Según un estudio de Baker McKenzie, la inversión china a nivel global en Europa y América del Norte disminuyó considerablemente en 2018, pasando de 94.000 millones de dólares en 2016 y 111.000 millones en 2017 a solo 30.000 millones de dólares en 2018. ¿Cómo se comportó la inversión china el año pasado?
Donde se produce un descenso más señalado geográficamente es en América del Norte ya que, tras haber disminuido de 48.000 millones de dólares en 2016 a 31.000 millones en 2017, la inversión directa china vuelve a decaer en 2018 a solo 8.000 millones de dólares. En concreto, en Estados Unidos la caída del interés inversor chino es especialmente llamativa, debido a, entre otros factores, la guerra arancelaria entre ambos países. Desde los máximos de 45.630 millones de dólares invertidos por inversores chinos en 2016 y los 29.000 millones de dólares en 2017 se ha pasado a solo 4.800 millones en 2018, lo que supone un descenso del 83% en un año.
Estas cifras son el resultado del endurecimiento de las restricciones a las operaciones procedentes de China por parte de las autoridades locales, a las revisiones más estrictas de las condiciones para la inversión extranjera en EE.UU., sumado a la reciente tensión en las relaciones bilaterales entre las administraciones de Pekín y Washington.
En contraste, Canadá experimentó un importante crecimiento en la inversión china este año, de 1.500 millones de dólares en 2017 a 2.700 millones de dólares en 2018 (un aumento del 80%) debido a varias adquisiciones mineras importantes. “Si descontamos las desinversiones, podemos señalar que Canadá recibió más inversión china que los EE.UU. durante 2018, siendo especialmente relevante la adquisición de Nevsun Resources por parte de Zijin Mining Group por valor de 1.250 millones de dólares”, explica el informe en sus conclusiones.
Según explica Maite Díez, socia de M&A de Baker McKenzie, «pese a las restricciones internas a la salida de capitales, a las desinversiones en algunas compañías europeas y norteamericanas y a las tensiones comerciales con EE.UU., China sigue consolidando su política de diversificación geográfica y sectorial de sus inversiones en el extranjero. Pese a la incertidumbre y la volatilidad presente en los mercados financieros, el apetito inversor chino ha aumentado notablemente en España, Suecia, Canadá, Alemania o Francia donde no han dudado en llevar a cabo operaciones en activos de sectores en auge que aporten valor añadido a sus compañías así como presencia en mercados relevantes».
Inversión china en Europa
Respecto a Europa, los destinos favoritos de los inversores chinos en Europa durante 2018 fueron Reino Unido, Suecia, Alemania, Luxemburgo, Francia y España. En el Viejo Continente, las compañías chinas han llevado a cabo operaciones por valor de 22.500 millones de dólares en 2018, un notable descenso comparado con los 80.000 millones de dólares que invirtieron en 2017.
Como señala el informe de Baker McKenzie, la inversión extranjera directa china en Europa también cayó en 2018, pero en líneas generales se mantuvo mejor que en Estados Unidos. El valor total de las operaciones cerradas fue de 22.500 millones de dólares en 2018, un 70% menor que los 80.000 millones de dólares alcanzados en 2017.
Las transacciones más relevantes llevadas a cabo por inversores del gigante asiático en Europa han sido la adquisición en Suecia del 8.2% de Volvo por parte de Zhejiang Geely Holding Group por valor de 3.500 millones de dólares, la compra del 25% de Global Switch en Reino Unido por parte del consorcio Strategic IDC valorada en 2.800 millonesde dólares y la entrada de Legend Holding en el capital del Banque Internationale de Luxemburgo, adquiriendo el 89% por 1.800 millones de dólares.
Analizando por sectores, las compañías chinas invirtieron principalmente en Europa en automoción con un 17% de las operaciones, servicios financieros con un 15% de las transacciones, tecnologías de la información y las comunicaciones -que acaparó un 14% de las inversiones provenientes de China- mientras que el sector sanitario y biotecnológico atrajo un 11% del total del interés inversor chino.
Políticas regulatorias
Por otro lado, el análisis de Baker McKenzie apunta que en 2018 hubo al menos siete operaciones canceladas en Europa por valor de 1.500 millones de dólares (el mismo número que en 2017 aunque suponen un aumento del 200% en valor) y catorce operaciones canceladas en América del Norte por un valor de 4.000 millones (un aumento del 17% en volumen, y del 65% en valor).
Durante la primera mitad de 2018 se experimentó un endurecimiento del escrutinio de las operaciones de inversores chinos por parte de las autoridades en América del Norte, principalmente debido a ajustes en la política referente a la inversión extranjera en Estados Unidos. Esto produjo que, durante la segunda mitad del año, las compañías chinas se mantuvieran progresivamente alejadas de operaciones que podían ser potencialmente problemáticas en lo regulatorio. En Europa, el número de operaciones canceladas aumentó en la segunda mitad del año, ya que varios gobiernos europeos endurecieron las medidas regulatorias sobre inversiones de terceros países lo que se sumó al progresivo endurecimiento de las condiciones financieras en China.
Como señala Díez, “la puesta en marcha de mecanismos de control de inversiones en algunos mercados receptores de inversiones chinas, así como las restricciones financieras impuestas por el Gobierno de Pekín, son factores que están teniendo consecuencias relevantes, especialmente en lo referente a cancelaciones de operaciones en curso. A la espera de que la UE establezca una regulación al respecto, mercados relevantes para China como pueden ser Francia, Alemania, Italia o Reino Unido están fortaleciendo o en proceso de endurecer sus regímenes de control de inversiones provenientes de terceros países con el fin de aumentar la transparencia de las inversiones chinas en sectores estratégicos para su economía”.
Flujos de inversión
Las compañías chinas vendieron activos a un ritmo sin precedentes, tanto en Europa como en América del Norte en 2018, ya que completaron ventas de activos por valor de 5.000 millones en Europa y de 13.000 millones en América del Norte. Asimismo, en la actualidad hay activos por valor de 12.000 millones de dólares puestos a la venta por compañías chinas.
Las razones de estas desinversiones son diversas, aunque desde Baker McKenzie señalan la campaña de limpieza y ajuste financiero en China que ha obligado a un puñado de inversores prominentes -que impulsaron gran parte del auge inversor en 2015 y 2016- a vender sus participaciones en el extranjero. “La ola de desinversiones se está llevando a cabo principalmente en EE.UU. y en sectores como el inmobiliario, industria hotelera y turismo y entretenimiento. Por tanto contabilizando las desinversiones completadas, las entradas netas de capital chino en América del Norte arrojaron un saldo negativo de 5.500 millones de dólares en 2018”, apunta el informe entre sus conclusiones.
Finalmente, desde Baker McKenzie ilustran que las perspectivas prevén un mantenimiento de la actual divergencia inversora en los próximos meses, ya que las perspectivas son más positivas para Europa donde sólo en el primer semestre de 2019, hay más de 20.000 millones de dólares en transacciones pendientes, mientras que en EE.UU. el apetito inversor chino sigue siendo débil, con menos de 5.000 millones de operaciones pendientes de cierre.