En estos momentos convulsos de crisis, inestabilidad y bajo crecimiento, cuando los bancos centrales se están quedando sin munición monetaria, ¿pueden los inversores mantener la confianza en lo que les depararán los mercados?
Según BNP Paribas Asset Management, los días en los que la economía europea no era ni demasiado caliente ni demasiado fría, sino en su punto, son cosa del pasado. Este “entorno dorado” de inflación moderada y crecimiento estable ha llegado a su fin, desplazando a la economía hacia el modelo japonés de crecimiento e inflación bajos.
En un artículo publicado en su página web, la gestora apunta que, debido a factores recientes como las tensiones políticas y comerciales y el brote de COVID-19, tal escenario inestable y poco excitante pasa a ser más crítico todavía, obligando a gobiernos y bancos centrales a tomar medidas repentinas y significativas. “En este contexto, ¿cuál es la situación actual de los mercados, y dónde deberíamos buscar soluciones?”, pregunta.
Un escenario complicado
El crecimiento proyectado del PIB en el universo desarrollado es históricamente bajo en todos los países. El coronavirus está “asestando un duro golpe a nivel mundial”, no solo en China, y los mercados de renta variable han sufrido una corrección sustancial, asegura al recordar que las acciones estadounidenses han registrado su mayor caída porcentual desde 1987.
“Los comentaristas hablan de una inflación ‘relativamente’ baja, al estar subiendo en la Eurozona, lo cual pone las cosas más difíciles aún a los inversores para obtener rentabilidades reales, y a los bancos para conceder crédito de forma rentable”, señala. A juicio de BNP Paribas AM, la desafortunada combinación de oferta y demanda en estado de shock eleva la precariedad de un sistema económico global ya inestable.
Soluciones diferentes
La atención del mundo está centrada en las políticas monetarias de los bancos centrales, aparentemente dispuestos a hacer lo que sea necesario para abordar el coste económico del COVID-19. “La Fed tiende a preferir los tipos de interés oficiales como herramienta, pero es difícil depender de ellos cuando no hay mucho margen para aplicar nuevos recortes”, advierte. En cambio, el BCE sigue optando por programas de expansión cuantitativa (QE), pese a que tales medidas, en su opinión, tienen “rendimientos decrecientes”.
Para la gestora, la perspectiva de un descalabro del mercado (algo que los bancos centrales no pueden evitar con más tácticas monetarias) parece muy realista. Aunque los gobiernos podrían intentar influir en mayor medida en los tipos de interés y lograr consenso; a su juicio, también podríamos ver un aumento de la independencia de los bancos centrales.
“Es probable que los gobiernos se vean obligados a dejar de lado las políticas monetarias y fiscales, y a estimular el crecimiento a través de medidas impositivas y de empleo”, afirma. En ese sentido, considera que, para ayudar a las economías a afrontar la crisis actual, las autoridades de todo el mundo deberán emitir un volumen de deuda sin precedentes. Equilibrar niveles tan altos de financiación y gasto con un escenario de bajo crecimiento al borde de una recesión mundial y prolongada representará un reto significativo, advierte.
Adaptarse a la “nueva normalidad”
¿Qué implicaciones tiene todo esto para los inversores? Según BNP Paribas AM, todo inversor necesita plantearse este entorno de tipos de interés en mínimos como la nueva normalidad. Encontrar buenas oportunidades será más difícil, pero aún posible. “Adoptar estrategias de mayor riesgo podría ser un modo de ganar más dinero, siempre que las perspectivas de rentabilidad atractiva no vengan acompañadas de un nivel de volatilidad inaceptable”, apunta. Si unos tipos de interés persistentemente bajos elevan la inestabilidad de los mercados, habrá que encontrar una nueva noción de estabilidad.
Como consecuencia de la crisis actual y de las políticas monetarias adoptadas para abordarla, las diferencias entre mercados podrían ser más pronunciadas que nunca. “Los inversores en Europa se verán probablemente atraídos por la renta variable y la deuda extranjeras, que ofrecen mayores niveles de crecimiento y de tipos de interés”, señala la entidad.
El mercado de renta fija se verá muy influido por el coronavirus. Mientras los gobiernos se enfrentan a la pandemia, la oferta de deuda pública será abundante. Para la gestora, estos bonos ofrecerán cierta seguridad y rentabilidades al vencimiento (TIR) que apenas igualarán las tasas de inflación. En cambio, considera que la deuda corporativa (al conllevar más riesgo y ofrecer mejores perspectivas de TIR) será más atractiva para muchos inversores, con lo que sus precios subirán.
En su opinión, la deuda no cotizada también brindará muchas oportunidades. “La inversión en infraestructura y compañías no cotizadas se verá menos afectada por las medidas de las autoridades, y permitirá a los inversores financiar el crecimiento de la economía real persiguiendo al mismo tiempo rentabilidades positivas”, asegura.
En conclusión…
La entidad insiste en que, en un mundo económico inestable, un entorno de rentas bajas y un panorama incierto, todavía existen muchas áreas con buenas perspectivas.
“En BNP Paribas AM, contemplamos la inversión desde distintos ángulos y estamos convencidos de que la inestabilidad genera oportunidades. Aunque algo pueda parecer agobiante desde un punto de vista, también podría ser una verdadera oportunidad de crecimiento. Este es el motivo por el que investigamos antes de invertir, mirando más allá de los titulares para explorar lo bueno, lo malo y lo feo del mundo de la inversión”, sentencia.
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