El ambiente macroeconómico en Brasil sigue siendo duro, desde Credit Suisse continúan creyendo que todavía no ha tocado fondo. Los economistas del instituto de investigación del banco suizo estiman que el PIB podría disminuir en un 4,2% en 2016 y un 1,0% en 2017, después una contracción del 3,8% en 2015. En la que podría ser la peor recesión desde principios del siglo XX.
El impacto de una desaceleración económica severa está muy claro en la sexta encuesta anual sobre el consumo en mercados emergentes que acaba de ser publicada por Credit Suisse, incluso se perfilaba ya desde principios del 2015.
En esta ocasión, los brasileños han caído muy por debajo de la media en casi cada punto de referencia de la confianza del consumidor. Como resultado, Brasil ha bajado hasta la octava posición entre los nueve países que estudia la encuesta: Brasil, China, India, Indonesia, México, Rusia, Arabia Saudí, Sudáfrica y Turquía. Además, el país se sitúa en la última posición cuando los consumidores son preguntados si es buen momento para realizar una compra mayor. En el único punto en el que los brasileños se sitúan por encima de la media de sus comparables es sólo en la cuestión de expectativas de ingresos. Esto puede estar relacionado con el hecho de que la economía local sigue estando relativamente indexada y los encuestados siempre esperan incrementos salariales próximos a la inflación. Sin embargo, sólo el 10% de los encuestados espera que sus finanzas personales mejoren en los próximos seis meses, comparado con un 50% en 2015. Las expectativas de los temores de desempleo han resultado en una visión más conservadora de la totalidad de las finanzas personales de los encuestados, preocupaciones que parecen ser compartidas en todo el espectro de ingresos.
Un análisis más profundo de las expectativas con respecto a los ingresos de los hogares indica que de media, los encuestados esperan que los ingresos por hogar aumenten entre un 4,0% y un 5,5% en los próximos 12 meses. De nuevo, la divergencia entre expectativas entre los niveles más altos y bajos de ingresos es muy pequeña si se compara la cifra de 2016 con la de 2015.
Comparando las expectativas de incrementos nominales en ingresos por hogar del 4,0% al 5,5%, frente a los estimados de inflación del 8% de Credit Suisse para 2016, se puede apreciar una compresión de los ingresos en términos reales.
El entorno económico hostil es claro en ciertos patrones de consumo. El apartado “Vacaciones” donde la penetración del consumo sigue siendo relativamente baja, entorno al 35%, con una caída sustancial en 2015 con respecto a 2014, del -8%, reflejando la disminución en el gasto “discrecional” de los consumidores debido a un menor ingreso disponible real. En productos con una mayor penetración, también hubo una disminución significativa, como es el caso de los cosméticos, la cerveza e incluso en del acceso a internet, que había demostrado ser relativamente inelástico en anteriores encuestas. Un cambio notable fue el incremento del gasto en educación superior, lo que podría explicarse como un intento de los consumidores por mejorar sus cualidades para posicionarse mejor en un mercado laboral más competitivo y duro.
La intención de consumo en teléfonos inteligentes ha disminuido ya que menos encuestados quieren comprar un teléfono o cambiar por uno mejor, frente a las encuestas de años anteriores, siendo la penetración de los teléfonos móviles inteligentes cercana al 70% entre los encuestados, lo que la sitúa en un rango alto.
Los brasileños han sufrido un aumento significativo de los precios de los servicios públicos durante 2015, fundamentalmente en las tarifas de electricidad, que fueron elevados para reflejar las preocupaciones por el racionamiento de la energía y debido a la eliminación de ciertos subsidios. A pesar de esto, la totalidad de los gastos para servicios públicos permanecieron relativamente estables, cercanos al 16% del gasto mensual de los hogares. En el apartado “Comida”, que es el gasto más importante de la cesta de consumo, ascendió a un 19% del gasto mensual frente a un 17% en 2014, a pesar de ello, sigue por debajo de la media de los países emergentes de la encuesta. Por otro lado, los ahorros se han comprimido.
En resumen, desde Credit Suisse continúan creyendo que el potencial a largo plazo del consumidor brasileño está intacto, pero en el corto plazo, esperamos que un entorno del consumidor más débil continúe debido al ciclo económico que atraviesa la economía del país.