La apertura de la zona de libre comercio de Shanghái marca uno de los hitos de lo que será “la nueva China”, con nuevas oportunidades para los inversores.
La zona es una base de pruebas para la reforma, pues el país pretende pasar de la “vieja China” fuertemente controlada por el Estado e impulsada por las exportaciones, a una economía moderna, afirma Victoria Mio, gestora de cartera de Robeco para la renta variable del país.
China aspira a avanzar hacia una economía más orientada al consumo, con mayor énfasis en el desarrollo de una incipiente industria de servicios y con menor control estatal sobre la empresa privada.
“China ha estado experimentando un periodo de transición desde que la crisis financiera y las recesiones azotaron a occidente, pues ya no puede depender de las exportaciones para sostener el crecimiento. La nueva China guarda relación con el crecimiento que propiciarán estas reformas estructurales”, afirma Mio.
“La nueva China guarda relación con el crecimiento que propiciarán estas reformas estructurales”
Unos meses ajetreados para los legisladores
A nivel político, la maquinaria ya está en marcha. Desde que el nuevo Gobierno chino asumió sus funciones en marzo, ha estado formulando activamente nuevas reformas que comenzarán a aplicarse en serio a partir de 2014. La tercera Sesión Plenaria del Partido Comunista, en el poder, se celebrará en noviembre para autorizar una extensa reestructuración financiera y económica.
La apertura de la zona de Shanghái en septiembre es precursora de la solicitud de China para incorporarse al Acuerdo de Asociación Transpacífico, una poderosa zona de comercio que incluye a Japón, Estados Unidos y otras 10 naciones del Cinturón del Pacífico que representan un 40% del comercio mundial. Para ser miembro se exige una libertad completa de capital, que hasta ahora había estado bajo el control del Gobierno chino.
“China está tratando de reducir el papel del Gobierno en la economía. La zona de Shanghái permitirá a las empresas participantes en ámbitos claves de crecimiento realizar sus operaciones comerciales sin tener que recibir la aprobación del Gobierno”, afirma Mio, desde Hong Kong.
Las reformas se describen como el ‘Big Bang’ de China, cuyos efectos serán similares a cuando se reformaron los mercados financieros occidentales en los años ochenta. Aspiran también a ayudar a que el país alcance su objetivo de establecer el renminbi como divisa de reserva mundial en el futuro.
“China trata de reducir el papel del Gobierno en la economía”
Las oportunidades de inversión son abundantes
Ello abre muchas oportunidades para los inversores, afirma Mio. Su fondo ha rendido por encima del índice de referencia desde que se estableció, en el año 2004, gracias a su combinación de técnicas fundamentales y de selección cuantitativa de acciones, junto con un análisis temático de carácter macroeconómico.
Los inversores fueron espantados este año por los temores de un aterrizaje forzoso para el crecimiento chino tras un primer semestre más débil de lo esperado, pero el PIB se ha acelerado en la segunda mitad, y el objetivo anual del 7,5% se considera ahora fácilmente alcanzable.
“Creemos que mejorar la calidad del crecimiento, más impulsado por el consumo, la demanda interna y las empresas orientadas a los servicios, y menos impulsado por las exportaciones y el Gobierno, es el modo en que avanzará la nueva China”, afirma.
Redireccionamiento hacia los servicios
China – durante mucho tiempo la fábrica del mundo, con un marcado énfasis en la manufactura – desea avanzar hacia una economía más basada en los servicios. En la zona de libre comercio de Shanghái, el Gobierno ha establecido una ‘lista negativa’ de industrias de la ‘vieja China’, que vio un fuerte control estatal, y una ‘lista positiva’ de negocios de la ‘nueva China’ que serán promocionados.
Las industrias negativas incluyen monopolios estatales en la minería y el transporte; ‘industrias ideológicas’ tales como medios de comunicación; y manufactura estratégica, como ferrocarriles. Las industrias positivas incluyen servicios financieros y profesionales, tecnología, asistencia sanitaria, educación y cultura. Estas empresas incluidas en la lista positiva no necesitarán la aprobación del Gobierno para llevar a cabo sus actividades.
Las reformas que se pondrán a prueba en la zona de libre comercio de Shanghái incluyen una relajación de los controles sobre los bancos extranjeros, y menores restricciones para los embarques extranjeros en el mayor puerto del mundo. El Gobierno pretende reducir las barreras de acceso a la lista positiva y progresiva de empresas.
Los nuevos temas se centrarán también en reducir los tristemente famosos niveles de contaminación de China, ofreciendo oportunidades para los inversores en empresas vinculadas a los ámbitos clave de crecimiento de la energía alternativa y la protección medioambiental. En el desarrollo tecnológico, la penetración de la telefonía móvil es del 90%, y el uso de Internet es incluso menor, del 45%, frente al más del 100% en occidente (incluyendo telefonía inteligente y tabletas).
La economía china en cifras
Estrategia de selección de acciones
El fondo de Mio pretende seleccionar los títulos más sólidos de cada sector. El fondo invierte en acciones chinas que cotizan en Hong Kong y en Shanghái, que representan en la actualidad a la antigua y a la nueva China. “Es un buen momento para invertir: las valoraciones están bajas ahora mismo”, afirma.
“Las acciones chinas se cotizan 9,2 veces sus beneficios previstos, cuando la media a largo plazo es de 12,2 veces. Ha sido menor que la media debido al menor crecimiento del PIB, pero la desaceleración ya ha tocado fondo.
“Ahora, China está en un periodo de recuperación cíclica, y eso es muy positivo para el mercado bursátil. Esto lo confirma el número de empresas chinas que han mejorado su dirección en el segundo semestre”.
El consenso para el crecimiento de los beneficios de las empresas chinas del MSCI se sitúa en el 10,1% para 2013, y en el 9,6% para 2014. En la primera mitad, los beneficios de los miembros del índice aumentaron un 12%, para desacelerarse en el tercer trimestre y recuperarse en el cuarto.
Perduran algunos riesgos
Así pues, ¿cuáles son los riesgos? China continúa muy endeudada, con préstamos totales por valor del 209% del PIB, aunque la mayor parte de esta deuda la mantienen los hogares y las empresas, antes que el mercado exterior. Los niveles de deuda todavía son mucho menores que los de competidores occidentales, como Japón (392%), Reino Unido (292%) y Estados Unidos (253%).
Ha surgido el riesgo de una burbuja inmobiliaria, aunque ello tiende a concentrarse en las cuatro ciudades ‘de primer orden’: Shanghái, Beijing, Shenzen y Guangzhou, donde la demanda de viviendas ha superado ampliamente a la oferta. Mio afirma que otras ciudades chinas de segunda o menor categoría, donde vive la mayoría de la población, tienen niveles similares a occidente para las hipotecas respecto al valor de la vivienda.
Y China continuará siendo un país exportador neto, en parte todavía afectado por la ola de austeridad que azota a occidente, pues la constante apreciación del renminbi obstaculiza la competitividad de precios de las exportaciones. En los últimos cinco años, la divisa se ha apreciado ya un 19% frente al dólar, pero el FMI la sigue considerando “moderadamente infravalorada”.