Los valores de empresas sanitarias tanto estadounidenses como globales han rendido por encima de sus respectivos mercados durante la pandemia. Para Jon Stephenson, gestor senior de renta variable estadounidense y especialista en el sector salud de BNP Paribas Asset Management, «éste es el principio de una tendencia a largo plazo». ¿Se convertirá en uno de los grandes temas de la próxima década?
En conversación con Daniel Morris, estratega senior de inversiones, en uno de los podcasts que la gestora publica de forma semanal en su página web, Stephenson destaca que ese rendimiento superior al mercado general no es sorprendente. “Hablamos de un universo de acciones muy defensivo en momentos complicados debido a la relativa inelasticidad de la demanda de atención sanitaria y la presencia de redes de protección gubernamentales”.
Sin embargo, apunta que, dentro del sector sanitario estadounidense, se ha registrado una divergencia de rendimientos entre las subindustrias, dependiendo de la forma que ha impactado la COVID-19 en sus modelos de negocio. La industria biofarmacéutica, por ejemplo, ha resistido bien, gracias a que la demanda de prescripciones médicas se mantiene estable y a que su valoración ha mejorado debido a los esfuerzos sin precedentes para desarrollar tratamientos y vacunas contra el virus.
Por otro lado, el rendimiento de las acciones de tecnología médica ha sido menos sólido: “Las empresas que han podido desarrollar pruebas de diagnóstico en grandes mercados han aguantado bien, pero aquellas muy apalancadas por los procedimientos médicos han visto caer sus valoraciones por la reducción de las intervenciones debido al distanciamiento social y el temor de los pacientes”, apunta Stephenson.
Con todo, considera que ha habido divergencias, pero se han generado oportunidades para que “la gestión activa brille”. En ese sentido, destaca que la estrategia BNP Paribas Healthcare Innovators arrancó bien el año y, cuando estalló la pandemia, realizaron algunos ajustes menores. “Redujimos nuestra exposición a acciones de tecnología médica y la ponderación a empresas con apalancamiento financiero por el incremento de los riesgos de mercado”, señala. Asimismo, incrementaron la ponderación de farmacéuticas de gran capitalización con negocios relativamente aislados, flujos de caja sólidos y balances defensivos.
“Con todo, mantuvimos el posicionamiento central de la estrategia, que está dirigido a temáticas seculares innovadoras del sector sanitario, muchas de las cuales se han acelerado con la pandemia”, asegura. Es el caso del desarrollo de terapias, vacunas y kits de tests de diagnóstico o de la expansión de la telemedicina y de la monitorización a distancia de los enfermos de COVID-19. Según Stephenson, las valoraciones de las empresas que tenían soluciones para estas problemáticas se han incrementado significativamente, lo que ha impulsado el rendimiento de la estrategia.
Optimismo, paciencia y equilibrio
Por ello, insiste en que las acciones del sector salud de EE.UU. ofrecen potencial y recomienda “optimismo, paciencia y equilibrio”. En ese sentido, asegura que el equipo de Healthcare Innovators continúa buscando oportunidades en empresas de alta convicción mientras mantiene ese enfoque de equilibrio. “Consiste en elegir acciones que pueden beneficiarse o no verse afectadas por la pandemia para poder afrontar los riesgos a corto plazo de aquellos valores más expuestos. Necesitamos mantener estos últimos porque son los que registrarán los mayores rendimientos cuando termine este desafío”, revela.
Stephenson se muestra convencido de que existe un gran potencial de crecimiento en el sector gracias a temáticas a largo plazo como el envejecimiento de la población, los cambios en los estilos de vida o la innovación sanitaria, que constantemente genera nuevos mercados. Además, hace hincapié en su perfil defensivo, capaz de ofrecer protección durante periodos de caídas, “un atributo importante para el contexto actual, en el que el rango de desenlaces posibles es muy amplio”.
Por último, insiste en que se trata de un buen momento para invertir en salud debido a las tendencias de gran alcance que se vislumbran. En esa línea, destaca los avances el ámbito de la automatización (que están impulsando la mejora de diagnósticos y la cirugía robótica), del big data (que permite desarrollar dispositivos médicos inteligentes) o de secuenciación del ADN (que está aportando soluciones a enfermedades que antes no tenían tratamiento).