China es uno de los mayores mercados del mundo: avanza en el giro de su tipo de crecimiento hacia la consolidación industrial y el consumo interno y será el único gran mercado que baje los tipos en 2022. Tres expertos de BNP Paribas AM analizaron en un reciente webcast estos factores y por qué es un buen momento para entrar o ampliar la presencia en el gigante asiático.
Análisis macro
Una de las principales preocupaciones entre los analistas internacionales es si China podrá cumplir con su objetivo de crecimiento de este año, fijado en un 5,5%, indicó Chi Lo, estratega senior de mercado para APAC. Ello se debe a las numerosas presiones a la baja en el crecimiento, como la política de cero COVID del Gobierno o los compromisos de reducción de emisiones de carbono, medidas que reducen tanto el consumo como la producción.
Por otra parte, las previsiones apuntan a una caída en las exportaciones, y China enfrenta problemas en el sector residencial, que ha sufrido una importante corrección en los últimos meses. Otros elementos negativos son los efectos de la variante Ómicron, con los cierres de grandes ciudades como Shanghai y Shenzhen, sumado a que el país sufre los aumentos de precios de la energía tanto por los cuellos de botella en las cadenas de suministro como por los conflictos geopolíticos.
Por todo esto, China se encuentra en un ciclo inverso al de los países desarrollados en lo que respecta a política monetaria. El Banco Popular de China lleva tiempo acumulando divisas, lo que ha añadido liquidez al mercado, y en el futuro próximo se mantendrá con una política de flexibilización monetaria. Estos cambios muestran que proteger el crecimiento es ahora una prioridad, subrayó Chi Lo. «Por ello, no consideramos este 5,5% como poco realista, sino como un mensaje al mercado de que habrá una mayor flexibilización monetaria para conseguir este crecimiento. Y si hay presiones que lo frenen, habrá más flexibilización monetaria», añadió.
Tampoco hay obstáculos desde el punto de vista de la inflación para esta política de estímulos –que incluye además bajadas de impuestos y en las hipotecas-. A diferencia de Europa o Estados Unidos, en China la inflación no supera el 3% marcado como límite para intervenir por parte del banco central. Pese al aumento del índice de precios al productor (PPI), esta subida no se está trasladando al IPC. «Es una imagen totalmente distinta a lo que pasa en los mercados desarrollados», dijo el experto.
Además, el cierre de la cuenta de capital de China limitará el impacto de la subida de tipos en el resto de mercados sobre el tipo de cambio del renminbi, que ha desafiado hasta ahora las previsiones de que el estrechamiento del diferencial de rendimiento entre China y EE.UU. lo debilitaría.
Qué esperar en renta variable
Jessica Tea, Investment Specialist de renta variable asiática y Greater China, analizó por su parte la situación para los inversores tanto en el mercado de acciones onshore como offshore.
Un gran número de acciones de crecimiento han sufrido una gran corrección, lo que ha añadido más volatilidad tras un año duro en 2021, consideró. «La pregunta que muchos nos hacen es si se ha acabado el crecimiento y la realidad es que muchos inversores han perdido la confianza. Y muchos están pasando por alto los fuertes fundamentales incluso de buenas compañías chinas. Desde nuestro punto de vista, es importante mantener en mente el largo plazo y las megatendencias que seguirán presentes», señaló Tea. Megatendencias que están en el 14º Plan Quinquenal del gobierno y que BNP Paribas AM recoge en su estrategia de inversión. «Así que lo que recomendamos es permanecer selectivos y enfocarse en el largo plazo».
Entre los impulsores económicos, la experta destacó tres sectores: la tecnología e innovación, el consumo y la consolidación industrial. En el tecnológico, tras la intervención regulatoria por parte de las autoridades el año pasado, en la gestora evitan las compañías que no se alineen con la nuevas estrategias de Pekín y se enfocan en nombres de la industria y la transición energética.
En cuanto a los cambios hacia un consumo de mayor calidad, el gobierno chino se enfoca en crecer en base a los ingresos domésticos. La pandemia ha acelerado la transformación económica y las clases medias piden cada vez más experiencias y servicios, por lo que la gestora ve buenas oportunidades en sectores como el de las marcas, la salud y los seguros.
En lo que respecta a la consolidación industrial, desde BNP Paribas AM apuestan por las compañías que se enfoquen en la mejora de la productividad y en sectores como la maquinaria, la minería y el químico.
«Hemos reducido el riesgo en nuestras carteras, pero eso no quiere decir que no sigamos buscando oportunidades», dijo Tea, para quien hay tres razones de gran peso por las que es momento de invertir en China.
La primera es la diversificación: «China onshore es un mercado muy poco explorado en el que las ganancias de las compañías proceden del mercado doméstico, por lo que tienden a no verse afectadas por la situación macroeconómica global. Existe una muy baja correlación con los mercados globales y por tanto pueden mejorar el perfil de riesgo/beneficio de las carteras». En este sentido, destacó la importancia de mantenerse en China en los dos universos, tanto el onshore como el offshore, porque generan una exposición complementaria. Porque incluso en los temas que ambos mercados comparten, el enfoque es muy diferente.
Finalmente está la cuestión de las valoraciones. «Tras la importante corrección del año pasado, hay precios mucho más razonables y es un momento atractivo para entrar tanto en onshore como offshore. Los fondos mundiales siguen infraponderando China offshore», dijo.
Qué esperar en renta fija
Jean-Charles Sambor, director de renta fija emergente, defendió a su vez la importancia de aumentar la asignación de fondos en el mercado de China onshore en renta fija. «China es uno de los mayores disruptores de los últimos 20 años en lo que concierne a asignación de activos. No encaja en una clasificación tradicional de mercado emergente, tanto por su tamaño como por la recepción de grandes flujos desde mercados desarrollados y emergentes. Así que la naturaleza de esta oportunidad es bastante atípica por esta conjunción de flujos globales y emergentes», aseguró.
«Y es necesario observar el mercado desde dos puntos de vista: lo que hacen los inversores domésticos, que hasta hace no mucho eran los únicos presentes, y lo que hacen los globales, que cada vez están cobrando más peso», añadió.
Sambor, que se centró en la renta fija doméstica, subrayó que se trata de un mercado enorme, de en torno a 17 billones de dólares, que crece muy rápidamente y que superará en algún momento al de EE.UU. «Crece tan rápido porque como porcentaje del PIB sigue siendo muy bajo. Y no solo es grande, sino muy diversificado», agregó.
Pese a que en los últimos años ha habido una acelerada inclusión de este mercado en los índices de referencia y que los gobernantes locales han retirado las barreras que había en el pasado, sigue estando masivamente sub-representado entre los inversores.
A nivel global, aunque China ha duplicado su porcentaje en las reservas mundiales de divisas de un 1,2% en 2017 a 2,45% a principios de 2021, su peso sigue siendo muy bajo en comparación con su tamaño económico, por lo que es de esperar que crezca al menos hasta el 5% a medio plazo.
«China va a ser el único gran país del mundo que recorte tipos en 2022 –destacó-, así que esta divergencia va a ser un estímulo para la asignación en renta fija china. En segundo lugar existe una muy baja correlación tanto con los mercados desarrollados como con los emergentes, pero también con la renta variable, por lo que los motivos para estar presentes son de mucho peso. Y esta diversificación se mantendrá en el futuro próximo».