Para el segundo semestre del año, Candriam ve una lenta reaceleración del crecimiento mundial. Aunque ve que vuelve el crecimiento en EE.UU., en los países emergentes aún es decepcionante y en Europa la recuperación es muy lenta.
Economías emergentes: un crecimiento todavía decepcionante
Después de una fuerte recuperación en 2010, el crecimiento mundial no ha dejado de desacelerarse y sus perspectivas no han parado de revisarse a la baja. Aunque, de entrada, tras la crisis, estaba claro que el crecimiento no alcanzaría los ritmos de antes, la continua ralentización de las economías emergentes ha sorprendido: la dificultad de estos países para adaptar sus modelos de crecimiento al nuevo entorno financiero ha sido ampliamente subestimada. Desde la crisis, las regiones desarrolladas no pueden, tanto como en el pasado, absorber los excedentes de ahorro de China y de los países petroleros, ni tampoco arriesgarse a financiar a los países emergentes, tradicionalmente prestatarios.
El impacto directo de la ralentización del crecimiento de las economías emergentes en las economías desarrolladas no se debe exagerar: las importaciones de China, en particular, destinadas a satisfacer la demanda interior son claramente más débiles de lo que parecía. “Las dificultades que los países emergentes están experimentando hacen poco probable, al menos a corto plazo, una apreciación significativa de sus divisas: no tiene sentido esperar que una bajada del dólar y del euro sostenga el crecimiento de las economías desarrolladas”, explica al respecto Anton Brender, director de estudios económicos de Candriam.
Estados Unidos: tras el invierno, vuelve el crecimiento
En los Estados Unidos, la actividad se ha estancado bruscamente en el primer trimestre, en gran medida debido a las condiciones meteorológicas extremas, pero también por una acumulación rápida de los stocks a finales del año asado. “La mejora de los resultados de la encuestas económicas desde esta primavera permite esperar una reaceleración de la actividad a partir del segundo trimestre”, anuncia Brender.
A pesar de unos tipos de interés más elevados que a comienzos del verano pasado y de las condiciones de crédito todavía restrictivas para los prestatarios hipotecarios – en especial para los que acceden a las hipotecas por primera vez y para los de ingresos más modestos – la inversión residencial debería servir de apoyo a la actividad. La reciente alza de los créditos industriales y comerciales permite esperar asimismo un avance moderado de la inversión productiva. Por último, la continuación de la mejora del mercado de trabajo mantendrá los ingresos de las familias y su consumo.
Como media anual, el crecimiento del PIB será próximo al 2,5 % en 2014 y se acelerará hacia el 3 % en 2015. A pesar del descenso relativamente rápido de la tasa de desempleo, la economía se mantiene lejos del pleno empleo: el empleo acaba de volver apenas a su nivel de 2007 y la tasa de empleo para las personas de 25-54 años es todavía muy inferior a la de antes de la crisis. Las subidas de los salarios son modestas y la inflación sigue por debajo del objetivo del banco central. Según Anton Brender, “en este contexto, la Reserva Federal debería seguir con la «normalización» de su política monetaria, pero tiene todas las razones para ser muy prudente en la subida de sus tipos de referencia”.
Zona euro: recuperándose… lentamente
En la zona euro, el crecimiento se recupera lentamente. “Los indicadores de confianza se han claramente recuperado y los niveles observados en los países afectados más duramente por la crisis están ya próximos a la media de la zona”, afirma al respecto Florence Pisani, economista de Candriam. Progresivamente, la demanda de crédito de las empresas vuelve a ser positiva, pero las condiciones de préstamo siguen siendo restrictivas, en especial para las pymes de los países periféricos. A lo largo de los meses, la mejora de la demanda percibida por las empresas debería permitir una ligera recuperación de la inversión productiva. También debería recuperarse el empleo, pero lentamente. Al mismo tiempo, el nivel elevado del paro continuará pesando en las evoluciones salariales: la contracción del consumo familiar se relajará, pero no se espera una mejora considerable. La política presupuestaria será globalmente menos desfavorable para el crecimiento: la restricción media esperada (excluyendo a Alemania) en 2014 y 2015 es del orden de 0,5 puntos de PIB, frente a los 0,8 puntos en 2013. Después de dos años de recesión, la zona euro retomará así el crecimiento: como media anual, el PIB crecería un poco más del 1% en 2014 y del 1,5% en 2015.
“A falta de una demanda interior dinámica, esta recuperación sigue siendo frágil: aunque el riesgo de deflación sea exagerado, el de un crecimiento nominal peligrosamente débil es muy real”, explica Florence Pisani. El BCE no lo ignora, pero sigue esperando que sus anuncios – de tipos bajos para un periodo prolongado, una posible flexibilización cuantitativa… – eventualmente acompañados de acciones modestas (un descenso de los tipos de refinanciación, el paso a un tipo de interés sobre los depósitos negativos) podrán ser suficientes para eliminar este riesgo.
El BCE también podría, si fuera necesario, poner en práctica un quantitative easing a la europea. Teniendo en cuenta la estructura del sistema financiero, sus efectos directos serán muy probablemente de efectos limitados. Sus efectos indirectos podrían ser más potentes si condujeran a una subida de la confianza y a un descenso del euro. Aun siendo limitados los instrumentos de los que dispone el BCE, su política tendrá menos impacto por sus efectos mecánicos que por su influencia en la percepción de los operadores de los mercados.