Año nuevo, paradigma nuevo. Las gestoras tienen claro que en 2024 tocará jugar en un terreno marcado por tipos más altos, una inflación que no termina de bajar, el riesgo de una recesión y el fin de la barra libre de liquidez en los mercados. Para saber posicionar la cartera de la forma más adecuada para cada inversor, primero hay que tener una idea clara de a qué nos enfrentamos y qué ha cambiado de cara al próximo año.
Desde Robeco explican que el escenario goldilocks toca a su fin. “La disminución del gasto de los consumidores y la reducción de la inversión empresarial probablemente son un reflejo de la profunda ralentización del ciclo económico del G7. La persistencia de tipos elevados puede provocar un aumento del desempleo hasta el 1%-2 % hacia 2025. Los balances corporativos y de los hogares siguen siendo sólidos, lo que hasta ahora ha evitado una recesión clásica. China, en cambio, se enfrenta a un riesgo de deflación en toda regla. La continuación de la tendencia a la baja de las ventas y los precios de la vivienda en China podría dificultar una recuperación sostenida del consumo interno”, explican.
En opinión de Peter van der Welle, estratega de Multiactivos de Robeco, al contrario de lo que esperaba el mercado, la economía estadounidense ha mostrado una sorprendente resiliencia en 2023, que se caracteriza por el bajo desempleo y la desinflación. “Dicho fenómeno, denominado desinflación inmaculada, se extendió también a la zona euro. Sin embargo, el último tramo para los bancos centrales será el más difícil. La continuación de los esfuerzos desinflacionistas tendrá un coste más elevado, ya que la compensación entre desempleo e inflación se acentúa a niveles de inflación más bajos. Se prevé que la inmunización efectiva de los Estados, las empresas y los hogares frente a un régimen de tipos de interés reales elevados se desvanezca. La actual narrativa de consenso sugiere un aterrizaje suave, donde se controle la inflación sin que aumente significativamente el desempleo. Pero creemos que es excesivamente optimista”, comenta Van der Welle.
Según prevén desde Robeco, a esto se suma un panorama geopolítico complejo, con conflictos y elecciones importantes en los países del G7. Desde Robec señalan: “El auge de los partidos de extrema derecha, los conflictos actuales y una relación díscola con China agravan la fragmentación del orden mundial y aumentan la incertidumbre en materia de política económica. La adopción de la inteligencia artificial se considera una posible solución para mejorar la productividad y reducir los costes laborales unitarios. Sin embargo, hasta ahora el potencial de la oferta derivado de la incorporación de la inteligencia artificial no se ha plasmado en una mejora de las cifras de productividad”.
Desde Eastspring Investments hablan directamente de la necesidad de repensar el entorno macroeconómico y la globalización. Según sus perspectivas para el próximo año, es probable que el riesgo de recesión se concentre en los mercados desarrollados, mientras que la mayoría de las principales economías emergentes deberían seguir creciendo en 2024.
“Es poco probable que una recesión en EE.UU. sea profunda o prolongada. Los balances de las empresas no financieras parecen relativamente sólidos y la deuda de los hogares estadounidenses sigue siendo manejable. Además, la inversión en infraestructuras y la recuperación gradual del consumo deberían impulsar el crecimiento en China. Es probable que la inversión manufacturera repunte, a medida que se produzca la reposición de existencias tanto en EE.UU. como en China. El sector inmobiliario se mantendrá probablemente débil.
Es probable que la ralentización de China y la recesión de los países desarrollados afecten a las economías asiáticas más dependientes de las exportaciones, mientras que los países con un mayor consumo interno podrían resistir mejor”, explica en su documento.
Respecto a Japón, desde Eastspring Investments, comentan que el país tiene una oportunidad única para salir de su era deflacionista. “Una inflación más arraigada en Japón permitiría a las empresas subir los precios y mejorar los márgenes. El Banco de Japón tendrá margen para deshacer su control de la curva de rendimientos y su política de tipos de interés negativos”, concluyen.
Implicaciones para la inversión
Ante este contexto, desde Amundi consideran que hay que apostar por una asignación de activos dinámica. Por ello proponen comenzar el año con un asset allocation conservador que incluya coberturas y diversifique entre activos y estrategias alternativos (oro, volatilidad); y de cara al final del año, aumentar gradualmente la renta variable y de gobiernos a crédito.
Coincide con la mayoría de las gestoras en que este contexto con tipos altos ha devuelto el atractivo a la renta fija y propone añadir gradualmente duración y centrarse en el crédito de calidad, en particular de deuda de mercados emergente y high yield europeo a corto plazo para empezar el año y, paulatinamente, aumentar la deuda local de los mercados emergentes ante el giro de la Reserva Federal y la debilidad del dólar.
La gestora reconoce que el mayor atractivo de la renta fija, no significa que no haya valor en la renta variable, pero matiza “hay que centrarse en buscar resistencia”. “A principios de año vemos necesario mantenernos defensivos centrándonos en dividendos, calidad y añadir baja volatilidad. Además, preferimos favorecer la renta variable global para jugar divergencias regionales y Japón, EE.UU. ponderado por igual. Pero al final de año, vemos apropiado un giro hacia mercados más cíclicos cuando la Fed empiece a bajar los tipos, así como una rotación hacia Europa, los mercados emergentes y las empresas de pequeñas capitalización”, han explicado Vincent Mortier, Group Chief Investment Officer de Amundi, y Monica Defend, Head of Amundi Investment Institute.
Justamente, desde Amundi consideran que los mercados emergentes son los grandes ganadores ante la mayor fragmentación que veremos en 2024. “Destaca India, los casos de nearshoring en los mercados emergentes, los ganadores en la transición energética, en especial aquellos que posean materias primas, y protagonicen avances tecnológicos, como por ejemplo China”, añade Mortier.
De cara a cómo evolucionarán las carteras, desde Amundi lanza una clara advertencia: “El desencadenante crítico será el pivote de la Fed y la reacción del mercado, gestionando el riesgo de estar demasiado cortos en activos de riesgo y el tono de estabilidad de los mercados”.
Una señal roja a la que el documento de perspectivas de Eastspring Investments se suma y añade: “Las elecciones, las tensiones geopolíticas y los nuevos riesgos de inflación son algunos de los principales riesgos. Por ello, los inversores tendrían que acostumbrarse a la volatilidad tanto en los mercados de renta variable como en los de renta fija. La diversificación sigue siendo un componente importante de sus herramientas”
Sin abandonar la inversión sostenible
Por último, desde Robeco consideran que en 2024 en las carteras tiene que seguir habiendo inversión sostenible. Según argumentan, teniendo en cuenta el considerable riesgo de que los precios del petróleo se mantengan elevados durante más tiempo en 2024 a pesar del debilitamiento del crecimiento, es probable que el punto de inflexión en la rentabilidad de los fondos sostenibles todavía no se produzca en 2024.
“A largo plazo, probablemente prospere la inversión sostenible, estimulada por regulaciones, valores de inversión ecológicos y el continuo interés de la sociedad y los inversores. En la actualidad, Europa, EE. UU. y otras regiones están promulgando más de 40 leyes que abarcan diversas cuestiones sociales y medioambientales. Dichas normativas pretenden obtener resultados deseables a largo plazo, pero pueden suponer un aumento de los gastos de capital o de los costes de funcionamiento para las empresas a corto plazo. Ante la creciente importancia de la sostenibilidad tanto en la legislación como en la sociedad, los accionistas se han vuelto más activos en el uso de sus derechos como accionistas”, argumentan.
En este sentido, Masja Zandbergen, responsable de Integración de ASG en Robeco, reconoce que las resoluciones de los accionistas suelen ser un buen indicador de lo que piensan los inversores institucionales. “El cambio climático ha acaparado mucha atención en los últimos años y continuará siendo un tema central en 2024. Vemos que la transparencia fiscal y la inteligencia artificial, cuestiones que desde hace tiempo forman parte del programa de compromiso de Robeco, también están empezando a suscitar el interés de los inversores, junto a la igualdad de oportunidades, la diversidad y las políticas de fijación de precios”, comenta.