Para Sasha Evers, director general para Iberia y Latinoamérica de BNY Mellon IM, 2019 ha sido un año de revalorizaciones gracias al mercado. “Todo aquel que haya tenido en su haber fondos demandados con una cierta exposición a activos de riesgo, se ha beneficiado de un mayor flujo y del mercado. En concreto, los fondos globales y los estadounidenses son los que más se han beneficiado de esa revalorización”, explica.
Evidentemente, todos los inversores y gestoras han celebrado la rentabilidad que ha dado el mercado, pero Evers matiza que es muy relevante analizar las estrategias para ver cómo se ha logrado esa rentabilidad, porque la revalorización vivida en 2019 ha sido puntual. “Este tipo de años son excepcionales, no podemos esperar que la revalorización que hemos visto se mantengan en el tiempo. Así que no esperamos estas mismas rentabilidades en 2020, aunque sí vemos motivos para ser razonablemente optimistas pese a la ralentización del crecimiento global”, matiza.
En su opinión, después de iniciar el 2019 hablando de recesión y de que el mercado cogiera algo más de miedo, el giro que dio la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) a su política monetaria y la relajación -que no el final- de las tensiones entre Estados Unidos y China han servido de fuelle para las rentabilidades en el pasado ejercicio.
Todas estas circunstancias hacen que Evers le dé aún más importancia a las estrategias que componen las carteras de los inversores. “La clave es ofrecer estrategias robustas enfocadas en la generación de valor añadido al largo plazo como es el caso del fondo BNY Mellon Long-Term Global Equity Fund. La estrategia apuesta por acciones de crecimiento, que siguen una filosofía pura de stock picking y se basan en un análisis micro, y que ofrece rendimientos más allá del momento de mercado”, añade.
En su opinión, este tipo de estrategias son las que van a aportar resiliencia y diversificación a los inversores, de cara a las perspectivas de este año. “No creemos que vaya a haber un fuerte rebote en el crecimiento. Más bien somos de la escuela que piensa que habrá un crecimiento bajo, así como la constante presencia de los bancos centrales con sus medidas de apoyo”, matiza.
Como consecuencia, insiste, las estrategias de calidad y globales son las que más demandan han registrado durante el último año, una tendencia que considera continuará en 2020. Las estrategias de dividendo o aquellas que ofrecen rendimientos de forma estable han sido de las más populares, en su caso el fondo BNY Mellon Global Real Return, de Newton. “Este fondo, que es una estrategia multiactivo defensiva y con una asignación muy activa, ha sido uno de los que más interés ha despertado entre los perfiles de inversión moderados y conservadores. El motivo ha sido que los inversores siguen buscando alternativas en renta fija sin perder calidad, porque ni el efectivo ni los activos tradicionales de refugio como los bonos be gobierno de calidad atraen en estos momentos”, explica.
En este contexto, reconoce que están positivos en renta fija de mercados emergentes, tanto en dólares como en divisa local, ya que el contexto de mercado favorece a estos países. El fondo BNY Mellon Emerging Markets Corporate Debt materializa su visión sobre las oportunidades en esta clase de activo. Según explica Evers, en un mundo donde sigue habiendo una búsqueda de yield, la asignación a mercados emergentes tiene sentido.
“La clave está en elegir muy bien y realizar un buen análisis macro. El riesgo de la deuda corporativa en los mercados emergentes es una extensión del riesgo del país. Por lo tanto, si no nos gusta el país no invertimos. Además, en el fondo mencionado, realizamos un análisis detallado de cada emisor. De esta forma se gestiona los riesgos tanto macroeconómicos como microeconómicos”, explica sobre el BNY Mellon Emerging Markets Corporate Debt Fund.
Tendencias para 2020
Para Evers una de las grandes ventajas de la firma en el mercado español es que tiene la capacidad de ofrecer a clientes institucionales estrategias innovadoras y rodadas a través de sus ocho gestoras especializadas. ”Dentro del grupo tenemos gestoras especializadas con enfoques y estilos muy distintos. En un entorno tan competitivo la especialización en la parte de inversiones es lo que marca la diferencia”.
Uno de los grandes debates en la industria es si los últimos años de mercados alcistas ha causado un traspaso de inversores hacía activos de riesgo. “Creo que es un error que el inversor se salga de su marco de riesgo”, comenta Evers. “Eso dicho, en España, podría decirse que los inversores tenían una sobreponderación en renta fija de forma histórica, lo que explica en parte esos mayores flujos hacia la renta variable, que no tiene que ser malo si están dentro de su presupuesto de riesgo”, aclara.
Junto a esta tendencia, el responsable para Iberia y Latinoamérica de BNY Mellon IM, destaca la demanda para soluciones ESG y fondos temáticos. “Cada vez hay una mayor presión por parte de los inversores, pero también de la regulación para que los productos respondan a los criterios ESG. Aquí veremos, cada vez, más lanzamientos de productos bajo estos criterios, pero también cómo las gestoras integran la ESG en sus fondos tradicionales. Lo que está claro es que, si las firmas no lo tienen bien integrado, pueden quedar excluidas durante los procesos de selección. Nosotros creemos que toda esta corriente es una oportunidad para la gestión activa, sobre todo porque la indexada aún no es capaz de responder adecuadamente a los criterios ESG”, explica Evers.
Sobre los fondos tématicos, Evers apunta que es fruto de “aprovechar oportunidades concretas de inversión en un mundo donde cuesta encontrar sectores en crecimiento. Temas como la revolución en la movilidad ofrecen fuentes de crecimiento sostenible a largo plazo”. La gestora ha lanzado dos fondos, uno de movilidad y otro de tecnología blockchain, y tiene intención de lanzar más fondos temáticos a lo largo del año. Por último, Evers señala que la gestora está envuelta en una tendencia que considera ganará peso en el mercado: productos que ofrezcan una mayor eficiencia en la implementación de estrategias de beta, pero siempre en el contexto de la renta fija donde los costes de transacción son a menudo altos.