La recesión parece una posibilidad cada vez más cierta en los mercados desarrollados para los próximos doce meses a ojos de los analistas de Fidelity International. La firma presentó el pasado diciembre unas perspectivas de inversión para 2023 que giraban en torno a capear la denominada “policrisis”, “una confluencia de presiones que pensábamos que podría obligar a los bancos centrales a endurecer en exceso las condiciones monetarias y desencadenar recesiones profundas”. Según los expertos de la gestora, “esta policrisis ha entrado en una nueva fase”.
Los expertos de Fidelity insisten en que, a pesar de que las economías habían empezado el nuevo año emitiendo señales de resistencia, “el episodio de subidas de tipos más rápidas de la historia está empezando a pasar factura”. En esta actualización de perspectivas para el segundo trimestre, desde Fidelity han identificado tres temáticas que vigilarán atentamente, y que exponen a continuación.
Tres temáticas para el 2º trimestre
La primera temática se denomina “aterrizaje forzoso frente a aterrizaje suave”. Durante las últimas semanas, los inversores han seguido descontando fuertes recortes de los tipos de interés a finales de este año, pero hasta ahora la Reserva Federal no ha variado un ápice su postura, llevada por el convencimiento de que debe mantener los tipos altos durante más tiempo a la vista de la persistencia de la inflación y las tensiones de los mercados laborales. Desde la gestora observan que “mantener los tipos altos durante más tiempo intensificará la presión que sufren los sistemas financieros y ya están empezando a aparecer fisuras”. “No creemos que el hundimiento de Silicon Valley Bank, al que siguió el de Credit Suisse, sea un síntoma de riesgo sistémico en el sistema bancario, pero podría ser la antesala de nuevas turbulencias”, matizan.
Los analistas de Fidelity vaticinan que “aparecerán nuevas tensiones si no se relaja la política monetaria, lo que dará a la Fed razones para revisar su postura”. Por tanto, según la gestora, el desenlace más probable es una recesión cíclica durante los próximos doce meses en la que calculan que el paro aumente entre un 1% y un 3%, pero advierten que “podría producirse una recesión más grave si la Fed mantuviera su postura restrictiva a lo largo de 2023”.
La segunda temática se titula “riesgos y oportunidades para las empresas”. En este entorno de tipos más altos durante más tiempo, los equipos de inversión de Fidelity están centrados en utilizar sus recursos de análisis ascendente para identificar valores con perfiles resistentes. En concreto, están buscando sectores y regiones con ventajas estructurales y rasgos defensivos, junto con valoraciones atractivas, que ofrezcan la mejor relación riesgo-recompensa. A más largo plazo, en Fidelity consideran que “las temáticas de la sostenibilidad, los cambios demográficos y la relocalización/deslocalización cercana siguen ofreciendo buenas oportunidades para obtener rentabilidades superiores”.
La tercera temática gira en torno a la reapertura de China y los “vientos del Este” que provoca. “Si las autoridades occidentales están preparándose para un aterrizaje forzoso, lo que está ocurriendo en China podría suponer un verdadero bálsamo”, anticipan desde la firma. Para empezar, esperan que en 2023 su inflación se mantenga por debajo del objetivo oficial del 3%, lo que permitirá a las autoridades mantener una política relativamente expansiva.
“A diferencia del consenso, a nosotros el Congreso del Partido Comunista del pasado mes de octubre nos pareció un punto de inflexión positivo. Desde entonces, los líderes chinos han insistido en el crecimiento de calidad, redirigiendo la economía desde un modelo de inversión basado en las exportaciones hacia otro basado en el consumo y la industria nacional”, explican. Los expertos de la gestora añaden que “las autoridades podrían poner en marcha estímulos muy específicos para sostener la economía, dando más prioridad a la calidad que al ritmo de la recuperación”.
Otra tendencia clave para Fidelity es la importancia que concede China a la autosuficiencia en áreas como la ciencia y la tecnología, evidenciada en el compromiso para impulsar la fabricación de alto valor añadido. “Esto podría ayudar a las empresas chinas a competir en todo el mundo en tecnologías de última generación y acelerar el desarrollo del sector digital”, explican desde la gestora.
Asimismo, recuerdan que el gasto de consumo y los precios de la vivienda habían empezado a emitir señales de rebote ya en el último trimestre del año pasado, alimentadas por la demanda contenida después de tres años de restricciones por el COVID, por lo que concluyen que “la recuperación completa podría no estar lejos”.
Todo esto provoca que, siempre según la gestora, en el sureste asiático, los “vientos” de China aclaren las perspectivas económicas, aunque puntualizan que las economías más orientadas a las exportaciones, como Malasia, “podrían sufrir dificultades a causa de la desaceleración de la demanda en Occidente”. Los analistas de Fidelity explican que, debido a sus estrechos lazos con la segunda mayor economía del mundo, los países de la región han recibido un gran impulso en el comercio, la industria y el turismo durante los últimos meses.
El otro gigante asiático, la India, está emitiendo señales de desaceleración, aunque se perfila para encabezar el crecimiento del PIB de la región este año. “En los mercados financieros del país todavía estamos viendo presión vendedora por la inquietud de los inversores institucionales extranjeros ante las elevadas valoraciones. El aumento de los costes de financiación y los riesgos de recesión mundial podrían estar pesando sobre su consumo e industria, donde la correlación económica con EE.UU. -su socio comercial más importante- es mayor que la de la mayoría de los países del sureste asiático”, concluyen desde Fidelity.