“He llegado a la conclusión de que más de 10 años es una buena medida de tiempo para pasar página en el Bundesbank, pero también para mí personalmente”. Con estas palabras, Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, se ha despedido en una carta del personal del banco, tras anunciarse que él mismo ha solicitado al presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, su destitución.
Weidmann, que lleva en este cargo desde 2011, ha querido agradecer a sus colegas del BCE los años de trabajo y destacar que, bajo la dirección de Christine Lagarde, el ambiente ha sido abierto y constructivo en los debates, a veces difíciles, durante los últimos años. Además, ha querido subrayar el importante papel estabilizador de la política monetaria durante la pandemia, así como la conclusión satisfactoria de la revisión de la estrategia como un hito importante en la política monetaria europea. Weidmann considera que el Bundesbank ha aportado con confianza su competencia analítica, así como sus convicciones fundamentales, al proceso de revisión recientemente concluido. «Se ha acordado un objetivo de inflación simétrico y más claro. Hay que prestar más atención a los efectos secundarios y, en particular, a los riesgos para la estabilidad financiera. Se ha rechazado un objetivo de superación de la tasa de inflación», continúa Weidmann.
Los analistas de ING apuntan que Jens Weidmann continúa con lo que casi se ha convertido en una tradición de que los banqueros centrales alemanes abandonen su cargo antes del final oficial de su mandato. “Basta pensar en sus dos predecesores Axel Weber y Ernst Welteke, o en los miembros del Comité Ejecutivo del BCE Jürgen Stark, Jörg Asmussen y Sabine Lautenschläger. Es cierto que los motivos de todas sus salidas anticipadas fueron diferentes y sólo Weber y Stark se marcharon tras la disonancia pública con la política monetaria del BCE”, matizan.
En opinión de Annalisa Piazza, analista de renta fija de MFS Investment Management, aunque la dimisión de Weidmann se debe oficialmente a motivos personales, su carta a los empleados deja entrever de algún modo el malestar que el miembro del Consejo de Gobierno ha experimentado durante los últimos 10 años de política acomodaticia. “La visión de Weidmann sobre la política monetaria es claramente mucho más conservadora que la actual postura del BCE, que tiene en cuenta la cooperación con la política fiscal y las condiciones de financiación. Weidmann también expresó su frustración sobre el enfoque del BCE con respecto a la desinflación, que parece ser diferente de cómo el Consejo de Gobierno aborda los riesgos inflacionarios. Es demasiado pronto para especular sobre quién sustituirá a Weidmann. Dicho esto, el presidente del Bundesbank participará en los debates sobre el futuro del PEPP y sobre cómo el BCE configurará su política en una era post-pandémica”, explica Piazza.
En concreto, de cara a futuro, en su carta señala que ahora todo depende de cómo se «viva» esta estrategia mediante decisiones concretas de política monetaria. «En este contexto, será crucial no mirar de forma unilateral los riesgos de deflación, pero tampoco perder de vista los posibles peligros de inflación. Una política monetaria orientada a la estabilidad solo será posible a largo plazo si el marco normativo de la Unión Monetaria sigue garantizando la unidad de acción y responsabilidad, la política monetaria respeta su estrecho mandato y no se ve atrapada por la política fiscal o los mercados financieros. Esta sigue siendo mi firme convicción personal, al igual que la gran importancia de la independencia de la política monetaria”, ha recordado Weidmann.
Wolfgang Bauer, gestor en el equipo de renta fija pública de M&G Investments, considera que Weidmann ha elegido “un momento interesante”, para anunciar su dimisión como presidente del Bundesbank a finales de año. “Que la salida de uno de los miembros más conservadores del Consejo de Gobierno del BCE suponga un golpe para los halcones de la política monetaria europea o no dependerá, por supuesto, del sucesor de Weinman. Según la legislación alemana, el Presidente del Bundesbank es propuesto por el Gobierno alemán antes de ser nombrado por el Presidente de Alemania. Por lo tanto, el resultado de las actuales conversaciones de coalición tras las recientes elecciones federales alemanas es importante en este contexto.
En opinión del gestor de M&G, un gobierno de Scholz, con los socialdemócratas como principal partido de coalición, podría presionar para que el presidente del Bundesbank sea menos belicoso. “En ese caso, el equilibrio de poder en el Consejo de Gobierno del BCE se inclinaría más hacia las palomas, lo que haría menos probable un abandono de la actual política monetaria ultraexpansiva en Europa, con tipos de interés muy bajos y elevados volúmenes de compra de activos. Los activos de riesgo de la periferia, en particular, podrían beneficiarse de un Bundesbank y, por extensión, de un BCE, más moderados”.
Los expertos de ING coinciden en que su dimisión llega en un momento crucial para el BCE. “El bando de los halcones está perdiendo una voz importante. En un momento en que la creciente presión inflacionista parece haber alimentado una evaluación de la inflación más equilibrada que en el verano. Aunque el miembro del consejo de administración Philip Lane reiteró ayer que la orientación futura del BCE no justificaba realmente las especulaciones de los mercados financieros sobre futuras subidas de tipos, la perspectiva del aumento de la inflación, la inmunidad de los rebaños y una economía que vuelve a los niveles anteriores a la crisis antes de finales de año están creando un fuerte argumento para retirar el estímulo de emergencia del BCE y empezar a reducir las compras de activos. Quizá la decisión de hacer esto último sea el último éxito de Weidmann como presidente del Bundesbank en la reunión de diciembre del BCE”, concluyen.