El Banco Central de Brasil, liderado por su presidente Ilan Goldfajn, votó de forma unánime por rebajar su tasa de referencia en 75 puntos básicos, en lugar de en 50 puntos básicos como la mayoría del mercado descontaba. Esta medida, algo más agresiva, hace que la nueva tasa Selic se situé en un 13%, en un esfuerzo de las autoridades en política monetaria por reactivar la primera economía de América Latina.
“La actividad se ha mantenido consistentemente por debajo de lo que el mercado y el banco central habían predicho, incluso en el contexto de una economía que atraviesa dificultades y teniendo en cuenta que el anterior recorte fue de 25 puntos base, la mitad del recorte esperado por la mayoría de economistas. Por lo que, en gran medida, este movimiento más agresivo rectifica un error anterior”, comenta Craig Botham, economista jefe de mercados emergentes en Schroders.
“La anterior prudencia del banco central parece haberse visto desbordada por una serie de datos más débiles. Aunque hayan mejorado, tanto las ventas del sector retail como los datos de la producción industrial indican que a una economía que sigue en contracción”.
Afortunadamente para el banco central, esta menor actividad significa que las presiones inflacionarias también están disminuyendo. La inflación principal se sitúa por primera vez, desde diciembre 2014, por encima de la banda superior del objetivo de inflación. La propia predicción del banco para la inflación ha sido revisada a la baja este año, a un 4,4%, implicando un mayor rango para mayores recortes en la tasa de lo anticipado por el mercado. “Esto significa que podríamos ver un recorte de la tasa Selic por debajo del 10% en este año, implicando una rebaja de otros 300 puntos base”, añade Botham.
Este relajamiento monetario de corte agresivo será bien recibido por las empresas y hogares que continúan sufriendo por las altas cargas de los intereses de la deuda, pero es poco probable que provoque un re-apalancamiento por el momento. “Mientras los bancos comerciales han rebajado sus tasas en línea con la decisión del banco central, el desempleo continúa creciendo y lo continuará haciendo por un tiempo incluso después de que el PIB se recupere. Hay un gran riesgo de que la creciente incertidumbre política pese sobre la confianza de las empresas, y por lo tanto sobre los gastos de capital. Por ahora, dejamos la predicción de crecimiento sin cambios para 2017, con una tasa anémica del 0,6%”, concluye.