El COVID-19 ha sido la máxima prioridad de gobiernos y sociedades últimamente, pero todavía tenemos un problema más importante: el cambio climático. Las energías renovables representan soluciones potenciales y, según BNP Paribas Asset Management, existe una concienciación creciente de la necesidad de avanzar en esta área. No obstante, considera que deberíamos preguntarnos si es oro todo lo que reluce.
En un artículo, la gestora analiza las motivaciones de la transición energética y evalúa la viabilidad de su éxito, tanto en términos económicos como tecnológicos.
¿Cuál es el verdadero motor?
La sociedad se muestra cada vez más comprometida con la crisis climática, gracias en parte a ecologistas como Greta Thunberg y a organizaciones como Extinction Rebellion. Sin embargo, en su opinión, el deseo de un sistema energético más sostenible trasciende el activismo.
“La base científica del cambio climático es irrefutable, y los riesgos que entraña se están manifestando más rápido de lo que esperábamos”, apunta BNP Paribas AM. A finales de 2017, las temperaturas globales medias eran en torno a 1°C más altas que antes de la revolución industrial. Al ritmo actual de calentamiento, podríamos superar los 1,5°C entre 2030 y 2052, lo cual tendría efectos desastrosos en la sociedad y la biodiversidad.1
Durante décadas, los recursos energéticos del mundo los han controlado solo unos cuantos países. “Tal statu quo es preocupante y obliga a muchos gobiernos a buscar nuevas soluciones energéticas capaces de brindarles más autonomía, como la energía solar o la eólica”, afirma.
La transición energética no es tan fácil
Muchos gobiernos están incluyendo políticas verdes en su agenda, que abarcan desde fomentar el sector de las renovables y premiar a quienes las adoptan hasta castigar a los infractores de emisiones de dióxido de carbono. Por otro lado, tales medidas afectan a las economías y políticas locales y, en algunos casos, provocan conflictos de intereses.
Por ejemplo, en Estados Unidos, la expectativa es que la proporción del carbón en la generación de electricidad será inferior a la de las fuentes renovables este año, y que se habrá reducido a un 10% en 2025.2 Por otro lado, es el mayor productor de petróleo y gas del mundo, gracias en gran parte a la agenda de “predominio energético” de la administración actual.3
Así, la gestora hace hincapié en que, junto a la tecnología y la ciencia, gobiernos y consumidores jugarán un papel crucial en la transición energética, centrado en su capacidad de producir, transportar y consumir renovables. El propio sector energético también desempeñará un rol decisivo, como fuente de emisiones, pero también de soluciones. “Las compañías energéticas están centradas en reducir su huella de carbono e innovar en renovables, y muchas ofrecen modelos de negocio interesantes”, señala.
Reconformar la producción de energía
La energía está por todas partes, literalmente: desde el sol hasta el viento, pasando por los océanos. Representan fuentes globales de energía sostenible cuyo acceso o precio no están controlados por ningún estado o poder hegemónico. Y, a diferencia del carbón y el petróleo, la energía renovable no requiere una transformación importante.
Pese a ello, según BNP Paribas AM, todavía resulta caro proporcionar la capacidad de generación y la velocidad suficientes para satisfacer la enorme demanda de energía actual, y se necesitan nuevas infraestructuras. Hasta la fecha, unos subsidios elevados y unos tipos de interés bajos han propiciado inversiones importantes y financiación fácil, lo cual ha ayudado a las empresas a invertir en investigación y desarrollo, además de reducir dichos costes.
Sin embargo, las políticas fiscal y monetaria son susceptibles al cambio. “Una subida del precio del dinero o una reducción de los subsidios podrían obstaculizar el acceso de las compañías energéticas a los préstamos e inversiones que necesitan para abaratar la producción de energía, lo cual pondría en peligro el crecimiento de las renovables”, advierte.
Reconformar el transporte de energía
La distribución es igual de importante y requiere niveles similares, cuando no mayores, de innovación y capital, afirma la gestora. La energía procedente de fuentes renovables es más difícil de transportar que los combustibles fósiles, y habría que modernizar las redes eléctricas de muchos países, probablemente a un coste considerable.
El almacenamiento es otro factor. “El sol no siempre brilla, ni el viento sopla todos los días, pero necesitamos electricidad en todo momento. La solución es almacenarla, pero, aunque nuestra capacidad para almacenar energía renovable está mejorando, aún resulta caro”, apunta.
Solucionar estos problemas requerirá una inversión importante, además de innovación y avances científicos. Es probable que los gobiernos ofrezcan cierto apoyo, pero ¿lo harán los inversores?
Reconformar el consumo de energía
El consumo de energía es otro factor importante para BNP Paribas AM: de media, un coche eléctrico sigue costando más que uno con motor de combustión. Solo será posible una comparación entre iguales cuando las baterías sean más baratas y eficientes. “Además de su precio, la autonomía de los coches eléctricos y la capacidad para cargarlos todavía representan obstáculos significativos”, asegura.
Por otro lado, cada vez más ciudades están presionando para electrificar el transporte, adoptando normativas más estrictas e incluso desterrando a los coches de sus calles. Las empresas y los consumidores evalúan de forma creciente los costes y las ventajas de cambiar de hábitos y adoptar la digitalización y un estilo de vida con cero emisiones. Para la gestora, cuanto más avance el sector y más competitivo se vuelva, con más rapidez y facilidad se logrará el consenso del público.
El cuadro completo
En un mundo “más incierto que nunca”, BNP Paribas AM considera que las energías renovables, pese a plantear ciertos retos, representan una posibilidad única para dar forma a un futuro mejor sin renunciar a una rentabilidad atractiva. La pandemia, a su juicio, no ha hecho más que reforzar esta opinión. “Nos ha demostrado que, pese a los avances de la globalización y la tecnología, el mundo sigue siendo un lugar frágil y susceptible a conmociones disruptivas. Se hace necesario mejorar la resiliencia, y la inversión sostenible jugará un papel clave”, asegura.
Por ello, todos sus fondos integran consideraciones medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG). Para aquellos inversores que desean invertir desde un ángulo de sostenibilidad más explícito, también ofrece fondos de impacto, incluyendo un fondo de transición energética, el BNP Paribas Energy Transition.
1. Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), 2018.
2. Instituto para la Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA), 2020.
3. Administración de Información Energética (EIA) de los Estados Unidos, 2019.