El crédito corporativo global continúa ofreciendo buenas perspectivas en 2024, año en el que podría verse favorecido por el aterrizaje suave de las principales economías desarrolladas y por la flexibilización de las políticas monetarias, en opinión de los expertos de BNP Paribas Asset Management. Un argumento válido no solo para la deuda de grado de inversión, sino también para el alto rendimiento estadounidense y europeo, aunque con mayor cautela en la selección.
“En general, consideramos que los fundamentales de las empresas son sólidos, especialmente en el mercado de crédito de grado de inversión, con unos niveles elevados de liquidez, un apalancamiento reducido y unas prometedoras expectativas de beneficios”, escribe Christophe Auvity, responsable de crédito corporativo global en BNP Paribas Asset Management.
Y añade que aunque es probable que estos y otros indicadores registren un cierto deterioro en 2024 a medida que el crecimiento de la economía mundial continúe ralentizándose, muchas empresas han empezado el año desde una situación relativamente favorable.
Además, sigue habiendo una fuerte demanda de deuda de grado de inversión y de alto rendimiento, lo que se debe, en parte, a su elevado rendimiento absoluto, que puede ofrecer “un importante margen a la rentabilidad total si se producen episodios de aumento de los rendimientos de la deuda soberana o de los diferenciales de crédito”.
Crédito estadounidense IG: impulso por la fuerte demanda
“En nuestra opinión, la ralentización de la emisión en el mercado primario y los elevados flujos de entrada, impulsados especialmente por la demanda interna, deberían favorecer a la deuda corporativa estadounidense de grado de inversión, aun cuando se mantenga la competencia que representan la inversión en otras clases de activo de grado de inversión y en efectivo, que aún ofrece un nivel elevado de rendimientos”, señala Auvity. “Se prevé que el rendimiento de la inversión en liquidez vaya disminuyendo en los próximos trimestres y que el resto de las clases de activos de grado de inversión se normalicen”.
Aunque consideran que la posibilidad de revalorización del capital es limitada tras el impulso en los últimos meses de 2023, opinan que la deuda estadounidense de grado de inversión presenta un carry suficientemente atractivo, de aproximadamente el 5% en la actualidad, un nivel elevado en relación con las medias registradas desde la crisis financiera mundial.
Sobre las oportunidades, desde la gestora destacan los sectores financiero, de telecomunicaciones y alimentos y bebidas. Son prudentes en cambio en el sector farmacéutico, del transporte, así como en los más expuestos a la debilidad del consumo.
Deuda estadounidense HY: posicionamiento neutral y oportunista
La deuda estadounidense de alto rendimiento ofrece unas perspectivas fundamentales muy dispares, subraya Auvity. La demanda del inversor final se está ralentizando y los costes de financiación se han mantenido en niveles elevados, pero las empresas, en términos generales, se han posicionado para una ralentización del crecimiento y una menor dependencia de la liquidez. “No obstante, pensamos que las tasas de impago podrían aumentar, mientras que las calificaciones crediticias ya comienzan a mostrar una reducción moderada”, escribe, por lo que los segmentos de mayor calidad registrarán mejores resultados.
Desde la gestora llaman a estar atentos sin embargo a la evolución del sector, muy infraponderado entre algunos inversores: si la economía estadounidense comienza a mostrar unos indicios más convincentes de recuperación, podría producirse un cambio de tendencia en la confianza de los inversores y registrarse fuertes entradas de capital en la clase de activo, impulsando a la baja los diferenciales.
Deuda IG europea: como en EEUU, pero mejor en valoraciones
Los fundamentales de las empresas europeas se están deteriorando, como en Estados Unidos, pero su punto de partida es bueno, indican desde la gestora. “Los elevados niveles de efectivo con los que cuentan muchos emisores de deuda corporativa de grado de inversión de la eurozona, por ejemplo, señalan que están bien posicionados para hacer frente a la ralentización del crecimiento”.
La diferencia con la deuda IG estadounidense son las valoraciones, que se han mantenido en niveles históricamente elevados pese a su reciente reducción. Ello se debe, en parte, a que los diferenciales más elevados de los segmentos de menor calidad crediticia han ejercido una cierta presión al alza sobre los segmentos de mayor calidad, aumentando su atractivo sobre la base de la rentabilidad ajustada al riesgo.
En lo que respecta a los sectores, se decantan por los bancos –si bien prevén también una mayor dispersión entre entidades-, y encuentran valoraciones atractivas en el tramo inferior del segmento de grado de inversión, especialmente en sectores no cíclicos como los suministros públicos, las telecomunicaciones y el consumo discrecional.
Alto rendimiento europeo: AT1 bancario y bonos con vencimiento en 2026
Tras el sólido rendimiento registrado en 2023, la deuda europea de alto rendimiento podría seguir ofreciendo buenos resultados en 2024 gracias a los favorables factores técnicos y macroeconómicos, como la caída de los tipos de interés de mercado y el exceso de demanda de los inversores en un entorno de oferta relativamente limitada, afirma por su parte Olivier Monnoyeur, director global de deuda de alto rendimiento en BNP Paribas AM y gestor del BNP Paribas Euro High Yield Bond.
Monnoyeur observa que se mantiene la tendencia de finales de 2023 en la dirección de los diferenciales, que “se han estrechado y la economía no muestra muchos signos de tensión. El argumento del aterrizaje suave parece válido en general, incluso en Europa”.
El panorama general para este año es que los bancos centrales bajen los tipos, lo que hará que el mercado de bonos vuelva a ser un lugar atractivo para invertir y aliviará la carga de las empresas más endeudadas, lo que es positivo para el alto rendimiento y podría apoyar a esta clase de activos este año.
El experto subraya la importancia de ser selectivos para encontrar valor. Aunque los títulos de menor calificación del sector financiero pueden ofrecer un rendimiento atractivo, ven más oportunidades de generación de valor en las emisiones de mayor calificación. Por ejemplo, la deuda AT1 del sector bancario, o ciertos bonos que vencen en 2025 o 2026, pero que presentan un riesgo reducido de refinanciación, pueden ofrecer una atractiva rentabilidad ajustada al riesgo.
“Nos siguen gustando los bonos híbridos, entre los que se incluirían los bonos subordinados con un componente de renta variable procedentes de emisores no financieros, ya que nos ofrecen cierta prima frente a las empresas con calificación BB. No nos importa la subordinación que conllevan estos bonos”, indica.
También destacan las emisiones con cupones más altos de ciertas empresas que generan una gran cantidad de efectivo y que están mejor posicionadas para hacer frente a la ralentización del crecimiento.
“No es momento de dormirse en los laureles, pero en términos generales, esperamos que las tasas de impago sigan siendo bajas y estamos desplegando parte del capital en el sector inmobiliario, que podría beneficiarse de los recortes de tipos previstos. Seguimos siendo prudentes, ya que esperamos impagos y rebajas de calificación”, concluye.