El año ha comenzado con apetito hacia la renta variable europea y japonesa y con el rechazo, al menos por los inversores particulares, de los mercados emergentes, de cuya renta variable sigue saliendo dinero debido a unas decisiones de asignación de activos que favorecen al mundo desarrollado. Stephen Cohen, responsable de estrategia de inversiones para iShares y de estrategia de renta fija internacional para BlackRock, confiesa que en la gestora también son cautos con las acciones del mundo en desarrollo, pero encuentran oportunidades de forma selectiva, también debido a que esos mercados están más baratos. “Las bolsas emergentes están más baratas, la cuestión es si lo están suficientemente”, indica.
Por eso, además de favorecer en renta variable los mercados desarrollados (sobre todo Europa y Japón), también apuesta por algunos mercados y regiones en desarrollo con buenos fundamentales que puedan impulsar sus bolsas, como Corea y Taiwán (países con buenos fundamentales y exposición al crecimiento de EE.UU.) o Polonia (también con buenos datos de demanda interna, política monetaria acomodaticia y exposición a Alemania, si bien también a la crisis de Ucrania, lo que podría traer volatilidad). Cohen no menciona a México en el grupo debido a que está inmerso en un proceso de reformas y afronta una inflación al alza, pero sobre todo porque sus valoraciones son altas. “Es un mercado caro y buscamos valor en otros lugares con mejor precio”, explica el experto.
Los mercados emergentes también están en el punto de mira de la gestora en el espectro de renta fija porque, en un entorno de bajos tipos de interés y en el que gran parte de la deuda pública del mundo desarrollado -incluida la de la Europa periférica- y el crédito -tanto de alta calidad como high yield- han visto estrecharse muy rápidamente sus diferenciales y han protagonizado un rally “que en su mayor parte ya está realizado”, ofrecen mayores oportunidades.
“La renta fija emergente, soberana o corporativa, denominada en dólares ofrece descuento con respecto a la del mundo desarrollado y estamos encontrando oportunidades en el activo”, explica. Una alternativa a la postura centrada en el pasado en deuda periférica europea o high yield para encontrar mayores rentabilidades. “No queda mucha rentabilidad en renta fija y aquí la encontramos”, dice, pero siempre en deuda en dólares, y huyendo de la volatilidad de la deuda en divisa local. Aquí la apuesta se centra en bonos de mayor calidad y con grado de inversión, sobre todo BBB, que ofrecen más rentabilidald que sus homólogos del mundo desarrollado, sin necesidad de tomar mayor riesgo.
La deuda emergente, y sus bolsas, también pueden ser un buen lugar donde obtener dividendos, pues sus empresas suelen tener fuertes flujos de caja y ofrecer dividendos de entorno al 5%-6%, con lo que son uno de los lugares donde invertir si lo que se buscan son rentas, uno de los grandes temas que detectan en BlackRock. Para jugarlo, Cohen señala también los REITS pero, sobre todo, la renta variable europea frente a la estadounidense.
Foco en los beneficios empresariales
Por activos, la apuesta central de Cohen es la renta variable, puntualmente del mundo emergente pero sobre todo del mundo desarrollado, que se beneficiará de “un crecimiento simultáneo por primera vez en cuatro años” y de la continuidad de unas políticas monetarias acomodaticias (a pesar del tapering, los tipos no empezarán a subir en EE.UU. hasta comienzos del año próximo). El reto son las valoraciones, pues las bolsas han pasado de estar baratas a justamente valoradas por lo que en BlackRock esperan ver un crecimiento de los beneficios para apoyar esa visión alcista. “Necesitamos ver que los beneficios crecen en el primer trimestre y estamos centrados en estos datos”.
En Europa, sus expectativas se centran en un rango de entre el 8% y el 11% pero, si la fortaleza del euro impacta negativamente en el crecimiento o los beneficios se quedan por debajo de esos niveles, “empezaremos a cuestionarnos si el crecimiento económico es capaz, o no, de trasladarse a las empresas y a revaluar nuestra visión en la renta variable de estos mercados”, advierte.
En el mercado de deuda, a esa apuesta por la deuda emergente en divisa local se une la deuda financiera europea porque los bancos “están desapalancándose y no necesitarán emitir demasiada deuda, lo que beneficia al inversor en bonos”, dice, incluyendo a los bancos españoles en esa visión positiva. En crédito, tanto con grado de inversión como high yield y ante el último rally, considera que no lo hará mal porque los fundamentales y las bajas ratios de default apoyan el mercado pero advierte de que con los diferenciales en niveles pre-crisis, el high yield ofrecerá en el año retornos de entre el 5% y el 5,5%, de los cuales ya se ha logrado el 3%, por lo que ya queda poco que rascar.