas que mencionamos a continuación:
1. Propón ciertos límites y plantéalo como una experiencia de aprendizaje
Es fácil que los inversores extrapolen que 100.000 dólares invertidos en bitcoin hace cinco años valdrían más de 14 millones hoy en día. Pero es tu responsabilidad explicarles que estos espectaculares resultados históricos no permiten predecir la rentabilidad futura.
Dada la extrema volatilidad de la criptodivisa, podrías aconsejar a aquellos clientes que están convencidos de invertir en ella que no dediquen a dicha inversión más del 1% de su cartera, señala Burtin. «Si el cliente insiste en que quiere invertir su dinero en bitcoin, aconséjale que no invierta más de lo que puede permitirse perder», añade.
Además, si el inversor acaba comprando una pequeña cantidad de criptodivisas, le puede servir de experiencia de aprendizaje, señala Burtin. El hecho de vivir la experiencia en primera persona es una forma de que los clientes se animen a aprender sobre las criptodivisas, y también es un buen modo de evaluar su verdadera tolerancia al riesgo y de observar su reacción a un nivel elevado de volatilidad de los mercados.
2. Explica cuáles son los principales riesgos
Según Douglas Upton, analista de inversión en renta variable de los sectores de la minería y la metalurgia, algunos clientes podrían replantearse su intención de invertir en bitcoin si conocieran sus limitaciones.
Riesgo 1: El bitcoin resulta poco práctico como medio de intercambio desde el punto de vista de los recursos. La oferta de bitcoin es limitada, y solo es posible extraer nuevos bitcoin con potentes sistemas informáticos que procesan algoritmos. El proceso requiere tanta capacidad de procesamiento que se calcula que la minería de criptodivisas consume aproximadamente el 0,6% de la electricidad mundial, más que toda Argentina, según el índice de consumo eléctrico de bitcoin desarrollado por el Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge. A medida que el precio sube, a los especuladores les resulta más rentable instalar ordenadores de gran potencia para llevar a cabo las operaciones de minería. Y si continúa subiendo, también aumentará el consumo de electricidad, especialmente en lugares en los que la generación de energía se basa en el carbón, lo que genera un gran nivel de emisiones de CO2, señala Upton.
Riesgo 2: No parece probable que los gobiernos vayan a permitir un crecimiento sin control del bitcoin, afirma Upton. «El bitcoin se propone reemplazar a las divisas soberanas», añade. «Su proliferación podría reducir la capacidad de los gobiernos y los bancos centrales para fijar la política monetaria y para gravar la riqueza y las ganancias». Por lo tanto, los legisladores de todo el mundo pueden optar por dificultar el uso del bitcoin. Corea del Sur ha aprobado recientemente una nueva legislación para regular las criptodivisas con el fin de reducir el posible blanqueo de capitales y otras actividades ilegales. China, que ya tomó medidas contra las criptodivisas en el pasado, acaba de introducir su propia divisa digital, y es posible que Estados Unidos acabe siguiendo su ejemplo y ponga en marcha el «dólar digital».
Riesgo 3: El bitcoin no es un activo que permita almacenar valor de forma estable. Algunos inversores pueden sentirse atraídos por las criptomonedas al considerarlas un activo en el que almacenar valor, pero ya ha habido algunos casos de robo de bitcoins. Algunos propietarios han perdido el acceso a sus fondos al perder u olvidar sus claves digitales privadas. Como la criptodivisa no está controlada por ninguna autoridad central, no se le puede pedir ayuda a nadie.
Riesgo 4: «Carry» negativo. Según Upton, los inversores reciben intereses por mantener su inversión en la mayoría de las principales divisas, incluido el dólar, pero eso no ocurre en el caso del bitcoin, ya que los inversores que mantienen su inversión pueden perder los intereses ganados. Lo mismo ocurre con el oro. Es lo que se conoce como «carry» negativo, que significa que los inversores pueden perder dinero solo por mantener su inversión en el activo.
Riesgo 5: El bitcoin no funciona siempre como cobertura frente al riesgo de la renta variable estadounidense, señala el analista de divisas de Capital Group Jens Sondergaard. Los defensores del bitcoin suelen afirmar que la inversión en la criptodivisa puede ofrecer una cierta protección en periodos de caída de los mercados de renta variable. Aunque así ha ocurrido en algunas ocasiones, el bitcoin no ofreció una cobertura eficaz durante el periodo bajista que se registró a finales de febrero y en marzo de 2020. El precio cayó con fuerza, para repuntar más adelante y registrar una fuerte subida a continuación. «Aún no está claro que el bitcoin pueda actuar como cobertura», señala Sondergaard. «Los inversores han de ser cautos a la hora de imaginar cómo puede evolucionar la divisa en distintos entornos de mercado».
3. Reconoce el potencial de la tecnología subyacente
Tal y como afirma Ninou Sarwono, especialista en tecnologías emergentes de Capital Group, aunque es cierto que el bitcoin y otras criptodivisas entrañan grandes riesgos, también existen innovaciones revolucionarias.
Innovación 1: «Blockchain». El bitcoin sería una primera aplicación del «blockchain», una tecnología subyacente que genera libros de registro digitales que se pueden compartir en redes públicas o privadas y que se utilizan para hacer un seguimiento de las transacciones. Estos registros se generan a partir de las transacciones realizadas, son aprobados por los participantes de dichas redes y grabados como bloques de información. Los bloques de transacciones se van acumulando y se encadenan de forma segura a transacciones anteriores. Otros interlocutores pueden compartir estas cadenas de datos y añadir otras nuevas, ofreciendo así una forma más fácil y eficaz de gestionar las transacciones financieras.
Son muchas las grandes instituciones financieras que ya utilizan la tecnología subyacente al bitcoin. Tal y como señala Sarwono, independientemente de cuál sea el destino del bitcoin, el futuro del «blockchain» parece muy prometedor.
Innovación 2: Ofertas Iniciales de Criptomonedas (ICO, por sus siglas en inglés). Las ICO son un mecanismo que permite a las empresas recaudar dinero para sus operaciones con criptodivisas. El dinero recaudado financia nuevos proyectos y los compradores reciben «vales» («tokens»), que en muchos casos se pueden negociar o utilizar para comprar bienes y servicios de la empresa emisora. Los vales son similares a los puntos de recompensa de los sistemas de fidelización, señala Sarwono.
Estas innovaciones podrían cambiar la forma en que las empresas obtienen dinero y ampliar el conjunto de empresas disponibles para la inversión. Pero esta posibilidad vuelve a tener sus inconvenientes. Los reguladores gubernamentales han advertido de que las ICO no están registradas, por lo que pueden ser objeto de fraude. De hecho, ya ha habido varios problemas relacionados con estos vehículos.
Innovación 3: Nuevas alternativas para algunas partes del mundo. El atractivo de las criptodivisas tiende a ser mayor en países con divisas menos estables, señala Burtin. Como el oro, las criptodivisas pueden considerarse un activo para almacenar valor. La regulación permitiría mantener los beneficios que ofrecen las criptomonedas y controlar los aspectos negativos.
4. Utiliza la inversión en bitcoin para entender mejor la psicología del inversor
Aunque desaconsejar la inversión en bitcoin o en cualquier otra criptodivisa podría parecer lo más prudente, también son varios los motivos que aconsejan estudiar las distintas opciones. La mejor de las razones es la de entender la psicología del inversor.
Si un cliente invierte en bitcoin, puedes observar cómo reacciona a los niveles elevados de volatilidad de los mercados. Se trata de una forma valiosa y realista de entender la verdadera tolerancia al riesgo, más allá de lo que podemos encontrar en una encuesta estándar a los clientes, señala Burtin. Ese conocimiento de la psicología de un cliente puede resultar útil a la hora de elaborar un plan de asignación de activos para su cartera.
«El comportamiento es muy importante a la hora de invertir», señala. «No estamos hablando solo de bitcoin. Se trata de un experimento social».