La reapertura tras la pandemia, la política monetaria expansiva, las bajas valoraciones y la oportunidad que representan las tendencias estructurales vuelven a atraer el interés de los inversores hacia Asia y sobre todo China, explica en una entrevista a su paso por Madrid Chi Lo, estratega de mercado senior para APAC en BNP Paribas AM.
Algunos expertos consideran que es un buen momento para invertir en los países emergentes y en particular en China, porque en medio de la gran volatilidad de este año conseguirán recuperarse más rápidamente que los mercados desarrollados. ¿Cuál es su visión al respecto?
Si nos fijamos en el entorno macro y las perspectivas políticas entre los mercados desarrollados y los emergentes hay una gran diferencia: en Occidente la política monetaria aún no ha alcanzado el punto álgido del ciclo de tensionamiento. Quizá se esté ralentizando, pero los tipos de interés siguen subiendo, porque la inflación sigue siendo alta. Así que vemos una combinación de inflación elevada, aumento de los tipos de interés y, al mismo tiempo, la desaceleración del crecimiento económico. Probablemente en Estados Unidos habrá una recesión a principios de 2024, y en Europa se espera un crecimiento mínimo.
Si te trasladas a China, todos sabemos que la economía se está recuperando y la política monetaria sigue relajándose, lo que significa que las perspectivas de política monetaria de China son más benignas que en Occidente porque está recortando los tipos e inyectando liquidez, lo que es beneficioso para los mercados de activos. La situación es similar en el resto de Asia, que además se beneficiará de la recuperación de China.
¿Esta recuperación puede implicar un mayor riesgo de inflación a nivel global o interno?
Vemos un riesgo muy bajo en ambos casos. La economía china tiene un factor desinflacionario inherente, y por eso no hemos visto la inflación subir más del 4% en los últimos 25 años. Después de un pico de un 27% a mediados de los 90, el Gobierno tomó medidas drásticas contra la inflación. Cada dos o tres años siempre hay un programa de liberalización financiera en curso, de reestructuración financiera, con efectos deflacionarios. Por el otro lado, el del consumo, si bien la población es cada vez más rica y hay crecimiento económico, consideramos que la recuperación del consumo va a ser moderada, no a los niveles que hemos visto en Europa o en Estados Unidos, porque en China no ha habido transferencias fiscales desde los gobiernos. Además, con los confinamientos muchas personas perdieron sus puestos de trabajo. Así que los consumidores chinos son muy cautelosos.
A nivel global, como la recuperación de China es moderada, no vemos una gran demanda de materias primas por parte del país. El impacto será marginal. La segunda cuestión es que para que China exporte inflación la tasa doméstica tiene que ser más elevada que la global. Solo así la inflación se traduciría en mayores precios de exportación y en inflación importada por parte de los países receptores. Pero vemos que la tasa de inflación es de menos del 3% en China, frente a una inflación subyacente del 5,5% en Europa.
¿Qué opina del objetivo de crecimiento del 5% para 2023 que se ha propuesto el Gobierno de Pekín?
Desde una perspectiva práctica, pensamos que es una estimación más bien a la baja con el objetivo de hacer una buena gestión de las expectativas. Porque si anunciara un objetivo más alto, como el 6% o 7%, es posible que el mercado empezara a esperar un mayor gasto de inversión, en la economía, con más préstamos, más deuda, etcétera. Algo que Pekín quiere evitar. Pero en la práctica creo que China puede crecer fácilmente más de un 5%. Este año, actualmente nuestra previsión es del 5,8%, y del 5,3% para el próximo.
El Gobierno ha creado un nuevo organismo que controla y centraliza toda la supervisión financiera. ¿Es una decisión positiva para reducir los problemas con la corrupción?
Es una medida con argumentos a favor y en contra. Ha sido muy criticada por la gran centralización en la nueva Administración Nacional de Regulación Financiera (NFRA, por sus siglas en inglés), así que presentaré brevemente otro aspecto a considerar. Se concentra la supervisión en este organismo y se libera de esa función al banco central, lo cual puede verse de manera negativa, pero por otro lado, el Banco Popular de China carga con demasiadas responsabilidades en este momento: política monetaria, macroeconómica, regulación de los bancos y del sector financiero. Y no tiene los recursos para hacerlo todo. Así que mi argumento es que al quitarle la responsabilidad micro regulatoria, se le permitirá centrarse en la política monetaria con mucha más efectividad.
Por otra parte, los recursos con los que contaba el Banco Popular de China y sus oficinas en las provincias eran insuficientes para regular las plataformas fintech, empresas fiduciarias, de préstamos y demás. Así que ahora habrá más recursos para este “super-regulador”. El tiempo lo dirá, pero veo la reestructuración de forma positiva.
En un análisis reciente, usted destacaba que las valoraciones de la renta variable china siguen estando relativamente baratas. ¿Cree que es buen momento para entrar en el mercado?
Considerando el entorno macro que mencioné al principio, creemos que es un buen momento para que los inversores consideren aumentar la exposición a China, volver al mercado o empezar a invertir en el mercado de valores chino. El índice del mercado de valores chino CSI 300 vivió un rally entre noviembre del año pasado y febrero de este año, después de que el Gobierno anunciara que iba a eliminar la política de cero Covid. Pero esa recuperación fue básicamente del sentimiento del mercado, que era muy negativo sobre China, y por la sobreventa que habían experimentado las acciones. Ese rally no tenía apoyo en los fundamentales, que comienza a producirse ahora por los datos económicos que muestran que la economía se está recuperando. El siguiente paso, cuando los analistas empezarán a revisar al alza los beneficios, se producirá probablemente en el segundo trimestre o a principios del tercero de este año. Así que estos son los apoyos fundamentales que vemos para el segundo rally del mercado de valores chino. Es buen momento para empezar a posicionarse y luego, cuando llegue el rally, estar en una posición para simplemente disfrutar del repunte que esperamos en los próximos meses hasta el próximo año.
¿Cuáles son los temas estructurales clave para invertir en China en los próximos años?
Hay tres temas estructurales para invertir a largo plazo y son los que se incluyen actualmente en nuestra cartera en China: la consolidación y modernización industrial, la autosuficiencia tecnológica y la mejora del consumo. Los tres se desprenden de nuestro análisis macroeconómico y de la dirección de la reforma estructural del Gobierno a medio y largo plazo. Lo que el Gobierno quiere hacer a partir de ahora es construir una economía de alta tecnología que le permita competir con Estados Unidos, mejorar la productividad y crear puestos de trabajo de alto valor añadido, mucho mejor que los puestos de trabajo de fábrica, para aumentar los ingresos y el crecimiento de la clase media. Las nuevas industrias se centrarán en el desarrollo de la producción de equipos y bienes de capital para cumplir el objetivo estratégico del gobierno de desarrollar la alta tecnología en el sector aeroespacial, aviación y vehículos eléctricos, baterías y semiconductores. Otra gran área de inversión en la que se centrará China es el desarrollo más ecológico.
La segunda gran área, la autosuficiencia tecnológica, es algo nuevo en China, porque actualmente ha estado importando muchos de los chips más avanzados de Europa, pero ya no quiere depender de las importaciones. Tiene que ver con la guerra de los chips con Estados Unidos. Si nos fijamos en el gasto en I+D del Gobierno chino en el sector de la tecnología, gran parte va al área de semiconductores. China está gastando alrededor del 2,3% del PIB en I+D, ligeramente inferior al 2,7% de los EE.UU.. Así que lo que quiero decir es que China se está poniendo al día muy rápidamente.
El tercer tema es la mejora de los consumidores. Obviamente, el mercado de masas sigue ahí, pero lo que estamos viendo es que en el futuro habrá más crecimiento de los ingresos, incluso China crece un 5% al año. Buscamos sectores y empresas que estén posicionados para atender a los chinos con mayores ingresos, y la mayoría de esas empresas estarán en esta área de servicios y venta al por menor. También en el comercio electrónico, ya que la generación joven quiere comprar online.
El proceso de inversión de BNP Paribas AM
Desde el equipo que gestiona el fondo BNP Paribas China Equity completan el análisis sobre la forma en que seleccionan los activos para la estrategia y subrayan que prefieren centrarse en los nombres beneficiarios de las políticas gubernamentales y en el mercado nacional y evitar los que están sujetos a un mayor riesgo geopolítico. La estrategia es oportunista y favorece las empresas con un fuerte poder de fijación de precios, principalmente relacionadas con la modernización industrial, la mejora del consumo y la transición energética.
La integración de ESG es un componente crítico de su enfoque de inversión en China y Asia, impulsada por el Centro de Sostenibilidad multidisciplinar (más de 30 profesionales, con 4 miembros con sede en Asia) que apoya a los equipos de inversión con investigación, análisis y datos tanto a nivel de empresa como sectorial. Dado que la falta de datos ESG de buena calidad puede suponer un reto para la integración ESG en Asia, han desarrollado mecanismos específicos para garantizar que su proceso esté bien adaptado al mercado asiático.
En el actual entorno de mercado, el equipo es estructuralmente constructivo respecto a la renta variable china a medio y largo plazo, a pesar de la volatilidad a corto plazo. Los factores de crecimiento estructural deberían tomar el relevo a medida que amaine el ciclo de regulación. En su opinión, la recuperación de los resultados macroeconómicos tardará probablemente uno o dos meses más, y es más probable que los beneficios empresariales se recuperen en la segunda mitad de 2023, apoyados por unos datos macroeconómicos más sólidos y por la confianza del mercado.