Con los tipos de interés actuales y la perspectiva puesta en 2024, desde el punto de vista de BNP Paribas AM el mercado se encuentra en un entorno muy bueno para entrar en renta fija, asegura Arnaud-Guilhem Lamy, responsable de renta fija euro agregada en la gestora, que propone tres estrategias como posibles opciones según el perfil inversor.
“Este año, si nos fijamos en el rendimiento de nuestra cartera agregada, la rentabilidad se ha situado en alrededor del 3,0 al 3,6%. Ha sido un camino con baches, pero aún así, si tuviéramos que parar el año ahora mismo, sería un año bueno. Pero para 2024 espero un año aún mejor, porque en nuestra opinión estamos en el pico de los tipos de interés de los bonos a corto plazo”, explica Lamy en conversación con Funds Society.
Con el retroceso de la inflación en los últimos meses y el freno en el crecimiento y el empleo que comienzan a notarse en la economía real, desde la gestora creen que no habrá más subidas de tipos por parte del BCE –aunque todavía podría producirse alguna por parte de la Fed-. Así que la próxima maniobra será un recorte, posiblemente en la segunda mitad de 2024.
Lamy añade que hay muchos inversores aún al margen, esperando el momento de entrar en la clase de activo, y que esta reserva de compradores potenciales de renta fija puede ser muy importante el próximo año, con unos tipos de interés ya estabilizados y una importante oferta de deuda. Por ello, como gestor tanto del BNP Paribas Sustainable Enhanced Bond 12M, como del BNP Paribas Green Bond y el BNP Paribas Social Bond, Lamy describe el funcionamiento de las estrategias y cómo se posicionan de cara al año que viene.
Mejores de su clase
El BNP Paribas Sustainable Enhanced Bond 12M es un fondo artículo 8 del SFDR y sello Label ISR francés y belga, que invierte en bonos corporativos y gubernamentales de corta duración y enfocado en los mejores de su clase, además de excluir algunos sectores como el alcohol, las armas o el juego. “Excluimos además las empresas y estados en los 3 peores deciles de sostenibilidad según nuestra clasificación. La duración media máxima del fondo es de tres años, aunque en la actualidad nos situamos por debajo de un año de media. Y se incluyen tanto bonos IG, que es el grueso de la cartera, como de alto rendimiento, que constituye el pilar táctico en el que colocamos bonos subordinados, a más de tres años, o bonos de alto rendimiento, con el fin de añadir alfa cuando pensamos que estos activos de mayor riesgo proporcionarán rentabilidad adicional”.
Lamy añade que desde la gestora son muy selectivos con los emisores para asegurar una rentabilidad con un riesgo manejable y destaca que el enfoque ha demostrado ser bastante atractivo en lo que va de año, con una rentabilidad por encima del 3%, “y en algunos momentos hasta del 3,70% bruto de comisiones, mejor que los fondos del mercado monetario”.
Además, pese a que el yield de la cartera ha subido de 3,40 o 3,50 a principios de año a 4,60 en la actualidad, esto no ha provocado una caída de la rentabilidad como cabría esperar, gracias a los vencimientos a muy corto plazo. “Lo bueno de este producto es que tenemos muchos bonos a corto plazo que vencerán y que sustituiremos por tipos más altos cuando los tipos suban. Por supuesto, es más arriesgado que los fondos del mercado monetario, pero en el entorno en el que hemos estado hasta ahora este año, ha demostrado ser una cartera bastante eficaz en términos de rentabilidad”, asegura sobre la estrategia, que cuenta con unos 2.000 millones de euros bajo gestión.
Bonos sociales y sostenibles
El BNP Paribas Social Bond fue lanzado en 2021, y debido a que en aquel momento el universo del índice era más limitado, desde la gestora tomaron como referencia el Bloomberg Global Treasury 3-7 Year, “pero con una duración modificada que se sitúa en alrededor de 4,3 años cuando el fondo está neutral”, explica Lamy. Se trata de un fondo artículo 9 que incluye bonos sociales y sostenibles, no así los ligados a la sostenibilidad (SLB), es decir vinculados a la consecución de objetivos específicos predefinidos.
“Cada bono que compramos en esta cartera debe ser aprobado por nuestro centro de sostenibilidad, en línea con nuestra metodología de dos pasos, un primer análisis ex ante y una segunda revisión ex post, cuando tenemos el informe de impacto”, asegura el experto.
Como primer paso se descarta al 10% de los emisores con peor calificación desde una perspectiva ESG. También observan la ambición de la empresa y su estrategia para garantizar que todo su negocio esté alineado con los valores sociales que promueven en el bono social. Luego analizan qué se financia, por ejemplo servicios básicos, acceso a atención sanitaria, vivienda social, empleo, etc., y si existe o no en cada caso una población destinataria clara. Finalmente se lleva a cabo un análisis en profundidad de los fundamentales. “Incluso cuando se trata de un emisor que repite con varias emisiones, nuestro equipo comprueba cada bono individual”, subraya.
Se trata de invertir en proyectos sociales y también medioambientales con exposición a la renta fija fundamentalmente a través de agencias, organismos supranacionales y entidades financieras, que son los principales emisores.
Bonos verdes
Finalmente, el BNP Paribas Green Bond, lanzado en 2017, es artículo 9 y, al igual que el anterior, tiene una calificación media de A+. La duración se sitúa en la actualidad en línea con el índice de referencia, en alrededor de 6,5 años, y el objetivo es financiar proyectos que ayuden a mitigar el cambio climático.
“También en este caso, todos los bonos verdes que compramos tienen que ser validados por nuestros analistas ESG –indica Lamy-, con una metodología muy similar a la que he mencionado para los bonos sociales, excepto por supuesto la aplicación en este caso de la taxonomía. Vamos además un poco más allá de la taxonomía en ciertos sectores que todavía no están cubiertos por esta regulación. Un punto en el que nos diferenciamos es que en nuestro fondo no financiamos energía nuclear ni gas”.
“Y cuando digo que vamos más allá me refiero al hecho por ejemplo de que es estupendo pasar de un comercio de gasóleo a uno eléctrico, pero si la electricidad se produce a través de centrales eléctricas de carbón, no estás seguro de que tendrás un beneficio real para el medio ambiente al final del día. Así que analizamos todo esto intentando abarcar toda la cadena de suministro”, añade.
Pasados de 12 hasta 24 meses, el informe de impacto y sobre todo las emisiones de CO2 evitadas se convierten en “una herramienta muy poderosa para nuestros analistas ESG para debatir, desafiar y comprometerse con los emisores”.
¿Por qué no?
Todo el proceso de análisis ESG no garantiza una mayor rentabilidad de los bonos sostenibles y sociales frente a los estándar, pero sí evita muchos más accidentes en caso de dificultad, resume Lamy. Y lanza una pregunta a los lectores: “Si se puede invertir en bonos verdes, en bonos sociales. ¿Por qué invertir en otra cosa? ¿Cuál es la razón por la que usted no invertiría en bonos verdes, un mercado ya muy establecido? Todos sabemos que tenemos que luchar contra el cambio climático, y la renta fija es una gran clase de activos para el año que viene que a la vez puede hacer algo bueno por el planeta”.