El capital natural, como los bosques, tiene mucho que ofrecer en un mundo que persigue la preservación de la biodiversidad y la descarbonización, con un cambio en las formas de producción y consumo. Desde BNP Paribas AM destacan por ello su valor como clase de activo para los inversores, por su importancia ante la demanda creciente de madera como materia prima sostenible, la previsibilidad sobre el ciclo de vida de los árboles, un valor estable que puede actuar como cobertura frente a la inflación y su función como elemento de diversificación de la cartera de inversión.
En un pódcast de la serie Talking Heads, Maxence Foucault, especialista en cuestiones ESG y responsable de activos privados en BNP Paribas AM, y Celine Claudon, directora comercial de IWC, comentan el proceso de producción de madera certificada y explican sus diversos usos, entre ellos la posibilidad de convertirse en una alternativa reciclable a los envases de plástico y al acero destinado a la construcción.
En la actualidad, IWC, del que BNP Paribas AM adquirió una participación mayoritaria en 2023, gestiona o asesora sobre activos por valor de 6.000 millones de dólares para inversores institucionales y privados y aporta su larga experiencia y conocimientos, que se remontan a más de 30 años desde su creación en 1991.
¿Qué es la silvicultura sostenible?
“Cuando hablamos de inversión forestal institucional, nos referimos a una inversión en terrenos madereros gestionados de forma sostenible. Los terrenos madereros son bosques cuyo objetivo principal es la producción de madera”, señaló Claudon. “Por lo general, los bosques comerciales se establecen para satisfacer la creciente demanda de madera. Una característica principal de este tipo de inversiones es el crecimiento biológico predecible de los árboles, que puede modelarse”.
Asimismo, la experta destacó el valor estable de la tierra, ya que los inversores suelen adquirir tanto la tierra como los árboles. Una tercera característica es que no suele haber industria transformadora, por lo que sólo se invierte en el bosque. “Por último, y este es un aspecto clave, la política de IWC es obtener la certificación de gestión forestal sostenible de terceros para todos nuestros activos. Este sello externo garantiza realmente que la forma en que gestionamos el bosque cumple las normas medioambientales y sociales, y documenta nuestras prácticas forestales, la biodiversidad y una serie de aspectos sociales”, subrayó.
Por su parte, Foucault reconoció que la silvicultura puede parecer bastante especializada, pero que en realidad es fundamental para nuestras vidas. “Históricamente, se ha valorado y utilizado porque es fácilmente accesible y convertible, robusta y flexible, por lo que puede responder a muchos tipos de necesidades”.
Hoy en día, se sigue utilizando en un gran número de productos, ya que es un material natural polivalente que tiene la cualidad de ser renovable. La producción mundial de madera se ha más que duplicado desde la década de 1960, y los dos principales mercados finales para su uso son la construcción y los bienes de consumo, indicó el experto. Esto se debe principalmente al crecimiento demográfico y a los ingresos que proporciona.
“Para el futuro -continuó- prevemos un crecimiento constante, ya que la economía necesita una transición hacia prácticas más respetuosas con el medio ambiente. Por ejemplo, la necesidad de disponer de alternativas a los productos de plástico o de material descarbonizado como sustitutos del acero o el hormigón para ayudar a la transición económica”.
Hoy en día, la madera se utiliza en muchos sectores. En la construcción, es particularmente relevante porque es una industria que tiene una fuerte necesidad de descarbonización y es una opción viable con muchas aplicaciones. Cada vez son más los actores que integran esta experiencia en su forma de construir. Así que esta industria está empezando a adaptarse y la madera se utiliza en muchas cosas, incluso en edificios de varias plantas. Cada vez son más los actores que fijan objetivos mínimos para la madera en sus construcciones. Asimismo, la madera se utiliza en embalajes sostenibles por parte de muchas empresas que han decidido reducir o eliminar el plástico.
“La fibra de madera también es interesante. Sigue siendo marginal, pero va en aumento. Además, los residuos de la madera pueden utilizarse como fuente de energía a través de los biocombustibles y en productos farmacéuticos, ropa y alimentos. Así pues, la visión de la silvicultura puede ser que es de nicho, pero en realidad es ampliamente importante y tiene un gran potencial de crecimiento”, resumió Foucault.
La madera como activo de inversión
Claudon estimó que el universo de inversión institucional de la madera es de unos 200.000 millones de dólares, y que las inversiones institucionales reales en madera ascienden a unos 100.000 millones de dólares. Sin embargo, el universo podría ser mayor, principalmente a través de la forestación, es decir, la plantación de nuevos bosques.
“Históricamente, los inversores forestales institucionales han sido los grandes fondos de pensiones de Estados Unidos, Canadá, Países Bajos, Reino Unido, Dinamarca y Suecia, así como las compañías de seguros, sobre todo en Alemania y Francia, y los fondos de jubilación, sobre todo en Australia y Nueva Zelanda. «Hoy vemos más inversores institucionales, pero también empresas y gestores de patrimonios que se interesan por esta clase de activos. ¿A qué se debe? Desde un punto de vista financiero, consideramos que este tipo de inversiones tiene ventajas evidentes”, consideró.
Entre estas ventajas, la experta mencionó la baja correlación con los mercados públicos: “El crecimiento biológico es un motor de rentabilidad único. Esto significa que los bosques son un gran diversificador de la cartera”.
Otro elemento fundamental es que las inversiones en tierras madereras proporcionan una cobertura contra la inflación. Por último, “las inversiones en tierras madereras pueden proporcionar una atractiva rentabilidad ajustada al riesgo y rendimientos estables compuestos tanto de una renta anual como de la revalorización del capital”, dijo.
Aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza
Las inversiones en esta clase de activos contribuyen a proporcionar materiales esenciales que acompañarán a la economía en su transición. Y si queremos que la economía se descarbonice y dependa más de materiales renovables, la silvicultura es definitivamente relevante, destacó por su parte Foucault.
“En segundo lugar, está el reto de la neutralidad de carbono. La mayoría de las actividades e infraestructuras humanas tienden a destruir la biodiversidad. No es el caso de la silvicultura”, analizó, ya que cuando se cultiva un nuevo bosque, se crea un refugio para la vida y se permite que prospere la biodiversidad. “Así que este activo es esencial para promover la biodiversidad”, que se ha convertido en algo central en las carteras de inversión y es una parte real de aquello en lo que participan los gestores de activos y los inversores.
Puede escuchar el pódcast completo en este enlace.