El último año y medio ha sido escenario de una transformación de la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, pero ¿hasta qué punto se estaban produciendo ya estos cambios y se han visto meramente acelerados por la aparición del COVID-19? ¿Y en qué medida se convertirán en una alteración permanente de nuestro modo de vida?
En un análisis de BNP Paribas AM enmarcado en su serie La era de la transformación, se subraya que dos áreas han estado a la vanguardia de dicha transformación: la tecnología y la infraestructura. Pero aunque pueden parecer distintas a primera vista, si se profundiza un poco se ve que comparten un mismo motor de cambio significativo a futuro: la revolución digital.
Para muchos, las estrategias de distanciamiento social adoptadas para hacer frente a la pandemia solo han sido posibles gracias a la tecnología, que ha permitido a muchos trabajar desde casa, hacer la compra por internet y permanecer en contacto con los seres queridos por videoconferencia. Estas circunstancias ha elevado en gran medida la competencia digital de las personas que no estaban muy versadas en tales herramientas.
No obstante, el traspaso de tantos hábitos cotidianos del mundo físico al digital ha permitido a los titanes tecnológicos ya dominantes hacerse más grandes aún, y en el caso del comercio minorista online, ampliar más si cabe su predominio. Los recientes informes de beneficios han revelado que, ya solo en el segundo trimestre de 2021, los cinco mayores grupos tecnológicos han generado un beneficio de 75.000 millones de dólares netos de impuestos. Esta cifra es casi un 90% más alta que la del año pasado, y ha superado unas expectativas ya de por sí elevadas1.
Dicho esto, a los gigantes tecnológicos no les ha salido todo como querían. Nuevas empresas se han convertido en nombres conocidos para todos durante la pandemia, en especial las que ofrecen servicios de videoconferencia y otras tecnologías de trabajo a distancia. Al mismo tiempo, el monopolio de los servicios de emisión televisiva en continuo se ha visto truncado por la aparición de varios actores nuevos en ese campo, aunque algunos de ellos ya eran bastante conocidos.
Curiosamente, la facilidad del trabajo remoto también ha erosionado la hegemonía de Silicon Valley como centro tecnológico: en pleno confinamiento a nivel global, han surgido nuevas empresas de software y tecnología exitosas en rincones apartados del mundo, ya que la tecnología en la nube significa que ya no se ven obligadas a estar ubicadas en un lugar específico.
Las mejoras tecnológicas forzosas han llegado para quedarse
Muchas de las soluciones digitales utilizadas para posibilitar el distanciamiento social y hacerlo más llevadero nos han presentado una forma de vida más fácil, acelerando así una transformación que de otro modo hubiera evolucionado probablemente a más largo plazo. Aunque las prácticas laborales flexibles ya existían desde hace tiempo, es poco probable que se dé marcha atrás de forma significativa al trabajo a distancia una vez superada la pandemia; varios estudios apuntan a que este año se duplicará la cantidad de trabajadores en todo el mundo que trabajan desde casa de manera permanente2.
El éxito de la biotecnología en el desarrollo de nuevas técnicas en torno a la genómica y al ARN mensajero (ARNm) ha propiciado la rápida creación de las vacunas contra el COVID-19. No obstante, esta tecnología puede usarse (y se usará) para desarrollar otras vacunas y solucionar más problemas médicos. La transformación tecnológica de la medicina no ha hecho más que empezar. Además, la práctica cotidiana de la medicina también ha sufrido una revolución durante la pandemia. Los médicos han adoptado la telemedicina para hacer evaluaciones y dar consejos médicos, en una transición que podría ser particularmente transformadora para los mercados emergentes.
La pandemia también ha causado un repunte de la automatización, sobre todo en las industrias de servicios, donde el distanciamiento social ha mantenido a muchos trabajadores alejados de sus puestos de trabajo. Sin embargo, el legado de esta aceleración de la automatización podría tener un impacto negativo en los puestos de trabajo en estas áreas.
Llega 5G
Dado que el modo de vida digital no va a hacer más que aumentar en adelante, los países deben subsanar la brecha digital con rapidez. Esto significa que se debe intensificar la provisión de infraestructuras para servicios de banda ancha, comenzando por el despliegue de la red 5G.
Tal como ha ocurrido con cada generación de la evolución digital, 5G está pensada para transformar la forma en que usamos la tecnología, al anticiparse que su mayor velocidad y escala abrirán el mercado a la conectividad inteligente, el mayor uso de los macrodatos, la inteligencia artificial y la automatización de los vehículos. Las estimaciones sugieren que la red 5G podría liberar un valor de 4,3 billones de dólares a nivel global3. Su despliegue se vio frenado inicialmente por temores en torno al uso de proveedores de infraestructura básica respaldados por China, pero otras empresas menos polémicas pueden proporcionar estas tecnologías para que la promesa del 5G se convierta pronto en una realidad. Un avance importante será la propuesta de infraestructuras del presidente Biden en los Estados Unidos, con un paquete reducido de 1 billón de dólares que presumiblemente contará con la aprobación del Senado.
El suministro de banda ancha por satélite también está muy avanzado, lo que promete ampliar la cobertura global de internet a áreas rurales y apartadas del mundo que en la actualidad no están bien cubiertas por los servicios existentes. Esto podría ser particularmente transformador para quienes viven en países y regiones en vías de desarrollo.
El futuro es la tecnología verde de infraestructuras
Dados los cambios que hemos experimentado en nuestra vida cotidiana, las ciudades serán seguramente una de las áreas iniciales de transformación de la infraestructura. La urbanización creciente en el mundo en desarrollo aumentará la necesidad de formas de infraestructura más tradicionales, como la gestión del agua y los residuos, el suministro de electricidad y nuevos sistemas de transporte. Sin embargo, las ciudades del mundo desarrollado deberán adaptarse a las necesidades cambiantes de sus habitantes, que se muestran cada vez menos dispuestos a vivir en grandes urbes y desean aprovechar la libertad que les brinda el trabajo a distancia para buscar acceso a más espacio y cercanía con la naturaleza.
Es posible que los gobiernos deban reconsiderar los proyectos de infraestructuras ya planificados, como las expansiones de aeropuertos o los cambios en los sistemas de transporte público, para reflejar la demanda reducida a largo plazo de tales instalaciones. Así, su atención podría alejarse de los proyectos de infraestructuras centralizados para respaldar un repunte de las necesidades localizadas.
El transporte es un área esencial de la transformación que podría ser muy disruptiva. Aparte de la tan discutida necesidad de vehículos eléctricos más respetuosos con el medio ambiente, el concepto de transporte como servicio requerirá cambios significativos de infraestructura. Si menos personas tienen vehículo propio, los aparcamientos podrían convertirse en estaciones de carga comunitarias y terminar formando parte de la red eléctrica, en un intento de reducir los cuellos de botella en el suministro. La conectividad mejorada mediante la red 5G y un mayor uso de la tecnología en la nube podrían ayudar a las ciudades a optimizar los sistemas de gestión de residuos y de agua, así como a introducir soluciones de movilidad inteligente para aliviar la congestión del tráfico y reducir la contaminación.
No obstante, cualquier desarrollo de nuevas infraestructuras también tendrá que hacer un gran hincapié en la sostenibilidad. La retórica del «reconstruir mejor» deberá respaldarse mediante el uso de materiales de construcción sostenibles, a fin de reducir el impacto ambiental de cualquier proyecto nuevo. La tecnología inteligente de infraestructuras tiene el potencial de crear un entorno mejor, más limpio y más eficiente para los residentes urbanos, y esta oportunidad no debería desperdiciarse.
La difusión de la digitalización
Ha llegado el momento en que la digitalización trasciende el sector de la tecnología, y su expansión se ha visto acelerada por el trastorno sin precedentes que ha supuesto la pandemia. Si bien el nivel y el ritmo de la disrupción variarán de un sector a otro, no cabe duda de que las consecuencias del avance digital van a inspirar un cambio profundo, lo cual dará paso a oportunidades. Tal entorno requerirá una navegación cuidadosa por parte de los inversores.
En BNP Paribas Asset Management consideran esencial determinar cuáles de estas oportunidades serán meras modas pasajeras y cuáles se convertirán en fuertes tendencias transformadoras. Las respuestas presentarán oportunidades que resultan difíciles de imaginar hoy en día. Por eso, subrayan, «miramos hacia el futuro e investigamos antes de invertir».
Notas
1https://www.ft.com/content/36fd57a0-52bb-4bed-b9a9-46dfb69b2f52?emailId=610433419715bc00047a6def&segmentId=7d033110-c776-45bf-e9f2-7c3a03d2dd26
2https://www.reuters.com/article/us-health-coronavirus-technology/permanently-remote-workers-seen-doubling-in-2021-due-to-pandemic-productivity-survey-idUSKBN2772P0
3https://assets.kpmg/content/dam/kpmg/ie/pdf/2021/01/ie-emerging-trends-in-infrastructure.pdf