La emisión de bonos verdes, sociales, sostenibles y ligados a la sostenibilidad (GSSS, por sus siglas en inglés) demostró ser más resistente que el mercado mundial general de renta fija en 2022. Esta es una de las conclusiones del estudio Emerging Market Green Bonds Report de Amundi.
Los 877.000 millones de dólares emitidos el año pasado suponen una reducción del 13% en la emisión de bonos GSSS, su primera caída anual, un descenso menor que 26% que registró la emisión global de renta fija a escala mundial. “Esto también representa una penetración de mercado sin precedentes de casi el 14% para los bonos GSSS”, asegura el estudio.
En realidad, los bonos verdes, a juicio de una guía publicada por Goldman Sachs, “se han convertido en una fuente clave de financiación para avanzar en la transición mundial hacia una economía sostenible y baja en carbono”. Su rápida expansión, por otra parte, “responde a un aumento de emisores en nuevos sectores”.
Amundi explica que, a escala mundial, los bonos verdes siguen siendo el componente mejor establecido, más grande y más líquido: representan el 56% del mercado de GSSS. También, que los bonos de sostenibilidad se convirtieron en el mayor subsegmento en los mercados emergentes (excluida China), con un 41%. Las instituciones financieras representaron la mayor clase de emisores de bonos verdes en 2022, con un 52% de la emisión total en los mercados emergentes (incluida China).
Y las perspectivas son halagüeñas, ya que los datos que maneja Goldman Sachs muestran que la emisión de bonos verdes alcanzó un récord en el primer semestre de 2023, lo que eleva este mercado en casi 2 billones de euros.
¿Dónde va esta inversión? MainStreet Partners, en su informe GSS Bonds Market Trends, Autumn 2023, revela que los datos de las asignaciones de capital (post-emisión) en proyectos ambientales indican que solo el 7% del capital va destinado a financiar la categoría de adaptación al cambio climático, definida como el proceso de ajuste al cambio climático real y previsto, y a sus repercusiones.
Es más, el 75% del capital invertido en este tipo de proyectos proviene de emisores soberanos y la financiación de pymes es la categoría social preferida por los emisores: por cada euro de asignación antes de la emisión del bono, esta categoría recibe un total de 2,2 euros post-emisión, según el estudio.
Entre los diferentes tipos de emisores, las empresas energéticas y los emisores que se dedican al financiamiento de pymes parecen ser particularmente propensos a financiar proyectos que reflejen sus operaciones de “business as usual”: el 95% de los bonos GSS emitidos por compañías energéticas asignan más del 60% del capital a una sola categoría de “use of proceeds”.
Mercados emergentes y bonos verdes
Los mercados emergentes se han sumado a la ola de los bonos verdes. Según el informe de Amundi, China se convirtió en el mayor emisor a nivel mundial, con un avance del 61% a lo largo del año, con 68.000 millones de dólares emitidos. Oriente Medio y el Norte de África se convirtieron en la región que más contribuyó a la emisión de bonos verdes (fuera de China). Los países del sur y el este de Asia (excluida China) registraron un descenso del 33%, los países latinoamericanos tuvieron una caída del 49%, y la emisión en Europa del Este y Asia Central se redujo a la mitad.
El estudio prevé un crecimiento de la emisión de bonos GSSS del 14% para 2023 en los mercados emergentes, sin contabilizar a China, impulsado por la necesidad de los países de cumplir los objetivos climáticos y acelerar la transición energética. Y para lograrlo, recomienda imponer requisitos de divulgación más estrictos y perseguir una mayor homogeneización de las taxonomías verdes para aumentar la transparencia y reducir la fragmentación.
En Latinoamérica, en concreto, el informe recoge que la emisión de bonos sostenibles y ligados a la sostenibilidad sigue siendo un fuerte foco temático en América Latina y el Caribe. Las emisiones de bonos soberanos ligados a la sostenibilidad en Chile y Uruguay dieron un impulso significativo a los mercados de estos países, que probablemente seguirán creciendo.
Los mercados de bonos verdes todavía tienen un potencial significativo, como lo demuestra un acuerdo de una empresa de energía renovable en Argentina a principios de 2023. Brasil tiene previsto emitir un bono soberano en formato verde o sostenible a finales de este año. Continúan los esfuerzos para reforzar la infraestructura del mercado, con el desarrollo de taxonomías nacionales en Brasil y Chile. México y Perú también están desarrollando sus propios marcos, aunque han avanzado menos que otros países de la región.
Recomendaciones
Desde un punto de vista práctico, la guía de Goldman Sachs recoge que la inversión en bonos verdes requiere el mismo enfoque activo que los bonos tradicionales: seleccionar un gestor de activos con procesos de análisis fundamental fuertes y una gestión del riesgo robusta “es crucial” y puede evitar a los inversores “incurrir en controversias”, limitar el riesgo bajista y encontrar las mejores oportunidades con los mayores potenciales de retorno futuros.