Hablando de América Latina en general, a los gestores de Templeton Emerging Markets, como inversores de la región, les gustaría ver una transición hacia gobiernos favorables a los mercados y una aceleración de las reformas. Hablando de Brasil en particular, estas cuestiones son precisamente los problemas a los que el país se enfrenta al mismo tiempo que alberga la competición de los Juegos Olímpicos de 2016 durante el mes de agosto.
El evento se desarrolla durante una época especialmente convulsa para Brasil, teniendo que soportar críticas domésticas e internacionales sobre como el país gestiona los Juegos, así como sobre su economía. Desde Templeton Emerging Markets, se inclinan más por buscar oportunidades a largo plazo entre la negatividad y por los cambios positivos que se están dando.
“Creemos que Brasil ofrece un destacado ejemplo sobre como un cambio político puede acelerar un cambio de tendencia en la economía y en el mercado bursátil. En la actualidad, Brasil está presidido por un gobierno interino, pendiente de que el Senado prosiga con el proceso de destitución de la hasta ahora presidenta Dilma Rousseff (hecho que probablemente ocurra este mes). La transición política ha traido una renovada confianza y una agenda de reformas no solo para este gobierno sino también para el ambiente regulatorio de Brasil, con el objetivo de atraer una mayor inversión privada”, comenta Gustavo Stenzel, vicepresidente ejecutivo, director general de Templeton Emerging Markets en Brasil y con sede en Río.
“Estamos viendo un gran número de privatizaciones, concesiones y una nueva agenda de reformas favorables al mercado que están básicamente abriendo el país. Entre el optimismo por un cambio, la divisa brasileña, el real, se ha apreciado hasta tocar los niveles más altos en un año; y las acciones brasileñas han subido en más de un 30% en lo que va de año”, añade Stenzel.
Desde Templeton Emerging Markets reconocen que existe ciertamente el riesgo de que los desafíos políticos de Brasil se prolonguen, pero en los últimos se ha mostrado que existe un tremendo soporte en el Congreso de Brasil y entre la población en general por un nuevo tipo de agenda, una que no solo modernice al estado, sino que también a la economía.
Las cifras del producto interior bruto que arrojó Brasil en 2015 y 2016 demuestran lo crudo de la recesión. El Fondo Monetario Internacional proyecta una contracción del PIB del 3,3% en 2016, pero espera que el PIB regrese al terreno positivo en 2017.
“Esperamos que la economía haya tocado fondo, y hemos visto algunos rayos de esperanza en los indicadores económicos adelantados. En junio, la producción industrial aumentó por cuarto mes consecutivo y la confianza del consumidor alcanzó el punto más alto del año. Esperemos que el buen sentimiento generado por las Olimpiadas en este mes, continúe recargando el espíritu de las personas”, comenta Stenzel.
Observando la situación del gobierno, se puede apreciar un fuerte desequilibrio fiscal en Brasil. Los primeros pasos del gobierno incluyen poner un tope en los gastos de la deuda consolidada, así como realizar reformas estructurales en la legislación laboral, las pensiones y en otras áreas en las que el país necesita modernizarse. Se ha hablado también de liberalizar la relación del Estado con el sector petrolero, así como otras industrias y sectores. El nombramiento de un equipo de expertos en posiciones claves ha añadido credibilidad al gobierno de transición brasileño, no sólo en términos de un fuerte equipo económico, sino también en los directivos de compañías controladas por el Estado.
Esto está creando un tremendo optimismo; y dado que el mercado de renta variable de Brasil llega desde una base tan baja en los últimos cinco años, desde Templeton Emerging Markets piensan que una mejora en la economía podría tener un tremendo impacto en las empresas brasileñas y en el entorno empresarial en general.
¿Ha tocado fondo Brasil?
“La gente encuentra difícil creer que la situación del país se dará la vuelta en un mercado tan oprimido como Brasil, pero hemos descubierto, que en general, el momento de máximo pesimismo marca el punto en el que el fondo está cerca, y ese es en el momento en el que queremos invertir”, finaliza Gustavo Stenzel.