Asia es fundamental para cumplir los objetivos del acuerdo climático de París, asegura BMO en un informe reciente. Sus emisiones de gases de efecto invernadero ya son más altas que las de cualquier otra región del mundo y siguen aumentando a medida que se amplía la necesidad de energía, tanto para facilitar su acceso a una población en aumento como para reflejar el papel de Asia como la potencia manufacturera del mundo.
El sistema energético sigue creciendo
Los países asiáticos aportaron el 60% del crecimiento del PIB mundial en 2017 y el 60% de la población mundial vive en la región. Con todo, “han estado poniéndose al día para proporcionar energía fiable y asequible a la creciente población, resultado de la expansión de la clase media”, señala la gestora.
A su juicio, equilibrar el crecimiento de la demanda con la necesidad de descarbonización es un reto. La AIE (Agencia Internacional de la Energía) estima que, para limitar el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados -como establece el Acuerdo de París-, el 90% del crecimiento de la demanda de energía en los países asiáticos en desarrollo tendría que ser cubierto por fuentes de energía bajas en carbono.
Aunque BMO ve señales positivas en Asia, como la duplicación de la capacidad de energía renovable entre 2013 y 2018, advierte de que el uso del petróleo y el carbón también siguió aumentando. Si esta tendencia continúa, la AIE espera que, en 2040, ambos sigan cubriendo casi el 50% del consumo de energía primaria de la región, lo que probablemente agote su «presupuesto de carbono» mucho antes de lo esperado.
Las políticas nacionales en materia de energía y cambio climático desempeñan un papel importante a la hora de modificar esta tendencia, ya que la mayor parte del mercado energético asiático en desarrollo sigue estando regulado por empresas estatales. Sin embargo, según la gestora, se espera que la mayoría de los compromisos que han asumido los principales países asiáticos en desarrollo sean incompatibles con el límite de calentamiento de 2 grados.
El compromiso de BMO
Dados los desafíos que probablemente afrontará el sector energético, la entidad viajó a China y Tailandia y se reunió con diez compañías mineras, de petróleo y gas, y de servicios públicos para fomentar una acción temprana sobre el cambio climático. “Varias empresas mostraron una buena conciencia de los problemas de la transición energética”, asegura.
En concreto, hace hincapié en que tanto PTT –la mayor empresa integrada de petróleo y gas de Tailandia- y CLP -una empresa de servicios públicos con sede en Hong Kong- hayan establecido planes de negocios claros para aprovechar las oportunidades. Esta última lanzó su Visión Climática 2050 en 2007, estableciendo sus objetivos de capacidad de energía renovable a medio plazo. Según BMO, esto la ayudó a convertirse en una de las primeras empresas asiáticas en establecer un objetivo de reducción para 2050.
Además de las oportunidades de transición energética, es importante entender cómo las empresas están reduciendo su impacto climático y su dependencia de los combustibles fósiles. “Nos sigue decepcionando el hecho de que un enfoque de gestión integral en este caso sea poco frecuente”, dice la gestora antes de destacar que, a excepción de CLP, Sinopec y PTT, las principales empresas energéticas no han revelado un objetivo de reducción de emisiones más allá de un horizonte de un año.
BMO cree que los consejos de administración y los equipos de gestión ejecutiva deben proporcionar claridad en su enfoque de transición a la economía de bajas emisiones de carbono. Aunque reconoce el desarrollo y el acceso a las necesidades energéticas y los datos económicos de las diferentes tecnologías, cree que con frecuencia se utilizan como justificación para no actuar. Con todo, sus expectativas mínimas para las empresas con altas emisiones en este sector son:
– Que establezcan un objetivo de reducción a medio plazo (2030) que al menos coincida con el compromiso de cada país con el Acuerdo de París.
– Que realicen un análisis de escenarios hasta 2050 para entender las trayectorias de las políticas y sus posibles impactos en la empresa.
– Que publiquen una hoja de ruta tecnológica adecuada para que la compañía alcance el objetivo de reducción.
– Que se centren en las oportunidades de bajas emisiones de carbono que ya son rentables en sus estrategias de crecimiento empresarial.
– Que hagan un lobby positivo sobre estas oportunidades de bajo carbono.
En su informe, BMO afirma que continuará sensibilizando sobre el objetivo de 2 grados y los riesgos inherentes de las estrategias empresariales que no son consistentes con un futuro mundo de cero carbono.