El sector tecnológico está inmerso en un rápido cambio estructural en el que la computación en la nube, las aplicaciones para la movilidad y el internet de las cosas están redefiniendo la forma en que se desarrolla la sociedad, considera Pamela Hegarty, gestora del BNP Paribas Disruptive Technology, quien defiende por tanto la importancia de la inversión en este segmento.
«Seguimos siendo muy optimistas respecto de las tendencias seculares a largo plazo, que están impulsando la transformación digital de toda la economía», señaló Hegarty en un reciente podcast de la serie Talking Heads de BNP Paribas AM, pese a la presencia de riesgos geopolíticos relacionados con la invasión rusa en Ucrania -que incrementan las posibilidades de una recesión en Europa- y la política de endurecimiento prevista por los principales bancos centrales.
Las subidas de tipos tienen un claro impacto en las acciones de las compañías tecnológicas de mayor crecimiento, porque podría afectar de manera desproporcionada a los futuros flujos de caja descontados. Sin embargo, «con la gran corrección que ha habido en valoraciones y en los precios de los activos, vemos muchas oportunidades», añadió Hegarty, al tiempo que destacó la importancia de analizar todos estos factores de riesgo acción por acción.
Otros importantes riesgos con los efectos que pueda seguir teniendo la COVID-19 y sus variantes en las cadenas de suministro y el consumo, sobre todo en China, donde además existe un proteccionismo nacionalista e intervenciones regulatorias. En general la industria enfrenta a nivel global un mayor escrutinio normativo en materia de privacidad y seguridad de datos y por el poder monopolístico que ostentan algunos de los mayores proveedores de plataformas.
En lo que respecta por ejemplo a la computación en la nube, la estimación para todo el mercado de servicios públicos de 2022 es hoy en datos de Gartner en torno a un 37% mayor que en sus perspectivas de noviembre de 2020. «Eso da una idea del ritmo al que se está adoptando la computación en la nube y cómo está cambiando la manera en que las empresas hacen negocios. Este tipo de software ayuda además a las empresas a bajar los costes, por lo que puede ser una forma de combatir la inflación», destacó la experta.
También constituyen tendencia la computación de alto rendimiento y la inteligencia artificial (IA), que se está convirtiendo en prevalente y una tecnología fundacional para muchas innovaciones. Un claro ejemplo es la industria de la de automoción, cada vez más automatizada y con una fuerte presencia del llamado edge computing o computación distribuida y local. «Si piensas en un vehículo autónomo, gran parte de los procesos tienen que hacerse en el propio coche de modo de que pueda circular con seguridad», explicó Hegarty. «Tienes que seguir centralizando datos, pero cada vez necesitas más edge computing».
En cuanto al comercio electrónico, si bien se ha moderado el crecimiento tras el impulso brindado por la pandemia, sigue avanzando, así como la demanda de software a la industria de la ciberseguridad.
En todos estos casos la cartera del BNP Paribas Disruptive Technology se mantiene fiel a su filosofía de apoyar a grandes empresas tecnológicas estables, en compañías que están liderando y sacando beneficios de estos cambios, ajustando al máximo el análisis de la valoración y con gran diversidad de sectores.
Superciclo de los semiconductores
Entre los elementos que distinguen esta estrategia frente a algunas corrientes de opinión generalizadas, Hegarty defiende que la economía mundial se encuentra en un superciclo de los semiconductores: «Nos encontramos en una situación en la que claramente la demanda es mucho mayor que la oferta, pero ante la subida de tipos hay temores de que esta demanda caiga en ciertos segmentos por los efectos de estas medidas para combatir la inflación. Por ejemplo con una caída del consumo de ordenadores o incluso smartphones. Pero yo creo que estamos en un superciclo de los semiconductores y que los factores subyacentes de la demanda superarán a las dificultades cíclicas a corto plazo».
Incluso aunque se produjera una pequeña recesión, la demanda de semiconductores se mantendrá, impulsada precisamente por tendencias como los coches autónomos, el 5G o el internet de las cosas.
«Los semiconductores son realmente la tecnología fundacional que permite el desarrollo de otras tecnologías, ya sea cloud, IA, automatización, internet de las cosas o edge computing. Y hemos visto cómo aumenta su presencia en los dispositivos, además de ser cada vez más grandes de tamaño. En 2013 el coche medio tenía algo más de 300 dólares de tecnología de semiconductores, en 2022 esta cifra es de 700 dólares», dijo la experta.
En su opinión, existe demasiada preocupación por las correcciones de inventario a corto plazo, porque si bien este riesgo existe, cree que se verá limitado a mercados finales muy específicos. Y como existe una gran diversidad en estos mercados y usos muy distintos en industrias en expansión, esto hace al sector menos volátil a lo largo del tiempo frente a otros.
Puede escuchar aquí el podcast Talking Heads en el que Hegarty habla con el estratega jefe de mercado Daniel Morris.