La capacidad de Bolivia de haber realizado el pago final de su bono 2023 el pasado 22 de agosto estuvo en línea con nuestras expectativas, pero no elimina las vulnerabilidades derivadas de la liquidez externa agotada, los continuos déficits de cuenta corriente y el nuevo financiamiento externo neto limitado, dice Fitch Ratings.
«El bajo servicio de la deuda comercial externa a corto plazo es un respaldo clave de la calificación soberana ‘B-‘ de Bolivia; sin embargo, las presiones externas y el agotamiento de los amortiguadores están ejerciendo una presión considerable sobre la economía se reflejan en la Perspectiva Negativa», añaden desde la calificadora.
Deuda y problemas de liquidez
El Banco Central de Bolivia (BCB) dijo el martes que los 189 millones de dólares restantes adeudados por el bono, que se emitió originalmente en 2013, habían sido reembolsados. Una operación de gestión de pasivos en febrero de 2022 redujo el monto del principal pendiente de 500 millones de dólares a 183 millones.
El anuncio del BCB destaca cómo la baja deuda comercial externa está respaldando la capacidad de pago de Bolivia sobre estas obligaciones a pesar de las recientes presiones de la balanza de pagos (BdP) y las reservas de liquidez externa agotadas. Los bonos externos restantes en circulación suman solo 1.850 millones de dólares (4% del PIB de 2022) e implican pagos de intereses de 110 millones de dólares en 2024-2025, antes de que se reanude la amortización del principal en 2026, cuando Bolivia necesitaría hacer el primero de tres pagos iguales de su deuda. La mayor parte de la deuda externa restante consiste en préstamos multilaterales y bilaterales en condiciones favorables.
Pero desde Fitch consideran que «las presiones subyacentes de la balanza de pagos, la evolución adversa a largo plazo en el sector del gas y la débil liquidez externa en el contexto de un régimen de tipo de cambio fijo y grandes déficits fiscales siguen siendo riesgos para la estabilidad macroeconómica y la solvencia soberana. Estos riesgos se reflejaron en nuestra baja de calificación de Bolivia a ‘B-’ desde ‘B’ con Perspectiva Negativa el 14 de marzo de 2023″.
«No está claro cuánto más se han deteriorado las reservas externas de Bolivia desde entonces, ya que el BCB no ha publicado datos sobre reservas internacionales desde finales de abril de 2023, cuando las reservas totalizaron 3.200 millones de dólares, incluidos 2.600 millones de dólares en oro. Una ley aprobada en mayo permite al BCB utilizar aproximadamente la mitad de las reservas de oro para operaciones financieras, pero no se sabe cuánto pudo haber sido liquidado, mientras que alrededor del 90% de los derechos especiales de giro del FMI de Bolivia se vendieron para obtener dólares este año», añade la firma.
Caída de la balanza comercial, gas y litio
«Los datos hasta junio muestran un déficit comercial de 78 millones de dólares frente a un superávit de 1.700 millones de dólares en el mismo período del año pasado, con una notable compresión de las importaciones a medida que disminuyen los ingresos por exportaciones. La cuenta corriente del 1T23 arrojó un déficit de USD 343 millones versus un superávit de 607 millones de dólares en el 1T22. Si bien el déficit de cuenta corriente de todo el año 2022 fue del 0,3% del PIB, es probable que grandes “errores y omisiones” (3% del PIB) capturen la actividad de contrabando, lo que indica una posición externa aún más débil», dicen los analistas de Fitch.
Una de las razones de la caída de la balanza comercial es que Bolivia se convirtió en un importador neto de energía en 2022, luego de años de inversión insuficiente en el sector del gas y el rápido declive de los campos maduros. La consultora energética Wood Mackenzie estima que las exportaciones de gas cesarán en 2030, y que Argentina dejará de comprar gas boliviano después de 2024, ya que busca aumentar la producción nacional de esquisto, aunque la infraestructura de gasoductos bolivianos aún podría usarse para abastecer a otros países.
Según Fitch, «es poco probable que las inversiones rusas y chinas en el sector del litio de Bolivia resulten en una ganancia inesperada de divisas en el corto y mediano plazo, dada la limitada experiencia nacional en el sector, el uso relativamente no probado de la extracción directa de litio a escala, las preocupaciones ambientales y desacuerdos sobre la distribución de los ingresos entre el gobierno central y los gobiernos subnacionales».
Las presiones externas y el agotamiento de las reservas han complicado el acceso a divisas fuertes en la economía, ejerciendo presión sobre el sector productivo. Los datos del primer trimestre mostraron una desaceleración del crecimiento hasta el 2,3%.
Los desembolsos de organismos multilaterales que podrían ayudar a las autoridades a navegar este entorno desafiante han tardado en materializarse. Los desembolsos externos netos suman menos de 40 millones hasta junio de 2023. El gobierno ha estado discutiendo líneas de contingencia más amplias con el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento (CAF) y se han aprobado hasta 1.400 millones de dólares de fuentes multilaterales y bilaterales. aunque el momento de los desembolsos es incierto.
«Pero no hay indicios de que la configuración de las políticas internas vaya a cambiar (por ejemplo, mediante una política fiscal más estricta o la liberalización del tipo de cambio) o de que las autoridades tengan la intención de solicitar un programa al FMI, lo que significa que las tensiones sobre la economía persistirán», aseguran desde la calificadora.