Hablar de renta fija europea -y sobre todo de deuda pública- como un activo atractivo para la inversión teniendo en cuenta que parte del universo ofrece yields negativas parece un contrasentido… pero no lo es. “Los eurobonos presentan un entorno interesante pero difícil”, explicaba Kaizhou Wang, especialista de inversión en Renta Fija Euro de BNP Paribas IP, en una reciente presentación en Madrid. Difícil, ante la existencia de tres factores -las bajas rentabilidades (el Eonia está desde hace un año en territorio negativo), la alta volatilidad y la presencia de incertidumbres-, pero atractivo porque aún hay espacios interesantes donde posicionarse, como la deuda subordinada financiera o la deuda pública de los países de la periferia con vencimientos de cinco años o de más de 20 años.
Así, si bien el año pasado fue “fácil” para invertir en el activo, ante la compresión de spreads que tuvo lugar sobre todo en los países de la periferia europea –animada por el LTRO en primer lugar, y el QE más tarde, medidas que han disparado el balance el BCE-, en la primavera de este año la volatilidad y las turbulencias crediticias hicieron acto de presencia, ante la crisis de Grecia y más tarde de China y el escándalo Volkswagen. Pero las rentabilidades siguen bajas, incluso con esos eventos de crédito, razón por la que en la entidad son negativos con el mercado de crédito europeo.
“Los flujos se han dirigido en masa hacia el high yield, en busca de rentabilidades”, razón que explica que los diferenciales estén tan bajos, y de ahí su postura con el crédito corporativo que, no obstante, separa del crédito del sector financiero, donde sí están haciendo una fuerte apuesta porque ven oportunidades, sobre todo en los bancos grandes y con fuertes balances, y tratando siempre de evitar el problema que supondría la exposición a emergentes.
Oportunidades en deuda pública
Pero, más allá del universo de la deuda corporativa, en la gestora también apuestan por deuda pública europea, evitando las rentabilidades negativas. Los expertos se decantan por deuda de países periféricos frente a los core y semicore (grupo este último entre el que incluyen a Irlanda tras un cambio en su clasificación) y por tramos de la curva cortos y largos, siguiendo una estrategia Barbell.
Así, apuestan por vencimientos de cinco años –los vencimientos más bajos tienen rentabilidades menores al 0,5% y las seguirán teniendo durante largo tiempo-, por un lado, y por otro, de más de 20 años, evitando especialmente el segmento de 7 a 15 años, que “podría verse afectado por la subida de tipos de la Fed”, según explica Yanick Loirat, responsable de mercados y gestor senior de Euro Sovereign & Aggregate Investments en BNP Paribas IP. Con todo, pronostica que el Bund alemán a 10 años podría acabar el año con yields del 0,5% y cree que en todo caso éstas oscilarán entre el 0,5% y el 1%.
Para obtener más retornos, opta por vencimientos de cinco años y superiores a 20, convencido de que los diferenciales volverán a los mínimos de 2015 –excepto en Grecia-, apoyados por el hecho de que los tipos en Europa se mantendrán en los actuales niveles al menos hasta 2017 o 2018. De hecho, las políticas del BCE son uno de sus motivos para el optimismo y Loirat considera que habrá un decoupling con respecto a la deuda pública estadounidense por esta razón. Máxime cuando confía en más medidas del BCE, que podrían concretarse en una extensión de los vencimientos de la deuda que está comprando, un aumento del límite de compra por emisor, mayor volumen de compras al mes y finalmente, una actuación sobre los tipos de los depósitos.
“Esperamos que el BCE siga con una política monetaria muy acomodaticia y destinada a impulsar el crédito, mantener la divisa baja y también los tipos”, dice Loirat, en un entorno económico de mayor fortaleza en Europa pero en el que continúan las tendencias desinflacionistas por el efecto de las materias primas. “El precio del petróleo seguirá bajo porque los productores de shale oil han aumentado la productividad y bajado el nivel de break even”, explica, algo clave para el nivel de tipos de interés. “Si no hay un fuerte repunte, la inflación seguirá en niveles bajos y también los tipos”, añade. Así, no ve ni deflación ni riesgo de inflación: la inflación a largo plazo en la Eurozona, dice, estará cerca del 1,5% más que del 2% en los próximos años.
Apuesta por España e Italia
El experto apuesta por la deuda periférica, pues espera mejoras de ratings a países como España e Italia. “No entenemos por qué no se lo mejoran más a España con estos niveles de crecimiento y reformas”, dice. También a favor, la oferta, que bajará: “España casi terminó sus emisiones de deuda en agosto”, recuerda. Y eso impedirá que suban los tipos.
¿Riesgo político?
Con respecto a temas como el riesgo político derivado de las elecciones en España, espera volatilidad en el mercado “pero limitada” y cree que habrá convergencia con otros mercados tras las elecciones. “La tendencia es realmente visible”, dice el experto, algo menos convencido sin embargo con las posiciones en Portugal, donde tiene poca exposición. “El mercado nos gusta por las reformas pero el diferencial es demasiado estrecho frente a otros mercados como España o Italia. Preferimos tener riesgo España en estos niveles de crecimiento económico mientras invertimos en el país luso no desde una perspectiva de comprar y mantener sino totalmente oportunista, y a veces cambiamos las posiciones hacia Italia o España”. Los expertos explican que prefieren la deuda a 30 años, más barata y con retornos del 3,5%, y se sienten cómodos a pesar del riesgo político.