Invertir en compañías que restauran los daños causados al capital natural por la acción humana es una oportunidad a la que en el futuro próximo se destinarán muchos recursos públicos y privados. Desde BNP Paribas AM consideran que invertir en empresas que ofrecen soluciones a este problema permite tener impacto, alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y contar con una cartera diversificada que diversifica por tanto también el riesgo.
En un webinar presentado por Ramón Esteruelas, Senior Investment Specialist de BNP Paribas AM, Edward Lees, cogestor del fondo BNP Paribas Energy Transition, explicó en concreto el papel de la agricultura en este tipo de inversiones, así como su vinculación con el cambio climático.
«Existe una relación más estrecha de lo que suele pensarse entre la agricultura sostenible y la descarbonización», destacó Lees. «La mitad de la tierra habitable del planeta se utiliza para la agricultura, y este proceso, acompañado por la desforestación que supone, es responsable del 25% de las emisiones a nivel global. Pero a la vez, el suelo tiene mucha más capacidad de absorber emisiones que la atmósfera, por lo que en este sector hay una gran solución potencial».
El problema es que en vez de convertirse en un sumidero de carbono, el suelo se está degradando –como se ha visto hace poco en el Amazonas- lo que abre una serie de interrogantes acerca de cómo alimentaremos a las futuras generaciones, añadió el experto.
Lees subrayó por tanto la importancia de «enseñar a los agricultores a cultivar de manera diferente», para que el carbono que se almacena en el suelo de mantenga estable y no se libere a la atmósfera, como ocurre por ejemplo al arar la tierra. «Pero además, esta nueva forma de producción permitirá que los agricultores creen y vendan créditos de carbono y también tengan cosechas en más resistentes, dos fuentes de mayores ingresos para ellos».
Riesgos climáticos y acción política
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) alertó de los efectos de los eventos meteorológicos extremos sobre la seguridad alimentaria y mostró evidencia inequívoca de que los humanos están detrás del calentamiento global.
«Si no puedes confiar en la meteorología y en la repetición cíclica de las estaciones, no puedes confiar en que tendrás tu cosecha», dijo Lees, y puso como ejemplo lo ocurrido este año en Brasil, donde hubo una serie de fenómenos meteorológicos poco comunes que han hecho subir el coste de ciertas materias primas como el azúcar y el café, que alcanzó su mayor precio de los últimos siete años. Como las plantaciones necesitan además un tiempo para recuperarse, harán falta algunos años para que la situación se revierta. «Desafortunadamente, veremos más ejemplos de este tipo en el futuro».
Aunque queda mucho por hacer, Lees destacó los avances de los últimos años por parte de los gobiernos, desde el compromiso de China de alcanzar la neutralidad de emisiones en 2060, al Green Deal de la Unión Europea o los anuncios en la reciente conferencia sobre cambio climático COP26, en la que India se comprometió a llegar a las emisiones netas cero en 2070 y China y EE.UU. firmaron un acuerdo de cooperación.
«Al final, todo el planeta es un único ecosistema, y las emisiones no existen en un vacío, sino que dependen de la cantidad de árboles, de las capacidades de recuperación por parte de los océanos y el resto de actividades humanas», señaló Lees.
Por ello, los inversores tienen que ampliar sus conocimientos sobre lo que constituye un problema climático y por extensión la oportunidad de inversión asociada, en vista de que continuar consumiendo 1,75 planetas al año –es decir agotando los recursos para las futuras generaciones- es «la definición misma de lo no sostenible», dijo.
Hace falta una enorme inversión para conseguir la transición energética y la descarbonización. Desde la gestora estiman el universo potencial en unos 22 billones de dólares de inversión anual acumulada prevista para 2030 y más de 6 billones de dólares en oportunidades de negocio anuales para 2030, y todo ello con cálculos más bien conservadores, agregó Lees.
Cómo invertir en la reconstrucción de ecosistemas
El paso fundamental para un inversor interesado en abordar este tema es en opinión del experto invertir en compañías que estén teniendo un efecto positivo, que aporten soluciones a los problemas mediante sus productos y servicios, «en vez de enfocarse solo en las puntuaciones que pueda tener en cuanto a métricas de criterios ESG». Estas mediciones son importantes, pero pueden no reflejar de forma adecuada lo que está haciendo una empresa. «Las compañías que realmente resuelven estos problemas se verán recompensadas y por eso pensamos que es importante que el dinero invertido se dirija a ellas».
En segundo lugar, desde BNP Paribas AM buscan elaborar vehículos que capturen todo el complejo espectro, por lo que dividen las inversiones en tres grandes temáticas: ecosistemas marinos, terrestres (suelo, alimentación y bosques) y urbanos (ciudades y edificios sostenibles). Y que permitan abordar a su vez gran cantidad de sectores que pueden contribuir. Más allá de la agricultura en sí misma, por ejemplo el reciclaje, el tratamiento de las aguas, de los residuos, la biotecnología o la economía circular, entre otros.
«Nos gusta la inversión primaria para apoyar a las compañías con fondos cuando los necesitan, y como invertimos en compañías que solucionan problemas, lo hacemos en proyectos concretos para construir un edificio, contratar personal o cualquier otra necesidad que implique una solución medioambiental», dijo Lees. «Pero no paramos allí, sino que tiene que haber engagement. En la gestora contamos con un gran equipo especializado en sostenibilidad con muchos recursos, pero nos gusta tener además un compromiso de primera línea en conversaciones con los directivos de las empresas en las que invertimos para hablar con ellos de manera directa sobre las cosas que pueden mejorar. E incluso poner en contacto entre sí a empresas que pueden ayudarse mutuamente a hacer crecer sus negocios de manera sostenible».