En sus Perspectivas para 2022, BNP Paribas AM presenta una serie de propuestas para ayudar a los inversores a navegar los rápidos de una economía global que se estabiliza durante las fases siguientes a su recuperación. Una de las principales conclusiones del análisis es que, aunque seguirá habiendo restricciones de producción hasta bien entrado este año, acabarán resolviéndose, lo que permitirá a las economías volver a su crecimiento de tendencia sin generar más inflación.
En el informe también analizan las consecuencias potencialmente más amplias de la política macroeconómica en el marco de los retos sociales y económicos que ha puesto de manifiesto la pandemia.
Daniel Morris, estratega jefe de Mercados en BNP Paribas AM, destaca que el proceso de reactivar una actividad estancada no está siendo una tarea fácil. «A la economía global le está costando hacer pasar una demanda sólida por un canal de oferta estrecho. La reparación de las cadenas de suministro, la redistribución de mano de obra y el reequilibrio de oferta y demanda serán los factores clave que determinarán tanto el crecimiento económico en 2022 como la fortaleza y la persistencia de la inflación», considera.
Por otra parte, anticipa que incluso resolviéndose los cuellos de botella de suministro y producción, los mercados laborales podrían no volver a sus niveles prepandemia. En su opinión, el crecimiento salarial perderá fuerza a medida que los empleadores ajustan sus procesos e invierten capital para reducir su dependencia de la mano de obra. La actual debilidad relativa de los trabajadores sindicalizados significa que las comparaciones con los años setenta no son adecuadas.
Los analistas de la gestora observan asimismo que los considerables niveles de ahorro acumulado de los hogares implican que el consumidor tiene recursos para seguir gastando, lo cual podría tener consecuencias inflacionarias. «No obstante, si las secuelas de la pandemia global limitan el consumo, podría necesitarse el respaldo de gobiernos y de bancos centrales para animar la demanda», señala el texto.
Renta variable
Tras su recorrido positivo en 2021, a la renta variable le costará generar rentabilidades superiores a la media en 2022, y las acciones europeas van camino de cerrar la brecha con sus homólogas estadounidenses.
Es probable que 2021 acabe siendo el cuarto año consecutivo de rentabilidad superior de la renta variable estadounidense respecto al resto del mundo, y si lo ocurrido en el último medio siglo puede servir de guía, el año que viene podría ser escenario de rentabilidades inferiores: las fases alcistas previas de la bolsa estadounidense nunca han superado los cuatro años (ver gráfico).
Otro de los motivos para anticipar esta situación es que Estados Unidos reabrió su economía antes que la mayoría de los demás países, por lo que gran parte de la recuperación desde los confinamientos ya ha tenido lugar, y el crecimiento del PIB ya supera los niveles prepandemia. Al avanzar la reapertura en Europa y extenderse por el universo emergente, el impulso económico debería aumentar.
No obstante, la política monetaria se endurecerá más en Estados Unidos que en la eurozona, debido en parte a unas presiones inflacionarias mayores como consecuencia del estímulo fiscal. En la medida en que una mayor inflación merme la demanda, el consumo de los hogares podría aumentar a menor ritmo en Estados Unidos que en Europa.
Respecto de las valoraciones, la gestora considera que, si bien las de la renta variable estadounidense son elevadas, no representen un peligro para la rentabilidad del mercado.
A su vez, la mayoría de los sectores europeos cotizan por debajo de sus homólogos americanos, una prima que no está necesariamente justificada, ya que la evolución de la bolsa europea y su crecimiento del beneficio se han mantenido a la par de los de Estados Unidos en 2021, y las expectativas de cara al año que viene son similares e igualmente moderadas.
Una cuestión clave será si las acciones value pueden comenzar a dar marcha atrás a su rezago de los últimos años; la ancha brecha de valoración respecto a las acciones growth, unida a la perspectiva de mayores tipos de interés, sugiere recorrido alcista.
Renta fija
Morris destaca en el texto que en su opinión las presiones inflacionarias significativas continuarán hasta 2023, y aunque acabarán siendo «transitorias», serán lo suficientemente fuertes y persistentes como para obligar a la Reserva Federal a endurecer su política monetaria antes de lo previsto.
Si la inflación parece extenderse y atrincherarse en mayor medida de lo pronosticado actualmente, se cree que los bancos centrales responderán (si bien tarde) para devolver la inflación a su nivel objetivo. La principal preocupación para los inversores no sería la inflación a medio plazo propiamente dicha, sino el rumbo futuro de los tipos de interés oficiales, indica.
«Creemos que las expectativas del mercado acabarán cumpliéndose y que la Fed se verá obligada a moderar su narrativa de que la inflación es transitoria. Todo apunta a que el mercado laboral estadounidense alcanzará el pleno empleo antes de lo previsto, ya que las tasas de participación permanecen por debajo de los niveles prepandemia, con lo que las presiones salariales subirán», añade Morris.
La subida de las rentabilidades al vencimiento (TIR) de la deuda soberana será más notable en un plazo de cinco años que más adelante, ya que las expectativas de tipos a corto suben en mayor medida que las del tipo terminal. La subida de las TIR de los treasuries a largo plazo se verá limitada por unas expectativas de inflación confinadas y por el tamaño del balance de la Fed, que mantiene las TIR reales bajas.
Una recuperación sostenible y a largo plazo
Una sección significativa de las Perspectivas está dedicada a las oportunidades que, en opinión de la gestora, ofrece la transformación económica verde a los inversores. «Podría decirse que la ‘tormenta perfecta’ de crisis (COVID-19, cambio climático, pérdida de biodiversidad y desigualdad social) abre la puerta al pensamiento revolucionario. Nuestra contribución al panorama de inversión de este año se concentra en explorar estos temas y considerar cómo podría evolucionar la política macroeconómica en el futuro», escribe Alex Bernhardt, responsable global de investigación sobre sostenibilidad.
La crisis actual es un recordatorio de que, como inversores, es necesario alinear la actividad con el logro de un crecimiento sostenible a largo plazo. Invertir de cara al futuro será crucial, porque el ciclo típico de 3 a 5 años no encaja con el plazo de financiación de la transición al hidrógeno verde o de la innovación necesaria para lograr la movilidad eléctrica, restaurar el capital natural y construir infraestructura ecológica.
«Nuestros temas de inversión para 2022 tienen un ángulo de sostenibilidad (la transición energética y la sostenibilidad medioambiental) y se concentran en tendencias a largo plazo como la innovación sanitaria y la disrupción a través de nuevas tecnologías», destacan desde la gestora.
A su vez, su punto de mira regional se concentra en China, la gran economía de mayor crecimiento a nivel mundial, sede de multitud de compañías innovadoras y un mercado que justifica cada vez más una asignación propia en carteras multiactivo.