La década de expansión económica no ha terminado con un simple suspiro. Según Capital Group, el coronavirus la detuvo en seco. En un artículo publicado en su página web, apunta que, tras caer un 5% en el primer trimestre, es probable que el PIB de Estados Unidos registre un descenso más pronunciado en el segundo. Mientras, el gasto de los consumidores, que representa alrededor de dos tercios de la economía estadounidense, se redujo un 13,6% en abril, el mayor descenso de la historia.
“A corto plazo, se esperan nuevas malas noticias, empezando por el trágico coste humano. El nivel de desempleo, que es histórico, afectará de manera prolongada a la economía, y muchas empresas se encuentran en una situación de quiebra”, señala la gestora. La senda de la recuperación dependerá de la evolución del virus y de la respuesta de la sanidad pública, y los mercados bursátiles pueden tambalearse durante un tiempo hasta que la economía se afiance. “El mercado de valores estadounidense parece haber descontado una rápida recuperación económica”, dice el economista Jared Franz, que, sin embargo, espera una recuperación más gradual, en forma de U, “con baches a lo largo del camino”.
¿Cuándo dejarán paso los problemas a corto plazo a beneficios a largo plazo? Según la gestora de renta variable Claudia Huntington, en los próximos seis meses, presenciaremos algunos retos, y la demanda de los consumidores se mantendrá estancada durante un tiempo. “No obstante, mi pronóstico a tres años es muy optimista. Estoy viendo muchas oportunidades de inversión a largo plazo en este entorno”, añade en el artículo.
Cuando nos encontramos en medio de una crisis, parece como si nunca fuera a terminar, pero Capital Group ve importante recordar que las recuperaciones de los mercados han sido más prolongadas y sólidas que las caídas. En los últimos 70 años, los mercados bajistas en EE.UU. han durado una media de 14 meses con pérdidas del 33%, mientras que, tomando el S&P 500 como referencia, los mercados alcistas se han mantenido 72 meses con una media de beneficios del 279%.
Por otro lado, los rendimientos han sido a menudo más elevados justo después de que el mercado haya tocado fondo: después de la crisis del 2008, por ejemplo, el mercado bursátil estadounidense cerró 2009 con ganancias del 23%. “El hecho de no aprovechar un repunte puede resultar muy costoso, por lo que es importante considerar la posibilidad de seguir invirtiendo incluso en los periodos más difíciles”, advierte la gestora.
En ese sentido, hace hincapié en que las compañías más sólidas se han creado en tiempos difíciles. Es el caso de McDonald’s, Walmart, Microsoft o Starbucks. Estas dos últimas, por ejemplo, se constituyeron durante la época de la estanflación de los años 70, marcada por dos recesiones y uno de los peores mercados bajistas de la historia de Estados Unidos. “Las empresas que pueden adaptarse y crecer en tiempos difíciles suelen presentar atractivas oportunidades de inversión a largo plazo. El análisis fundamental bottom-up es la clave para diferenciarlas de las que probablemente se queden atrás”, señala.
La digitalización de la vida diaria
Parte de la reciente actividad de la demanda refleja una ampliación de las tendencias actuales: la demanda de la nube era altísima antes del brote de COVID-19, pero este la ha impulsado. El comercio electrónico, los pagos por móvil y los servicios de transmisión de vídeo han gozado de gran popularidad durante el confinamiento. “Aunque es probable que los niveles de actividad en línea se moderen, la pandemia podría ser un catalizador para un crecimiento aún más intenso del comercio electrónico en años venideros”, afirma Capital Group.
Según el gestor Mark Casey, los servicios que ya eran útiles se han convertido en una necesidad casi esencial. Por ejemplo, mucha gente se vio obligada a comprar en los supermercados online por primera vez, y las suscripciones a Netflix se dispararon. Sin embargo, también hay margen para progresar: el comercio electrónico representó apenas un 11% de las ventas minoristas de EE.UU. el año pasado, y los pagos móviles se mantuvieron en niveles igualmente bajos. “Teniendo en cuenta en qué punto nos encontramos en el ámbito de la tecnología de consumo, el potencial de crecimiento es realmente atractivo”, afirma Casey.
Se avecinan elecciones presidenciales
En un extraño vuelco de la situación política y económica, el evento que todos esperaban que fuera la mayor noticia del año ha sido relegado a un segundo plano. Según la entidad, desde un punto de vista histórico, las elecciones presidenciales no han marcado ninguna diferencia en cuanto a los beneficios de las inversiones a largo plazo. “El mercado de valores estadounidense ha avanzado durante todas las elecciones desde 1933, alcanzando nuevos máximos con el tiempo, independientemente del hecho de que la Casa Blanca estuviera ocupada por un republicano o un demócrata”, revela.
Por ello, insiste en que lo más importante es mantener las inversiones. Abandonar el mercado durante las elecciones rara vez ha dado sus frutos. Es el momento, no la sincronización, lo que marca la diferencia. “Por su propia naturaleza, las elecciones tienen ganadores y perdedores, pero los verdaderos ganadores han sido los inversores que evitaron la tentación de sincronizar el mercado y permanecieron en él a largo plazo”, sentencia.