Desde la corrección de ineficiencias hasta la creación de espacio para la innovación, todos los sistemas sanitarios son objeto de cambio continuo, sobre todo durante una pandemia. Concentrándonos específicamente en Estados Unidos, ¿cuál es el futuro de la sanidad? BNP Paribas Asset Management responde en este artículo.
El COVID-19 ha causado trastornos significativos que han revelado los puntos fuertes y débiles de la sanidad global, pero también ha acelerado la adopción de soluciones innovadoras, inclusivas y asequibles. Como uno de los mayores del mundo, el sistema sanitario estadounidense es objeto de constante escrutinio. Según la gestora, los costes sanitarios son un tema habitual en el debate político, que suele concentrarse en los precios por unidad. No obstante, ¿qué hay de la visión de conjunto? “En la era de la Gran Inestabilidad, las variables están más interconectadas que nunca. La ineficiencia puede estar vinculada a varios factores problemáticos, y el COVID-19 podría haber ayudado a revelarlos”, advierte.
¿Tiene cura la desigualdad?
En Estados Unidos, tanto la pandemia como las medidas adoptadas por las autoridades para combatirla han impactado de forma significativa a las capas inferiores del espectro socioeconómico, y sobre todo a las poblaciones indígena, latina y afroamericana. Sin embargo, en su opinión, no sorprende que los factores sociales (las condiciones en las que uno nace, crece, vive, trabaja y envejece) determinen un 50% de los resultados sanitarios, mientras que el estilo de vida (uso de alcohol/drogas/tabaco, dieta y ejercicio) determina un 30%. En otras palabras, un 80% de los resultados sanitarios no están basados en la atención clínica.
Además, BNP Paribas AM cree que el acceso a la sanidad depende en gran medida de la ubicación. Los hospitales de comunidades rurales (un 29,5% del total del país) experimentan presiones en términos de escasez de médicos, bajos volúmenes de pacientes, una base poblacional más envejecida y un mayor porcentaje de beneficiarios de Medicare y Medicaid. “Los cierres crecientes ejercen una presión aún mayor, lo cual también tiene consecuencias en el empleo que exacerban los factores sociales que inciden en la salud”, asegura.
Desde incentivos sesgados…
A su juicio, la estructura de reembolso puede ser otro problema subestimado. El sistema de pago de tarifa por servicio (FFS, por sus siglas en inglés) es el predominante hoy en día, y es susceptible de incentivar el fraude y el tratamiento excesivo. “Este sistema no favorece a pacientes con necesidades complejas ni aborda factores sociales o brechas de asistencia, contribuyendo a una mayor inestabilidad”, critica. Dicho esto, ¿cuál es la alternativa?
…al incentivo de valor
Para la gestora, los sistemas basados en el valor, que conectan los reembolsos con el resultado logrado, alinean los intereses de todo el mundo y empujan tanto a proveedores como a pagadores a abordar factores que mejoran la salud de los pacientes al tiempo que reducen costes, por ejemplo, mediante la prevención.
La relación coste-efectividad entre los factores no siempre es fácil de evaluar para las aseguradoras, pero las últimas tendencias y tecnologías están facilitando esta labor, y la transición hacia el cuidado basado en el valor está teniendo lugar en parte, lo cual, señala, “tiene enormes implicaciones”.
Espacio para la innovación
A medida que los pagadores y los proveedores se convierten en compradores cada vez más exigentes de servicios, dispositivos y terapias, las inversiones suelen verse afectadas. BNP Paribas AM considera que aspectos como la interoperabilidad de datos, la mayor conectividad, la monitorización remota, la vigilancia de enfermedades infecciosas y el análisis podrían verse impulsados. Por lo que respecta a las terapias, los pagadores podrían aplicar una presión creciente sobre los fármacos más antiguos a fin de crear espacio para la inversión en áreas de necesidades médicas no satisfechas. No obstante, ¿qué pasa con la atención sanitaria propiamente dicha?
Invisible, pero presente
Hasta hace poco, el modo en que los médicos llevan a cabo sus diagnósticos y tratamientos ha sido escenario de poca innovación. “Aunque el uso de la telemedicina llevaba unos años creciendo lentamente, no se había adoptado de forma generalizada. Por supuesto, el COVID-19 ha cambiado la situación de forma drástica”, destaca.
Con grandes segmentos de la red de asistencia sanitaria cerrados, tanto los pacientes como los proveedores de cuidados y de sanidad han tenido que adaptarse con rapidez. Los gestores comenzaron a considerar el apoyo virtual y las herramientas de colaboración ofrecidos por las empresas de telemedicina. Además, señala la gestora, estas herramientas requerían una red centralizada para integrar los datos de registro de fuentes diversas.
Un cambio muy necesario
Así, la pandemia ha acelerado la adopción de una vía de acceso virtual al sistema sanitario, con muchas ventajas interconectadas: atención más urgente proporcionada de forma más barata; mejor interacción con el paciente (y con ello una gestión mejor y más barata del cuidado); una coordinación más sólida, y la prestación de atención sanitaria a pacientes que viven en áreas remotas. “Todo ello, dentro de un marco de reembolso cada vez más basado en el valor”, asegura.
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