El tema de la seguridad alimentaria ha pasado recientemente a un primer plano, no solo para los gobiernos y los economistas, sino también para los inversores. La guerra en Ucrania ha puesto de relieve la fragilidad de las cadenas de suministro transfronterizas y lo que dependen los países de la importación de alimentos, además de exacerbar las presiones inflacionarias existentes, señalan desde BNP Paribas Asset Management en un análisis de su serie «La era de la transformación».
Más allá de este reto a corto plazo, no obstante, existen temores más estructurales en torno al futuro suministro alimentario en el marco de una población mundial creciente y del cambio climático. El hecho es que nuestras prácticas de producción alimentaria han dejado de ser sostenibles y deben abordarse con rapidez. Tal transformación a gran escala perturbará a las industrias agrícola y alimentaria, y tal disrupción presentará inevitablemente oportunidades de inversión, añaden desde la gestora.
El suministro alimentario ha dejado de ser sostenible
El modo en que producimos y suministramos alimentos se enfrenta a varios retos de sostenibilidad importantes. Para empezar, la composición demográfica del mundo está cambiando: se anticipa que la población global se acercará a los 10.000 millones de personas de aquí a 20501. Esto representa una subida de en torno al 25%, ya de por sí considerable, pero la cantidad de comida que tendremos que producir se doblará2. Además de haber más bocas que alimentar, es necesario considerar los patrones de consumo: al acumular más riqueza, la gente tiende a consumir más calorías per cápita. Por lo general, estas calorías adicionales proceden de proteínas animales, cuya producción requiere muchos recursos y está vinculada a unas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) elevadas.Nuestra manera de producir comida, y en especial proteínas animales, contribuye directamente al cambio climático. La deforestación puede atribuirse a la producción de materias primas agrícolas para pienso, pero el ganado también emite metano durante el proceso de digestión. Las perturbaciones climáticas y los acontecimientos meteorológicos extremos también afectan a la producción de productos agrícolas y reducen las regiones agrícolas.
Por último, la producción alimentaria consume una cantidad ingente de recursos, especialmente agua, tierra, fertilizantes y productos químicos para proteger cultivos. Si vamos a elevar nuestro suministro alimentario en un 50%, ¿ejercerá esto una presión excesiva sobre los recursos naturales del planeta?
Desperdicio creciente
Estos desafíos se ven exacerbados por el hecho de que una tercera parte de los alimentos que producimos a nivel mundial se desperdicia, un volumen que bastaría para alimentar a 2.000 millones de personas3. El desperdicio alimentario se debe a la descomposición de cultivos en granjas, a daños en alimentos durante el transporte, y a productos tirados a la basura por supermercados o consumidores. Este último problema está empeorando: los consumidores exigen más alimentos frescos, pero este tipo de productos son perecederos y tienen plazos de conservación más cortos, lo cual conduce a mayores niveles de desperdicio, subrayan los analistas de BNP Paribas Asset Management.
Si consideramos todos los recursos que requiere la producción de alimentos, este enorme volumen de desperdicios representa un problema que debe resolverse con rapidez.
Mayor concienciación del consumidor
La buena noticia es que existen cada vez más maneras de abordar nuestros problemas de suministro alimentario. El giro hacia alimentos de origen vegetal con mayor eficiencia de recursos, mejores envases y tecnologías sofisticadas de irrigación y recolección son solo algunas de las tendencias ya en marcha. La transición del suministro alimentario también se verá acelerada por una creciente concienciación de los consumidores sobre el vínculo entre la alimentación y cuestiones de sostenibilidad más generales. Si antiguamente los consumidores basaban sus decisiones en base al precio y al poder de las marcas, hoy en día prestan más atención al alimento propiamente dicho: sus ingredientes, cómo se produce y de dónde procede. La digitalización está potenciando esta concienciación al aportar a los consumidores herramientas para acceder a análisis y evaluar la calidad de los productos.
El trayecto de la granja a la mesa también suscita un interés creciente, pues muchos consumidores quieren productos de origen más local. Las empresas de kits de cocina en casa se concentran en este ángulo: con su modelo de negocio único, compran directamente a agricultores y entregan esos ingredientes directamente al consumidor, saltándose tanto al mayorista como al minorista. Estos ingredientes suelen ser de temporada y locales, lo cual brinda una ventaja competitiva a estas empresas al reducir su dependencia de los flujos comerciales. Tales cambios en los hábitos de consumo obligarán a los fabricantes alimentarios a actuar y adaptarse.
Giro hacia alimentos de bajo impacto
El cambio más inmediato y notable impulsado por el consumidor es su alejamiento de los comestibles muy procesados a favor de alimentos más naturales. El principal ejemplo es el auge de las dietas vegetales, con las que el consumidor opta por evitar productos cárnicos y lácteos perjudiciales para el medioambiente, sustituyéndolos por alternativas de origen vegetal. Esto representa un cambio importante, pues estas dietas consumen un volumen de recursos muy inferior. Por ejemplo, 100 g de pienso solamente producen 30 g de carne de pollo, 19 g de carne de cerdo y apenas 7 g de carne de ternera4.
La enorme innovación en el sector está impulsando esta tendencia, y la mejora de la calidad de los productos está ayudando a popularizarlos. El crecimiento del mercado propicia el desarrollo de productos, con lo que ahora tenemos un abanico mucho mayor de productos sabrosos con mejores perfiles nutricionales.
Otro avance clave ha sido el cambio estratégico en su comercialización en tienda. En lugar de limitarlos a zonas de tráfico lento como congelados y productos especializados, los supermercados han pasado a colocar los productos cárnicos de origen vegetal en las zonas de carne fresca. Esto ha elevado su visibilidad para el consumidor, elevando tanto su imagen como sus ventas.
Eliminación de residuos alimentarios
El reto del despilfarro de alimentos también está empezando a abordarse en toda la cadena de valor. Estas soluciones abarcan desde el uso de ingredientes naturales (como el ácido láctico) para prolongar el plazo de conservación de alimentos muy perecederos, hasta mejoras en envases con el mismo objetivo, pasando por inversiones en la logística de transporte alimentario, como la manipulación de vegetales y el equipamiento de almacenaje para la cadena de frío.
En Estados Unidos, se emplea tecnología de GPS para informar mejor a los agricultores sobre el mejor momento para irrigar y recolectar. Estos métodos también pueden ayudar en la detección de inundaciones, reduciendo así la pérdida de cultivos. Otro cambio radical es la sustitución de fertilizantes y pesticidas químicos con soluciones biológicas menos dañinas para el medioambiente y los insectos.
Cuanto antes y mejor podamos erradicar el desperdicio alimentario, más podremos asegurar que los alimentos que cultivamos alcancen al consumidor final.
El reto de la sostenibilidad alimentaria tiene solución
La situación en Ucrania ha puesto en primer plano el desafío mundial del suministro alimentario, pero la amenaza a largo plazo para la seguridad alimentaria no desaparecerá cuando esa crisis llegue a su fin. Las prácticas insostenibles de las industrias agrícola y alimentaria deben abordarse, destacan desde BNP Paribas Asset Management.
Afortunadamente, estamos viendo innovaciones en todo el sector de la alimentación, desde el campo hasta la mesa, a medida que las empresas buscan soluciones y los consumidores exigen cambios. Tales cambios conllevan oportunidades potenciales para los inversores.
En BNP Paribas Asset Management creen que ciertas actividades en la cadena de suministro alimentario serán objeto de disrupción, lo cual brindará oportunidades a empresas bien posicionadas para batir al resto. La estrategia alimentaria BNP Paribas SMaRT Food trata de identificar a estas tendencias innovadoras de modo de que sus clientes puedan contribuir a superar el reto de la sostenibilidad alimentaria.
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NOTAS
2 https://www.bnpparibas-am.com/viewpoint/talking-heads-solutions-to-improve-food-security/
4https://www.bnpparibas-am.com/viewpoint/talking-heads-solutions-to-improve-food-security/