Ni el valor ni la seguridad son estáticos: ambos cambian a medida que lo hacen los precios, las valoraciones y las perspectivas de las distintas partes del mercado, asegura Rob Hay, responsable de la estrategia Global Opportunities de Newton (parte de BNY Mellon).
Hay atribuye el buen comportamiento que ha registrado el fondo en el último año (hasta febrero) a la decisión de reasignar capital desde las inversiones que mejor han funcionado a otros valores que se habían quedado rezagados y presentaban interesantes perfiles de rentabilidad-riesgo.
En opinión del gestor, la creciente ‘financiarización’ de la economía mundial, combinada con las medidas de estímulo puestas en marcha por los bancos centrales, han empujado al alza las valoraciones de la renta variable. Sin embargo, estos avances no reflejan el comportamiento fundamental de muchas empresas, ya que los beneficios corporativos vienen siendo más bien discretos en todo el mundo, por lo que el aumento del valor de mercado experimentado en los últimos cinco años ha respondido, mayoritariamente, a una revaluación de las acciones.
Por ese motivo, la estrategia lleva cuatro años con una posición de liquidez de entre un 7% y un 10% que “refleja el grado de prudencia que he venido manteniendo, así como mi convicción de que en el futuro habrá más y mejores oportunidades de inversión que ahora. No obstante, no he dudado en usar la liquidez hasta dejarla en el nivel más bajo de ese rango cuando ciertos valores han ganado atractivo gracias a una caída de precios”, explica Hay.
Puntos de entrada
Hay cree que ahora mismo existen puntos de entrada potencialmente atractivos en algunos de los sectores menos populares entre los inversores. “El sentimiento negativo con respecto a los valores relacionados con el sector de la energía ha arrastrado al resto de empresas de los sectores industriales y de materiales. Hemos estado buscando formas de acceder a ciertas áreas que ofrecen valor sin comprar directamente petroleras, gasísticas ni mineras”.
El equipo se centra en identificar empresas con modelos de negocio interesantes que han sido injustamente penalizadas por su relación con el sector energético. Aunque muchas presentan potencial de crecimiento a largo plazo, se han visto perjudicadas por el hecho de ser consideradas cíclicas y estar expuestas a los recortes de gastos de las empresas del sector de la energía. Algunos ejemplos serían la distribuidora de productos de fontanería y calefacción Wolseley, la firma de ingeniería Emerson Electric o el fabricante de equipos de precisión Trimble Navigation, que se han añadido al fondo en los últimos meses.
El gestor también ha encontrado oportunidades en valores que se enfrentan a situaciones complicadas como Mattel (los fabricantes de Barbie), que han vivido un par de años difíciles. Hay atribuye este mal comportamiento a que la empresa ha intentado exprimir al máximo su actual gama de productos y no ha innovado lo suficiente. “En nuestra opinión, llegó a estar extremadamente barata, pero sabíamos que ya ha pasado por situaciones similares en el pasado y ha sido capaz de superarlas”. Mattel se ha recuperado desde entonces, por lo que Hay ha recortado su participación en la empresa.
En el sector bancario, el gestor vendió su posición en el banco regional estadounidense NC Financial Services, que mostraba unas expectativas demasiado elevadas ante la perspectiva de que la Reserva Federal empezase a subir sus tipos de interés, y compró un conservador banco noruego cuya cotización había caído hasta niveles atractivos por los temores sobre el sector energético. Una ventaja adicional de este cambio fue que sacó de la cartera un negocio sensible a la evolución del dólar tras un periodo de relativa fortaleza de la divisa y lo reemplazó con un valor expuesto a una divisa diferente.
Sesgos sectoriales
Por sectores, Hay mantiene una exposición reducida al sector financiero (representa aproximadamente un 7% del valor del fondo) porque las menores valoraciones aún no compensan los riesgos de balance y el impacto de unos tipos de interés al 0% o, incluso, negativos. Las asignaciones a los sectores de energía, materiales, empresas de suministros públicos (utilities) y telecomunicaciones también son bajas y suman un 7%. Por el contrario, los sectores de tecnologías de la información y consumo (tanto discrecional como básico) concentran más del 50% del fondo, mientras que el sector salud representa un 14% y el de industriales, un 10%.
Sin embargo, Hay enfatiza que las posiciones sectoriales no siempre resultan importantes en su proceso de inversión: “El fondo no tiene ningún tipo de restricción sectorial o geográfica, podemos invertir donde queramos, por lo que nos centramos en comprar o vender acciones en base a las características de cada empresa. Básicamente, el equipo evalúa la valoración de un negocio en relación con su cotización actual y se pregunta si nos permite ganar dinero o lo hace más difícil”.
“En los últimos 12-18 meses, las divergencias entre empresas y entre distintos tipos de negocio han aumentado, incluso dentro de un mismo sector. Nosotros hemos sabido explotar esas divergencias, lo que nos ha permitido registrar una sólida rentabilidad relativa en ese periodo”.