“¡El Imperio europeo golpea de nuevo!”. Así de explícito es Tom Wilson, gestor de Newton Investment Management y responsable del fondo BNY Investments Small Cap Euroland Fund. En su tesis de inversión plantea que las compañías de pequeña capitalización europeas van a volver a vivir una nueva época dorada.
Para comenzar, el experto explica que los términos “europeo” y “small cap” no han sido en los últimos tiempos sinónimos de oportunidades atractivas de inversión.
Incluso, a pesar de que, históricamente, los valores de menor tamaño “se comportan mejor que las compañías de gran capitalización”: en las dos primeras décadas de este siglo, el índice S&P Eurozone Small Cap superó al MSCI Europe Large Cap Index, pero en los últimos cinco años, el Eurozone Small Cap ha obtenido peores resultados que el MSCI Europe Large Cap.
Pero hay indicios de que ha llegado el punto de inflexión para los valores de pequeño tamaño europeos, puesto que, como apunta Wilson, desde el inicio del último mercado alcista del 20 de octubre de 2023, Europa ha superado a Estados Unidos, sin los Siete Magníficos.
Como trasfondo de este arranque de un nuevo ciclo para las pequeñas compañías cotizadas europeas estaría, según Wilson, el plan “Competitiveness Compass” de la Comisión Europea, que establece medidas legislativas e incentivos para sectores clave como el acero, automoción, biotecnología y computación cuántica. En definitiva, un plan de dos años que pretende impulsar la competitividad de Europa con Estados Unidos y China.
¿Por qué Europa?
Wilson lo tiene claro. En primer lugar, por el contexto económico general. Europa, a juicio del experto, está bien posicionada para seguir siendo competitiva a escala mundial, con un 18% del PIB mundial, sólo superada por Estados Unidos y aún por delante de China, que contabiliza el 17% del PIB global. Además, la inflación parece estar bajo control y la tasa de desempleo, en zona de mínimos históricos.
Por otra parte, estudios como el conocido como “informe Draghi” resultan un aliciente para tomar medidas que refuercen el posicionamiento europeo, a través de reformas estructurales e inversiones que impulsen la inversión y la innovación, así como la tecnología, para caminar, asimismo, hacia la cohesión regional y demográfica.
Como tercer factor a favor de un giro hacia Europa estaría las valoraciones bursátiles, “relativamente baratas”, según Wilson, respecto a las estadounidenses. Hasta tal punto, que el diferencial de valoración entre ambas áreas alcanza ya máximos.
¿Y por qué las small caps europeas?
En este punto, Wilson menciona al proceso de desglobalización como viento de cola para este tipo de compañías. En primer lugar, porque la pandemia de covid-19 puso de manifiesto los problemas estructurales de las cadenas de suministro globalizadas.
Además, el gasto gubernamental de Estados Unidos ha acelerado la expansión de nuevas capacidades, como la construcción de fundiciones de chips, sin olvidar que la mejora de las infraestructuras hace más atractiva la inversión en Estados Unidos para las multinacionales.
Por último, las tensiones geopolíticas: los países trabajan ahora para minimizar las limitaciones que supone la excesiva dependencia de un solo país o región en las cadenas de suministro.
Una situación que, además, ha provocado “importantes riesgos estratégicos y de seguridad” en las industrias de chips, energía y productos farmacéuticos, entre otros. Al igual que ocurre con el mercado en general, Wilson recuerda que las valoraciones de las small caps europeas presentan el mayor descuento en 12 años.
¿Cómo beneficiarse de este contexto?
Una opción para beneficiarse de este escenario es el fondo Small Euroland, gestionado por Newton, que ofrece una cartera de riesgo controlado y alta convicción. Para la composición de la cartera, los gestores aplican un exhaustivo control de las características de growth y value “para garantizar un posicionamiento básico”, mientras que las compañías integrantes, en general, presentan una capitalización bursátil media ponderada próxima al índice de referencia.
En general, la exposición máxima por país es de tres puntos porcentuales, bien por encima bien por debajo del índice de referencia, pero el equipo gestor se reserva la posibilidad de tener un máximo 10% invertido en países fuera del índice de referencia.
Para preservar el principio de diversificación, el fondo no cuenta con ninguna participación por encima del 3% de la cartera a precio de mercado en el momento de la compra. Además, la cartera cuenta, generalmente, entre 50 y 100 valores. Trata de estar totalmente invertido, de tal manera, que la posición de efectivo suele estar por debajo del 5%.
El objetivo de este vehículo es proporcionar un crecimiento del capital a largo plazo invirtiendo al menos el 90% de sus activos en una cartera de valores de renta variable de sociedades de pequeña capitalización radicadas en países que tengan el euro como divisa.
Un ejemplo de valores en cartera es Auto1 Group. Fundada en 2012, es una empresa tecnológica multimarca que está construyendo la mejor forma de comprar y vender automóviles. Las mayores posiciones de la cartera son Italgas, Eiffage y Sacyr, entre otras.