El último sondeo que muestra un aumento de la ventaja de Lula da Silva (PT) de cara a las elecciones brasileñas ha disparado una crisis de volatilidad que el mercado descontaba de aquí a octubre. En Argentina ya se habla del “dólar Lula” por el contagio que está teniendo la bajada del real brasileño frente al dólar (que llegó a 4) sobre el maltrecho peso. Pero más allá del humor de las bolsas, una eventual devaluación en el gigante latinoamericano se valora como un peligro para la economía de toda la región.
En su documento “Radar Brasil”, Criteria hace un resumen de los datos económicos que coinciden con un panorama electoral de alta volatilidad.
“La expansión para este año se ha recalculado hacia el 1,6% desde el 3,0% de principios del 2018. Este indicador marca el fuerte impacto del paro de camioneros en la economía, sumado a la incertidumbre financiera vivida en los países emergentes y las devaluaciones de sus respectivas monedas. Por el lado de la inflación, el Banco Central de Brasil ha mantenido en niveles de 6,5% la tasa Selic debido a las perspectivas más cómodas para el aumento generalizado de precios y un real estable este último mes”, señalan los analistas de Criteria.
Según el documento, “la evolución primaria de los gastos fiscales para los últimos doce meses terminados en junio muestran una fuerte mejoría: se han alcanzado los 90.000 millones de reales o 1,34% del PBI, 6,3% menos que mayo. Sin embargo, los intereses de la deuda siguen aumentando representando 397.000 millones de reales o 5,94% del PBI, un 3,4% mayor al mes pasado. Consolidando estas cifras, se observa un déficit de 487.000 millones de reales o 7,28% del producto, 1,4% mayor que el período anterior. Se concluye que los abultados intereses de la deuda están deteriorando las cuentas fiscales del país carioca”.
Cabe añadir que la tendencia analizada del déficit para los últimos meses no es buena y marca un claro deterioro desde principios del 2018.
En su informe para el tercer trimestre de 2018, el equipo de research de Puente analiza la situación en Brasil: “El deterioro del escenario internacional sumado a la incertidumbre electoral, llevó a una fuerte depreciación de la divisa brasileña y una caída de más 7% en la bolsa (al 31/07/2018) (…) El paro de los transportistas restó tracción a la modesta recupe- ración de la actividad en la primera mitad del año, la produc- ción industrial cayó un 10,9% en mayo y las ventas minoristas se redujeron un 3,2%. A pesar de las condiciones adversas, el gobierno probablemente cumplirá la meta de déficit fiscal para el año (2,2% del PIB) y el Banco Central mantendría la tasa de interés sin cambios, en 6,5% hasta fin de año”.
Para Puente, “el desempeño de los activos brasileños en 2018 estará ligado al resultado de las elecciones de octubre. La incertidumbre sobre el resultado de las mismas y sobre la política a implementarse por el nuevo gobierno está actuando como un freno a las inversiones en el país y la falta de visibilidad nos hace ser cautelosos”.
Argentina, especialmente vulnerable
Criteria hace un análisis cruzado con Argentina comparando el riesgo país y concluye que “se observa una clara bifurcación entre los dos países y cabe destacar el hecho de que los capitales globales prefieran riesgo brasilero por sobre el argentino aún dada la dimensión de la incertidumbre electoral”.
Los analistas vinculan a la inestabilidad de Brasil a la subida del dólar (este miércoles) frente al peso argentino. El efecto del “dólar Lula” podría ser una nueva intervención del Banco Central argentino, una nueva prueba para las reservas de dólares del país y un aumento del riesgos país.
Pero una devaluación del real tiene consecuencias todavía más graves, como ha señalado la Cámara de Industrias de Argentina, que tiene en el país vecino su principal comprador. Con la demanda interna en bajada, una pérdida de competitividad del sector exportador sería extremadamente grave para la recuperación de la economía. En Uruguay también, otro de los grandes socios económicos de Brasil, han sonado las señales de alarma.
La predicción política imposible
Se están gastando ríos de tinta en predecir los escenarios electorales en Brasil, con Lula da Silva (PT) como candidato y favorito a pesar de estar en la cárcel. Un sondeo de Ibope, el primero de alcance nacional, le atribuye un 37% de intenciones de voto, una cifra en aumento. Pero lo más probable es que el Tribunal Electoral no acepte su candidatura por estar condenado por corrupción en segunda instancia. El PT podría presentar en su lugar al exalcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, un cambio por ahora imposible de medir en intenciones de voto.
El ultraderechista Jair Bolsonaro, con un 20% en los sondeos, ocupa el segundo lugar en la carrera electoral y según Ibope ninguno de los otros 11 candidatos parece capaz de sumar sufiencientes votos para hacer frente a los dos favoritos.
Geraldo Alckmin (PSBD), la opción preferida de los mercados, se situa en un 5% de las intenciones de voto. Pero un sondeo de sondeos publicado por el servicio de análisis de ING señala que la ausencia de Lula da Silva serviría para que se dispararan las intenciones de voto del político centrista. Geraldo Alckmin (PSBD), el candidato preferido de los mercados.
Para ING, el inicio de la campaña en televisión impulsará todavía más las intenciones de voto de Alckmin, una valoración que comparten varios analistas.
Y finalmente, ¿es todo política?
Camila Guzmán, co-portfolio manager de LarrainVial AM, considera que hay señales sobre el debate interno brasileño que los mercados no están teniendo en cuenta.
“Pensamos que para que la historia brasileña subsista se necesitan dos impulsores principales: crecimiento (a través de la inversión) y la reforma de pensiones. La principal pregunta para dicha reforma es: ¿es todo cuestión de política? Creemos que la respuesta es no”, señala en una nota del blog de la firma.
“Si leen las agendas económicas de los principales candidatos (son bastante largas pero interesantes), se sorprenderán de que todos ellos incluyen hasta un cierto grado los tres principales aspectos de la reforma de pensiones: edad de retiro, regla de transición y la igualación para empleados privados y públicos. El punto clave es que finalmente se está incorporada en la agenda la urgencia de esta reforma, incluso para los partidos más populistas. No creemos que esto esté incorporado en los precios. Sin embargo, el mercado es miope y, en el corto plazo, los retornos no serán impulsados por la reforma de pensiones sino por la carrera electoral”.