La vuelta de la inflación a los mercados, en especial la vinculada con las consecuencias de la pandemia y de la invasión rusa de Ucrania, ha tenido un profundo impacto en los mercados de renta fija desde principios de año. Ahora la subida de tipos añade un nuevo capítulo a un debilitado mercado de renta fija, volviendo a poner el foco en el papel que estos activos pueden jugar en las carteras de inversión. Según los gestores, sigue habiendo oportunidades en algunas clases de bonos, en el crédito y en la deuda emergente.
“Desde principios de 2022 hemos asistido a un importante reajuste de los precios de todos los activos de renta fija. En un principio, esto se debió a la preocupación por el aumento de la inflación, pero la narrativa ha cambiado recientemente y se centra ahora en la preocupación por el crecimiento mundial. Aunque podríamos asistir a más volatilidad a corto plazo, pensamos que las ventas masivas de activos han creado oportunidades para comprar activos a precios muy atractivos, con unos diferenciales de crédito más amplios que ofrecen un colchón contra cualquier nueva subida de los tipos de interés”, reconoce Jim Leaviss, CIO de renta fija pública de M&G Investments.
Según explica Paul Flood, gestor de carteras multiactivos en Newton, parte de BNY Mellon Investment Management, ahora toca gestionar el impacto que tendrá la subida de tipos de los bancos centrales en los activos de renta fija. “A los inversores les sigue preocupando que las medidas de política monetaria acaben provocando una recesión económica, lo que podría lograr que la inflación regrese a los niveles objetivo de los bancos centrales. Como los rendimientos de los bonos estadounidenses están aumentando y ya se sitúan en máximos de la última década, hemos empezado a elevar nuestra exposición a la clase de activo”, reconoce.
Leaviss coincide en que, a pesar de la alta inflación y los tipos de interés elevados, se pueden utilizar diferentes áreas del mercado de bonos para garantizar que una cartera tenga un buen componente de rentas y para ayudar a protegerse contra la inflación. Y defiende que los bonos también pueden actuar como un útil diversificador de la cartera, especialmente en tiempos de incertidumbre. Sin embargo, advierte de que pueden ser muy susceptibles al aumento de la inflación y a un entorno restrictivo en la política monetaria, como está quedando demostrado en el primer semestre del año.
“Los bonos de corta duración y los denominados bonos flotantes (FRN por sus siglas en inglés) son ejemplos de instrumentos de renta fija capaces de sortear con éxito las condiciones actuales del mercado. En concreto, los bonos flotantes high yield también cuentan con una duración cercana a cero, lo que ha resultado especialmente útil durante la reciente venta de los mercados de deuda pública. Su falta de duración ha sido uno de los principales factores que ha propiciado el reciente mejor comportamiento de esta clase de activos frente a la deuda tradicional high yield (no flotante), ya que los inversores buscan proteger sus carteras frente a futuras subidas de los tipos de interés. Además de ofrecer protección frente a la subida de los tipos, creemos que los diferenciales de crédito están compensando en exceso el riesgo de impago”, explica el CIO de renta fija de M&G
Los expertos recuerdan que la subida de tipos ha provocado que los rendimientos de la deuda corporativa alcancen niveles históricamente muy atractivos. En opinión de Pierre Verlé, responsable de deuda corporativa en Carmignac, este entorno que provoca temor genera también oportunidades en el mercado de crédito.
“Los inversores están legítimamente preocupados por los riesgos que perciben en el horizonte y sienten que el efectivo no protegerá su poder adquisitivo. Esas preocupaciones, tanto sobre la inflación como sobre la demanda de los consumidores y los márgenes de las empresas, han empujado al alza a los tipos y los márgenes de crédito, creando muchas oportunidades atractivas si se sabe aprovecharlas gracias a un mandato flexible. Solo por nombrar un sector, en el contexto actual, la deuda emitida por las empresas de los sectores de la energía y los recursos naturales tiene un potencial de alto valor, ya que estas compañías se benefician directamente del aumento de los precios”, señala Verlé.
A la hora de hablar de oportunidades, desde Federated Hermes señalan que, aunque no pueden predecir cuándo tocará fondo el mercado de crédito, “los niveles actuales son un buen punto de entrada para que los inversores a largo plazo vuelvan a examinar sus asignaciones de crédito y reduzcan su tamaño”. Según destaca Nachu Chockalingam, gestora senior de carteras de crédito, en el negocio internacional de Federated Hermes, las ventas masivas de los últimos diez días han hecho que los diferenciales de crédito se sitúen ligeramente por encima de las medias a largo plazo y que los rendimientos sean muy elevados.
“Es posible que los diferenciales sigan bajando a medida que continúe la retirada de los bancos centrales de todo el mundo, pero prevemos que la ampliación adicional de los bonos investment grade y de los bonos high yield con calificación BB será limitada en relación con sus ya amplias valoraciones. Creemos que los fundamentos del crédito están en general en buena forma, pero reconocemos que el camino para mantenerlo no será fácil. En general, las empresas han capeado bien el temporal hasta la fecha y tienen opciones para reforzar la liquidez si lo necesitan”, añade la gestora.
La volatilidad de los tipos de interés sigue siendo el principal motor de los diferenciales y una Fed más rápida adelanta esta volatilidad, aumentando la probabilidad de cierta estabilidad más adelante en el año. “Actualmente preferimos los bonos investment grade y los high yield con calificación BB, ya que el riesgo de una leve recesión y los mayores rendimientos disponibles ahora probablemente mantengan a los inversores en la calidad. Seguimos teniendo preferencia por los sectores más defensivos y no por aquellos que corren el riesgo de un consumidor más débil y de las presiones de costes derivadas de los mercados laborales y de la escasez de suministros”, matiza Chockalingam.
El potencial de la deuda emergente
Otro activo donde los gestores ven una buena oportunidad es en la deuda emergente. En concreto, Yasmine Ravai, senior fund manager emerging debt de Eurizon SLJ Capital, apuesta por los bonos locales de los mercados emergentes. “El mercado de deuda en divisa local de los mercados emergentes es un barco mucho más grande y estable que el mercado tradicional en divisa fuerte”, afirma. desarrollo de las curvas de rendimiento en divisa local.
La experta explica que la crisis mundial de las materias primas ha creado ganadores y perdedores en todo el mundo y muchos de los grandes mercados emergentes con mercados de bonos líquidos y abiertos son importantes exportadores netos de materias primas y, por consiguiente, están entre los ganadores. Además, considera que los emergentes están bien preparados para la subida de tipos que está protagonizando la Fed.
“Nuestra propuesta de inversión consiste en obtener rendimientos en el universo de los bonos en divisa local. Es en este mercado, en el que los rendimientos reales que se ofrecen actualmente están en máximos históricos, las divisas están infravaloradas y los inversores invierten poco en ellas y los bancos centrales locales controlan las condiciones de financiación, donde planteamos nuestra perspectiva optimista. Los últimos años han sido difíciles para los tipos locales, ya que los activos globales más tradicionales han superado a los locales, y los bancos centrales de los mercados emergentes se han visto obligados a endurecer sus políticas de forma significativa; creemos que ahora nos estamos acercando a un equilibrio muy singular: las fuerzas que hemos descrito parecen estar ya impulsando esta clase de activos, que ha estado avanzando a pesar de los mares tormentosos”, comenta Ravai.
Kirstie Spence, gestora de renta fija en Capital Group, coincide en que el contexto actual sugiere un valor relativo de la deuda emergente. Según explica, la política monetaria proactiva de los mercados emergentes ha provocado el aumento del diferencial de rendimiento real. Tal y como muestra el gráfico inferior, la aceleración de las subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales de los mercados emergentes ha impulsado al alza los diferenciales de tipos de interés reales y nominales entre los mercados emergentes y Estados Unidos. Además, el rendimiento real es mayoritariamente positivo en los mercados emergentes.
“En nuestra opinión, la mayoría de los mercados emergentes están en una posición relativamente firme para hacer frente a los próximos desafíos, gracias a unos fundamentales mayoritariamente sólidos y unos favorables factores técnicos. Mantenemos una postura de prudencia en relación con la duración de la deuda denominada en dólares, ya que es probable que la inflación de los mercados desarrollados acabe siendo más persistente de lo que parece indicar la actuación de la Reserva Federal. Pero continuamos encontrando ciertas oportunidades idiosincráticas en el universo de deuda de mayor rendimiento denominada en dólares. La deuda emergente denominada en divisa local resulta atractiva, gracias al elevado diferencial de rendimiento real, especialmente en el tramo medio de la curva, ante la reducción de la pendiente de muchas curvas en divisa local. Ante el punto del que parten los tipos de cambio de los mercados emergentes y la previsión de un crecimiento positivo en la mayoría de estos mercados, pensamos que las divisas emergentes podrían contribuir este año a la rentabilidad total”, afirma Spence.