2023 ha resultado ser un año complejo. Por un lado, tal y como se esperaba, el crecimiento y la inflación se enfriaron a escala mundial. Pero, por otro, hemos sido testigo de muchos sobresaltos que digerir, como las quiebras en el sector bancario local estadounidense, las tensiones geopolíticas y los conflictos bélicos, y a la segunda mayor economía del mundo, China, luchando con su mercado inmobiliario.
Según el análisis de los expertos, 2023 también ha sido un año turbulento para los inversores. Los mercados de renta fija se mantuvieron a flote durante la mayor parte del primer semestre del año, antes de registrar fuertes caídas en octubre. A diferencia de la renta fija, los mercados de renta variable se dispararon durante los primeros meses del año, impulsados por unos valores cíclicos muy deprimidos al disiparse los temores a una recesión. “El repunte, sin embargo, terminó abruptamente en medio de los problemas del sector bancario, que trajeron a la memoria la crisis financiera mundial”, explica Christian Gattiker, director de Análisis de Julius Baer.
En resumen, según Kevin Thozet, miembro del Comité de Inversiones de Carmignac, la volatilidad de la renta variable y la renta fija divergieron. “La volatilidad de la renta variable volvió a los niveles previos a la crisis del coronavirus, mientras que la de la renta fija se mantuvo en niveles récord, una deriva habitual a medida que avanzaba el ciclo alcista”, señala.
A mitad de año, en concreto a finales de julio, la atención de los inversores volvió a centrarse en la política monetaria. Según Gattiker, más concretamente, el mercado empezó a valorar la perspectiva de tipos de interés más altos durante más tiempo, dado que el contexto económico seguía siendo sólido y la inflación continuaba por encima de la zona de confort de los bancos centrales. En consecuencia, en el mercado la debilidad de los patrones estacionales tampoco ayudó, y la renta variable entró en territorio de corrección.
“Sin embargo, la corrección duró poco. La subida de los rendimientos de los bonos, junto con una inflación más débil y fuertes efectos estacionales, ayudaron a levantar los mercados de renta variable desde sus mínimos de finales de octubre, sentando las bases para un repunte de fin de año. Así pues, en conjunto, los activos de riesgo registraron un rendimiento sólido, aunque este último estuvo bastante sesgado hacia principios y finales de año. Los valores de tecnología de la información, la deuda pública a largo plazo y los activos digitales obtuvieron los mejores resultados, mientras que las acciones de Hong Kong, el efectivo denominado en euros y las materias primas energéticas se rezagaron”, señala el experto de Julius Baer.
Para Thozet, llama la atención que los mercados de renta variable estadounidenses se vieron especialmente favorecidos por los llamados “7 magníficos” y los sectores defensivos como los servicios públicos, los productos básicos y la atención sanitaria (excluidos los fabricantes de medicamentos contra la obesidad) registraron rentabilidades casi negativas, al igual que la energía.
“La dispersión fue el tema clave del año, tanto en los mercados de renta variable como en los de crédito. El aumento del coste del capital y el cambio radical de las narrativas a lo largo del año mantuvieron en vilo a los mercados. Fue un entorno ideal para los amantes de la renta variable y la renta fija, siempre que se situaran en el lado correcto de la curva de dispersión. Por último, el carry fue el motor de rendimiento más favorecido este año, y con razón. Los mercados de crédito con grado de inversión y de alto rendimiento en euros rindieron un 7,5% y un 12%, respectivamente, este año. Con una volatilidad muy limitada, la clase de activos reclama el primer puesto en términos de rendimientos ajustados al riesgo para el año. La correlación entre la renta variable y la renta fija experimentó alocadas oscilaciones, pasando de ser agradablemente negativa, cuando se hundieron algunos bancos regionales estadounidenses, a ser positiva en el peor de los casos, y en el mejor, cuando el año terminó con un rally de todo tipo”, apunta.
Lo más leído en Funds Society
El resumen de estos dos expertos coincide con las noticias que más interés despertaron entre los lectores de Funds Society a lo largo del año. Las reuniones programadas de los grandes bancos centrales, tanto la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de Inglaterra (BoE), y sus decisiones sobre su política monetaria han sido algunos de los temas más seguidos. La evolución de los tipos de interés y la lucha por controlar una inflación, que comenzó el año siendo algo temporal para acabar siendo algo casi estructural, ha sido muy relevante para el comportamiento de los mercados y, por ende, para la cartera de los inversores, ya que un periodo de tipos más alto durante más tiempo nos lleva a un nuevo paradigma en 2024.
En este sentido, una de las historias más relevantes del año fue la caída de Silicon Valley Bank, ya que representó el primer aviso sobre el efecto del endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos. No hay que olvidar que después de Silicon Valley Bank llegó el turno de Silvergate, Signature Bank, First Republic y Credit Suisse, que mostraron problemas y trajeron al imaginario colectivo la debilidad del sistema financiero que vivimos en 2008. Sin embargo, los expertos se esforzaron en recordarnos que no estábamos ante el mismo caso y así fue, no se desató ninguna crisis financiera.
El banco europeo que aparece en esa lista, Credit Suisse, también ha sido uno de los grandes nombres del año, ya que ha protagonizado un importante episodio de volatilidad en el mercado de bonos convertibles y una de las operaciones de negocio más relevantes de los últimos doce meses, tras ser adquirida por UBS por 3.200 millones de dólares en marzo.
Si nos focalizamos en el sector y analizamos cuáles han sido las otras noticias de negocio más importante, los lectores han estado atentos a la creación de Tigris Alternative Investments (Tigris Alts), promovido por Jimmy Ly (CEO de Tigris Investments) y José Castellano en Miami (presidente de Tigris Investments), y Zink Solutions, firma de gestión de grandes patrimonios creada por Conchita Calderón, Miguel Cebolla, Manuel Sánchez Castillo y José Santamaría. A esto se suma que en mayo Santander Asset Management lanzó su nueva gestora de fondos de inversión alternativos. Ambos casos son un ejemplo de la relevancia que han tomado los activos alternativos en las carteras de los inversores este año, una tendencia que comenzó en 2022 y que se consolidó en 2023.
En cuanto al mercado, en línea con lo que apuntaban los expertos, la vuelta de la renta fija a las carteras ha sido el otro gran tema de mercado en este 2023. En consecuencia, a lo largo de los últimos 12 meses, las gestoras han ido compartiendo sus mejores ideas en este universo de inversión, entre las que han estado los bonos, las estrategias a vencimiento y el crédito investment grade, así como numerosos lanzamientos de nuevos fondos de renta fija.
Por último, una de las tendencias más seguidas por los lectores ha sido la sostenibilidad y las oportunidades de inversión que la transición energética puede presentar a los inversores, algo que se ha reflejado en la celebración de la COP28. También ha despertado mucho interés el análisis en torno a los riesgos geopolíticos, tras no cesar la guerra de Ucrania y desatarse una nueva en Oriente Próximo. Unos riesgos que los inversores consideran que persistirán el próximo año, al igual que lo harán las principales tendencias vistas este año.